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MIGREMOS

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Por: Robert Garzón – (http://trascendiendounaterapiadeamor.blogspot.com/)

Viendo esta magnífica fotografía que me tope en la mañana en la página de NATIONAL GEOGRAPHIC, se me antojo escribir este artículo. Allí se ve como grandes rebaños de ñus migran cada año a regiones donde encuentran mejores condiciones de alimento y de vida en las llanuras del Serengueti en el África en Tanzania, recorren grandes distancias y es un ciclo donde su objetivo es la búsqueda de pastos mejores. Muy interesante. Son animales. Los seres humanos también somos animales, aparentemente evolucionados y con unas capacidades que nos ubicarían en la cúspide de las especies de este planeta. Aparentemente, insisto.

Migración se entiende como el desplazamiento de especies de un sitio a otro, ya sean humanas o animales; hallándose dos componentes que son la emigración y la inmigración, la primera habla desde la perspectiva del sitio de donde salen los que viajan y la segunda se refiere al sitio que recibe a animales o personas de otro lugar. Es decir, yo emigro de acá hasta otro sitio o yo en mi sitio recibo inmigrantes de otro lugar.

Una especie como la nuestra se ha sumido en un estado de quietud y de retroceso traído por la cotidianidad, el desamor y el apego a las cosas; es claro que estas conductas la están conduciendo al caos, al olvido, a la angustia, a la enfermedad y a la desesperación. Miremos al lado, miremos los noticieros y el periódico, vayamos en el transporte masivo de transporte, conduzcamos en un eterno trancón ¿que nos encontramos?

La quietud en las cosas, en algunas circunstancias trae estados de despertar, de conexión con instancias superiores de la conciencia, de oración y de otras situaciones que conmueven el espíritu y elevan las sensibilidades. Esa quietud es valiosísima para la creación, para el arte y para el despertar de los sentidos. La meditación, la oración, la introspección son cubiertos por estados de quietud y de sosiego. Ahí el reposo y el reencuentro consigo mismo en su esencia mas intima es del todo positivo.

meditacion

Migremos a nuevas actitudes, nuevas formas de actuar y de vivir la vida, nuevas intensiones sobre la participación en la tarea como habitantes de este planeta, migremos a nuevas formas de colaboración y solidaridad, migremos a nuevas formas de ver y de actuar frente a las condiciones que nos impone la responsabilidad de ser flexibles frente a las formas de pensar y de actuar.

Nuestro cerebro como un músculo cualquiera que se entrena y se dispone a actuar de una u otra manera, de acuerdo con las costumbres y los hábitos adquiridos y aprendidos a lo largo de la vida, si no somos flexibles frente a como lo usamos, sencillamente se atrofiará y perderá conexiones sinópticas, que lo ayudan a desarrollarse; sencillamente todo aquello que no se usa se atrofia.

Nos acostumbramos a actuar de manera airada, descortés, carentes de solidaridad y de ayuda al otro; se crean formas de actuar alrededor de nuestros hábitos y luego volver atrás es realmente complejo y muy difícil. Mi maestro Armando Martí habla de algo muy interesante que él llama desaprender lo aprendido. Desde pequeños comenzamos una labor de aprendizaje y de domesticación desde el seno del hogar, pasando luego por la familia, la sociedad y en última instancia por la cultura, desde chicos aprendemos cantidad de situaciones, de costumbres, de formas de hablar, de formas de comer, de formas de comportarse, de formas de aprender, de formas de ver y conducirse por la vida, tan es así que los hijos aprenden a hablar como sus padres, adquieren los mismos gestos; es clara la influencia de su clan como un molde repetitivo y sistemático.

Todo aquello que se aprende, afecta directamente al cerebro, al cuerpo y a la misma química del organismo. Es inevitable. Lastimosamente gran parte de esas costumbres (no todas) o de esos aprendizajes están impregnados de las costumbres familiares y de la sociedad en la cual nacimos, todas ellas hoy por hoy o la gran mayoría, están viciadas y permeadas profundamente de vicios y grandes complejos. El ser humano experimenta hoy una paradoja, donde en apariencia hemos evolucionado como especie, donde creemos que los grandes logros en tecnología, ciencia, comunicaciones, etc., nos permitirían definir que hemos crecido y que somos una especie evolucionada, más grande y mejor.

