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‘HABEMUS PAPAM’: PROBLEMAS INTERNOS Y EXTERNOS AFRONTA LA IGLESÍA

Editorial

 

 

‘Habemus papam’

Todo se encuentra dispuesto para elegir al nuevo papa, en reemplazo de Joseph Ratzinger. Los cardenales se encuentran reunidos, y pronto habrá ‘humo blanco’.

 

La elección se desarrolla en un momento en que la Iglesia atraviesa por una serie de problemas internos y externos. Los casos de abusos sexuales sobre menores de edad le han costado ya a la Iglesia católica, a nivel internacional, más de 2.000 millones de dólares. Todos los días se destapan más casos sobre clérigos pederastas.

 

Los estudiosos de este tema indican que solamente en EE. UU. se estima que fueron unas 100.000 víctimas, a las que hay que sumar los cientos de otras víctimas de los casos denunciados en Irlanda, Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Brasil, Colombia, Ecuador, Canadá, Chile, India, Holanda, Filipinas y Suiza, entre otros países.

 

Fuera de la gravedad, dentro de la Iglesia católica surge el problema económico alrededor de una investigación por supuesto lavado de dinero del Banco Vaticano. Nadie sabe a ciencia cierta cuánto gasta la Iglesia católica a escala mundial, pero la revista inglesa The Economist publicó una investigación que calculaba en más de US$170.000 millones las erogaciones globales de 2010.

 

Nadie da razón de los gastos «reservados» durante un cuarto de siglo. Las cuentas en su mayor parte son secretas, y se rumora un desfalco multimillonario en los bienes de la Iglesia católica.

 

La revista inglesa The Economist asegura también que en su portafolio de inversiones financieras la iglesia supera US$2.600 millones de dólares. En Italia sus intereses se extienden por el sistema bancario, aerolíneas, inmuebles, empresas públicas y hasta cinematografía. Expertos han calificado la estructura financiera de la Iglesia católica como «caótica» y «opaca».

 

Esta crisis moral que se vive en la actualidad no solamente es en El Vaticano. La situación se extiende a países como Colombia, donde diariamente se conocen casos de clérigos pederastas. Algunos sacerdotes han sido judicializados, y muy pocos se encuentran pagando sus delitos en las cárceles.

 

Sin embargo, a la Iglesia le ha faltado una posición clara para condenar los hechos internos y externos que afectan a los «representantes de Dios en la Tierra», y en muchas ocasiones han preferido ocultar las dificultades y los delitos con un silencio cómplice.

 

Es bueno para los católicos que sus guías espirituales sean claros, transparentes y, sobre todo, reconocieran los errores y delitos para lograr el perdón de Dios y de las víctimas, especialmente los niños.

 

Ojalá los cardenales de los diferentes países del mundo acierten en la nueva elección papal, y que en la cúpula de la Iglesia católica se pueda hacer una especie de autocrítica que permita acabar con los abusos y los delitos que cometen quienes orientan a los creyentes en Dios.

 

Los orientadores de la Iglesia universal, desde Roma hasta Colombia, deben tener un manejo sin tacha alguna, y seguir las enseñanzas de la Biblia, donde el pecado es rechazado y castigado.

 

En consecuencia, todo está dispuesto para que más de 2.000 millones de creyentes del catolicismo escuchemos las palabras: ‘Habemus papam’, que significan: «Os anuncio una gran alegría: tenemos papa, el eminentísimo y reverendísimo señor (…) el cardenal de la santa Iglesia Romana, que ha tomado como nombre (…).

 

Que Dios ilumine a los miembros del Colegio Cardenalicio, y que cesen los escándalos dentro y fuera de esa religión universal.