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CONMOCIÓN INDIGNACIÓN Y TRISTEZA DURANTE EL HOMENAJE PÓSTUMO DE COLOMBIA A ROSA ELVIRA CELY

Conmoción, tristeza e indignación fueron los sentimientos encontrados de los colombianos que rechazaron el crimen de que fue objeto Rosa Elvira Cely.

 


José Douglas Lasso Duque

Primicia

 

No existen palabras para describir la indignación de los colombianos que salieron a protestar por la agresión brutal que sufrió  Rosa Elvira Cely, quien fue asesinada por unos sicópatas, que deben pagar con todo el peso de la ley su salvaje comportamiento.

Niños, mujeres, hombres y hasta policías todos estuvieron rindiéndole un homenaje a   Rosa Elvira Cely.  “Los colombianos rechazamos la acción de estos depravados”, dijo una estudiante que tomó parte de la marcha

Con carteles la gente indignada reclama la pena de muerte contra los sicopatas que ultraron y le quitaron la vida a Rosa Elvira Cely

 

¡ni una más! Gritaban con el alma los manifestantes que recorrieron varios sectores de Bogotá para llegar al Parque Nacional y llegar hasta el sitio donde fue agredida una mujer colombiana que simboliza un país ultrajado.

“Los colombianos estamos cansados de la violencia, contra las mujeres, contra los niños, lo que le sucedió a Rosa Elvira no debe quedar en el olvido, nosotros no podemos bajar la guardia, ningún colombiano puede aceptar este tipo de hechos, las mujeres de Bogotá, de Cali, de barranquilla mejor dicho de todas pares de Colombia estamos de luto, repito las mujeres nos estamos de luto no es justo lo que está pasando”, dijo María Guerrero, vecina de Rosa Elvira.

Hombres, mujeres y niños acudieron al sitio donde fue violada y asesinada Rosa Elvira Cely, para rendirle un homenaje póstumo.

La gente de la indignación exigieron el Estado  pena de muerte para violadores de mujeres y niños.”Esos criminales  deben ser condenados a la muerte por el ultraje, humillación y muerto de Rosa Elvira que fue como si nos lo hicieran a todos los colombianos”, expresó un vendedor ambulante.

 Los niños no comprenden que seres humanos actúen como fieras salvajes

El alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, calificó de «macho sin cerebro» al agresor de Rosa Elvira y dijo que es urgente trabajar en tres frentes «prevención, protección y seguridad para la mujer».

 Indignación 

El mundo no sale del asombro de la presencia entre la humanidad de sujetos que puedan hacer daños irreparables, tal como sucedió con la humilde vendedora de minutos para celular, Rosa Elvira Cely, quien fue brutalmente asesinada luego de ser violada y blanco  de los peores vejámenes por parte de sicópatas.

No hay derecho a que la humanidad pueda tener individuos enfermos, sin ninguna clase de sentimientos; y que solamente estén actuando con maldad, para hacer daño sin consideración alguna.

El caso que pasó en Bogotá, desafortunadamente se repite en varias partes del país, donde ya es costumbre conocer los peores crímenes que nos hacen sentir repudio por lacras  capaces de actuar en muchos casos peor que las fieras salvajes.

La demostración de solidaridad con las víctimas es una clara demostración de que en Colombia estamos hastiados de tanta violencia, especialmente contra las mujeres y los niños. No hay derecho a que se sigan registrando  esta clase de hechos en un  país que se dice civilizado.

«¡Ni una más!». Así gritaban con el alma los manifestantes que protestaban ayer por la muerte violenta de Rosa Elvira Cely. Niños, jóvenes, mujeres, hombres y hasta la propiaPolicía, que se sumó al rechazo de los colombianos, se manifestaron contra la violencia que está alcanzando acciones inimaginables.

Es hora de castigar con todo el peso de la ley a los responsables de estos monstruosos hechos, que nos hacen quedar como un país salvaje, en el ámbito internacional.

El alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, fue uno de los pocos funcionarios estatales que se pronunció firmemente, y calificó de «macho sin cerebro» al agresor de Rosa Elvira; y dijo que es urgente trabajar en tres frentes: prevención, protección y seguridad para las mujeres.

 

Estos hechos nos producen a los colombianos indignación, porque seguramente se  repetirán, mientras las autoridades no tomen medidas preventivas a través de programas de educación y de salud, como consecuencia del robo descarado de los recursos económicos del Estado por unos cuantos criminales que tienen tanta o mayor responsabilidad que los propios asesinos de Rosa Elvira Cely.

 

Necesitamos que Colombia salga del «hueco negro» de la violencia. Queremos la paz, y la paz debe llegar con un esfuerzo conjunto de todos los habitantes de nuestro territorio.

 

Indignación y repudio por estos vergonzosos hechos,  paz para el alma  de Rosa Elvira Cely, y que nunca más ninguna mujer o un niño sean violentados, como todos los días sucede en un país donde la indignación es total.