No creo que sea así, desde mi perspectiva esos grandes avances han creado a un ser humano distante de verdades esenciales y de grandes verdades que tienen que ver con lo espiritual, con el desarrollo del ser humano como especie rectora, por decirlo de alguna manera, de este planeta. Entendiendo que la misión del ser humano como cúspide en la creación, es la de procurarse para sí y para todo el planeta una instancia de paz, amor y de valores que permitan una evolución consciente de toda la vida en este planeta, partiendo de la coexistencia con sus congéneres y con todas las formas de vida con las cuales compartimos esta nave en la que viajamos en el universo.

Se supone que el ser humano en su condición de ser una especie que piensa y que ese pensamiento la hace inteligente, la conduciría, nada mas por ese hecho, a ser la que dirige su destino a una posición de crecimiento y siendo una cápsula pequeña (desde la perspectiva del universo) que lleva la semilla de vida a través de la infinidad del cosmos, como algo sagrado, y buscando su protección, con recelo, como custodia de algo valioso, de un gran tesoro y con un magnifico propósito. Pero, no es así, nos hemos convertido en una especie mezquina, suicida, ciega ante su gran responsabilidad.

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El ser humano se ha convertido en una especie depredadora e inconsciente de su inmensa responsabilidad, estamos ad portas de grandes catástrofes, de hecho ya están pasando en todo el planeta. Cada vez existen menos espacio útil para vivir con tranquilidad, la explosión demográfica es inevitable, la rapiña vivida por un espacio, donde el más fuerte es el que prevalece y sobrevive; la producción de alimentos se ve amenazada por los cambios en el clima cada vez mas rudos e impredecibles; las semillas ya no son de la humanidad si no de unas empresas que han logrado hacerse sus dueñas, ¿ah, a quién le cabe en la cabeza eso? ¡Eso es realmente atroz!, ¿cómo puede llegarse a esas instancias? Donde un campesino no puede sembrar sus propias semillas si no que debe comprar una u otra semilla “certificada” si no hace es sensible de incurrir en un delito ¡por Dios!, es una realidad cruel. Ya no hablamos de aire contaminado, de aire con partículas que lo contaminan, no, ya hablamos que respiramos aire contaminado con algunas partículas de oxigeno.

¡Horrible! El agua ya no es de la humanidad; el agua, también, es de empresas que se han adueñado de los manantiales, de los paramos, etc. ¿Saben cual es una de las causas de la guerra interminable en los montes del Golán en oriente medio? pues la disputa por fuentes de agua, de allí Israel obtiene el 15% de su agua. Ese es solo un caso. El armamentismo rampante e hipócrita de las grandes potencias, donde en escenarios como la ONU hablan de buscar la paz en las distintas latitudes del planeta, rasgándose las vestiduras y sosteniendo posiciones hipócritas, por un lado llaman a la reconciliación pero por el otro están apoyando a una fuerza u otra, países fabricantes de armar, que venden sofisticados armamentos en muchas ocasiones a ambos bandos en disputa.

¡Da asco! Las grandes enfermedades que cada día nacen, de cómo los laboratorios se han convertido en mafias que crean toda suerte de “medicamentos” que no sirven más que para volver “adictos” a cada enfermo porque no sirven para nada, solo sirven para crear una dependencia que no dista mucho de la ocasionada por sustancias psicotrópicas, a la postre es la misma, las medicinas de hoy no curan, ninguna en absoluto, solo dan una esperanza falaz y eterna de curación.

