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COATÍ EN EXTINCIÓN

Coati_1El coatí de montaña, a veces ha sido confundido con otras especies. Podría, de no cuidarse, desparecer en el transcurso de 10 a 20 años.

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Gerney Ríos González

Titulado en Liderazgo Ambiental por la Unión Europea

Especial para Primicia

 

Contaba el periodista, poeta y caricaturista Antonio Valencia Salazar que en su niñez y pubertad acompañó a cazadores entre los cuales su padre, en las montañas del Quindío, aproximaciones de Filandia, Circasia y Salento, regiones en las cuales abundaba la “gagua”, el guatín o “patecera”, la danta, tan parecida a una res.

Esos cazadores de ayer, o mejor “predadores” exterminaron no pocas especies animales contadas entre ellos el armadillo o “gurre” que abundaron en tierras montañosas del Tolima. Otra de las víctimas del campesino de esos días, lo fue la especie que ellos llamaban “cusumbo”; ignoraban que era el coatí nombre científico de este singular omnívoro “nasuella olivácea”, arisco, escurridizo, habitante de  páramos y que solo ahora despierta el interés de investigadores extranjeros y nacionales, pues se  le considera luego de su redescubrimiento, una especie en vía de extinción.

El poeta Valencia Salazar  relata que el coatí o “cusumbo” se ponía bocarriba cuando era alcanzado por la jauría y más de un can pereció degollado por sus agudos colmillos; es de la familia de los ursídeos y que en el lenguaje popular también se llama cucuche, cusumbo, tejón, pizote, guache, soncho y zorro

Tres o cuatro ejemplares cazados, iban a la olla campesina y el cuero de hermoso pelambre gris rojizo y blanco era utilizado en la confección de prendas para guardar objetos personales y gorros, cuya cola colgaba sobre la espalda del labriego. La matanza de coatíes fue inmisericorde en esas correrías por los páramos y selvas que se prolongaban hasta por tres días. De la danta o tapir se cocinaba su gustosa carne o se asaba en improvisados fogones en la montaña. El coatí es un pequeño mamífero carnicero americano.

Ahora se sabe del bioparque La Reserva, Cota Cundinamarca, donde son estudiados y conservados en una simulación de su hábitat, seis ejemplares de coatí, tal vez los únicos en cautiverio.

Dominiq Wormell, es un científico vinculado a Durrell Wildlife Conservation Trust, Reino Unido (DWCT) institución que se ha interesado en la vida del coatí, ahora que se supo de su presencia todavía en Colombia y que se protege particular y oficialmente.

Se sabe que el coatí o “cusumbo” presta un gran servicio a la biodiversidad, pues en sus recorridos por bosques y páramos andinos, riega semillas de plantas que se reproducen de esta manera, nutriendo los ecosistemas que producen agua en abundancia y que llegan a los humanos campesinos y citadinos. Las primeras indagaciones o estudios sobre este singular animalejo, cuyos hábitats han sido bosques y páramos en Caldas, Tolima, Antioquia y Quindío, han partido de cráneos, pelambres y tejidos que  reposan en algunos museos de historia natural del país.

El coatí de montaña, a veces ha sido confundido con otras especies. Podría, de no cuidarse, desparecer en el transcurso de 10 a 20 años. No es comercial, según los expertos. Al respecto, Wormell de DWCT que lo visitó en La Reserva dice: son irremplazables; hemos valorado que el coatí hace un aporte inusual para la protección del páramo, un ecosistema vital para Colombia. Es un ser único que cumple funciones especificas a favor  de nuestra estabilidad como humanos”.

Nevados el Tolima, Santa Isabel, Ruíz, Cisne en el Parque de la Cordillera Central, son beneficiados por la actividad del coatí, del cual ignorábamos casi todo. De aquí que el campesino predador de ayer, pueda estar arrepentido de sus jornadas de caza y el exterminio de tan valiosa especie.

coati-con-personaEn el bioparque La Reserva, Cota Cundinamarca, son estudiados y conservados en una simulación de su hábitat, seis ejemplares de coatí, tal vez los únicos en cautiverio.