Los modelos de educación tradicionales no son más que instrumentos para perpetuar a la humanidad en unos estados de somnolencia absurda e inmersa en la falta de modelos que apoyen la investigación y el desarrollo de metodologías que conviertan al hombre en protagonista y destino de su mismo rescate, la gran mayoría de modelos de educación son inicuos donde se les inyecta a los estudiantes un mar de conocimientos con un milímetro de profundidad; en países subdesarrollados como el nuestro, el presupuesto destinado es absolutamente absurdo, es irrisorio y además de ello los estamentos públicos permeados de corrupción se lo roban de manera descarada; siempre lo he dicho y lo sigo sosteniendo, para las elites del poder les es favorable tener al grueso del pueblo bruto, ignorante y carente de educación, así se perpetua su dominación como clase servil y con una conciencia dopada.

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No es nada optimista el escenario que expongo, es la verdad, pero es una realidad que no se puede tapar con una mano. Lastimosamente cuando existe prosperidad (aparente), cuando se tiene un trabajo estable, cuando se encuentra en un estado de reposo, se distensiones los sentidos y se cae en una somnolencia colectiva, nos olvidamos de mirar hacia los lados y de ser proactivos mas allá de una aparente tranquilidad económica; hasta cuando los momentos de angustia, de escasez, de enfermedad o cualquier instante de dificultad llega a nuestras vidas y trastorna esa aparente tranquilidad, es cuando despertamos de ese letargo artificial en que nos sumimos o al que el sistema nos empuja. No esperemos a que situaciones de intranquilidad nos lleguen. Migremos a nuevas formas y maneras de pensar y de actuar en solidaridad con toda mi especie y además con las demás formas de vida con las que coexistimos. Es una gran responsabilidad la que todos tenemos. Migremos a malear nuestra forma de actuar, de dominar los intereses particulares y dominados por las competencias del ego. Migremos a la creación de nuevas ideas que permitan protegernos como uno solo, de crear vehículos de solidaridad mas allá de nuestro núcleo inmediato, comprendiendo que a la postre somos uno solo como especie y que si nuestra gran casa se deteriora, sencillamente ponemos en riesgo la vida en nuestro planeta.

¿Qué le puede esperar a nuestros hijos y a las generaciones venideras? ¿Cómo nos imaginaran en unos años y que gran peso cuando nos señalen como los responsables de la hecatombe mundial de ese entonces? En serio, es verdad esto y, no corresponde a escenas de una película de fin del milenio. No. es una verdad única y la tenemos acá y ahora.

Llevamos 14 años de este milenio y acá les hago un resumen pequeño de algunas situaciones que han pasado. En 2001, cualquiera que haya sido la causa, ocurrió el ataque terrorista de las torres gemelas, ese evento cambio de tajo cantidad de costumbres y de situaciones en la cultura no solo occidental y de los Estados Unidos si no del mundo entero. En 2004 el huracán Katrina, afecto la costa en el golfo de México en el sur de los estados Unidos siendo una de las más terribles tragedias sufridas por esa nación, pero, además de las situaciones anexas al desastre natural, ver como las autoridades de los estados unidos casi que se hicieron los de la vista gorda y las reacciones para ayudar a los damnificados fueron tardías e ineficientes, de hecho el gobierno de la época fue duramente criticado, ¿por qué se desatendió ese desastre? ¿Tal vez por ser territorio de mucha población negra y una región muy pobre? Que hubiera pasado si un desastre parecido hubiera tenido suceso en la gran manzana o en los Ángeles u otra ciudad de mayor importancia.

Otro desastre, el Tsunami en Asia, ocasionado por el terremoto del océano Indico en el año 2004, ¿cuántas vidas se perdieron en aquella oportunidad? Apocalíptico para los que vivieron esas situaciones, debieron ser esos momentos terribles. ¿Que pasado con el mar Aral en Asia? Esta prácticamente seco, un área que alcanzo en los años 60 a ser de 65.000 Km2 y ser el cuarto lago más grande del planeta, ¿se pueden imaginar eso? Que un mar en su totalidad se seque, ¡por Dios!, para que se hagan una idea, el mar Aral tendría vez y media el área de Suiza; el hombre en su afán desmedido y en su miopía torpe desvió algunos ríos que lo alimentaban para promover la agricultura en algunas regiones; resulto un mal atroz.

Más cerca nuestro, en Colombia hace unos 3 años hubo una situación de grandes tragedias causadas por el invierno, hubo carreteras destruidas, avalanchas incontables en todo el país, grandes cantidades de terrenos inundados, cosechas enteras destruidas, ciudades sitiadas por el agua, eso en cuanto a la tragedia causada por el clima, pero que dicen de lo indexado a ello, el gobierno anunciando destinación de cientos de millones de dólares para ayudar y corregir ese problema, se han preguntado ¿Qué paso con esos recursos? ¿Cuántas de esas obras anunciadas fueron realmente ejecutadas?, se fue el agua y con ella se arrastro todas esa platica… Lo que sucede es que tenemos muy mala memoria. Hay un fenómeno y es que cuando al cerebro de manera constante, uniforme y sistemática se le repite algo, una acción, una frase, una palabra una situación, al poco tiempo se acostumbra y las reacciones ante esos hechos no son las mismas que cuando ocurrió por primera vez; pues bueno, es lo que sucede con el bombardeo diario de noticias terribles, sencillamente nos acostumbramos a eso, ya ni frío ni calor nos da con ello; nos acostumbramos o nos hicieron acostumbrar a vivir en medio de esa terrible realidad.

Gesar

Todas estas realidades están acá hoy en día, acá y ahora, inevitables y consistentes. Pero aun así eso puede comenzar a cambiar, esa realidad puede a ser distinta y poco a poco más amable. Migremos a nuevas formas de pensamiento, de sentimiento, de percepción y de sensibilidad frente al otro, a mi hermano de especie y a mi compañero de viaje en este modulo espacial que llamamos tierra.

Migremos a nuevas formas de educación, con base en el ejemplo y con la responsabilidad de ser
de bondad y de amor con nuestro Dios.

Migremos a distinguir la verdadera importancia de compartir, cooperar, solidarizar y de desprenderse del pronombre personal de primera persona del singular: YO.

Migremos a olvidarnos como individuos y comencemos a mirarnos como especie.

Migremos a trabajar en descubrir la misión que traemos impresa en nuestros genes y que lastimosamente a la gran mayoría de personas se nos devela al final de los años tras mucho tiempo de luchas y tristezas, esa misión divina viene en impronta en nuestro ser desde nuestra concepción y heredada generación tras generación. Está ahí, siempre, desde el origen divino de nuestra especie, pero cada vez más enterrada en nuestra carne humana y con su esencia contaminada.

Migremos a nuevos estados de conciencia y abortemos ese estado donde ya la misión no es la de crecer como especie si no, tristemente, la de de sobrevivir.

Migremos al despertar de los sentidos dirigidos a descubrir la verdad en la naturaleza verde y en la belleza del arte, de la música, de las letras de todas esas expresiones que nos roban suspiros y nos despiertan la sensibilidad.

Migremos a rescatarnos como seres pensantes e inteligentes en donde mi prioridad sea la prioridad de todos y mi ego sea nada mas un breve espacio entre yo y los demás, entre un acercamiento desinteresado hacia el otro y solo con la idea de compartir.

Migremos a una acción real y consistente de rescatarnos del caos y la tristeza, la solución no está en un tercero, en un gran templo, en un gran libro de autoayuda, en un seudoguro. No. La solución esta más cerca de lo que creemos, la solución no está lejos, ni nunca se ha ido. Eso es lo más curioso, la solución está dentro de cada uno, en el fondo de su corazón, en el fondo de la fibra más sensible de cada uno. Ahí está la solución. Alguna escritura dice que alguien nos hizo a “su imagen y semejanza” ¿se dan cuenta de eso tan maravilloso? Piénsenlo. Migremos en busca de nuevos pastos, de nuevo verde, de nueva agua… para preservar nuestra especie.