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NOTA EDITORIAL: ¡GENOCIDIO DE NIÑOS!

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¡GENOCIDIO DE NIÑOS!

El mundo contempla las dantescas imágenes de niños masacrados por el Ejército de Israel, y la mayoría del país guarda un silencio cómplice con  ese holocausto, que se desarrolla en Palestina. Es simple y cruel un plan para acabar con todo un pueblo, al empezarse por sus niños.

Es increíble que en la Tierra sucedan  esos  acontecimientos horríficos, que demuestran cómo  se han extraviado todos los valores, y solamente surge una crueldad propia de las fieras y de mentes perversas. Acabar, a través de un holocausto, con los niños con el propósito de exterminar al pueblo palestino es un plan demencial y sanguinario de extrema bajeza.

Repugna que en pleno siglo XXI se registren acontecimientos nefastos como ese. Más repugnante es aún que los Estados Unidos sigan suministrando armas y dinero a los israelitas, en su tarea macabra de acabar con el pueblo, que, de manera amable,  acogió a los israelitas en sus tierras después de ser rechazados por varias civilizaciones.

La Organización de Naciones Unidas ─ONU─, a pesar de sus llamados pacificadores, no recibe el apoyo de las potencias mundiales aliadas de Israel, que permiten ese genocidio contra los niños, mujeres y hombres. La intención es acabar de una vez por todas con el pueblo, con el silencio cómplice de buena parte de los países del mundo.

En una civilización justa, Israel debería ser controlado por las fuerzas de la ONU y ser juzgado por la Justicia internacional como responsable de delitos de lesa humanidad.

Los dementes agresores atacan sin consideración alguna las humildes viviendas, las escuelas y los hospitales, supuestamente protegidos por la ONU; esos actos aterradores,  en Derecho Internacional, son crímenes de lesa humanidad.

¿Dónde está la responsabilidad internacional en esa flagrante violación de los derechos humanos? ¿Por qué no se han tomado medidas contra Israel? ¿Será que el respaldo de los Estados Unidos pesa más que la paz del mundo? ¿Dónde está el resto del mundo para proteger a unos indefensos niños, víctimas de una mentalidad enferma de guerra como la desarrollada por Israel?

Colombia, como siempre, pasa «de agache» frente a esa crítica situación mundial, para no desatar la ira de sus «aliados»: Estados Unidos e Israel.

Los defensores de los derechos humanos en el mundo deben hacer oír su voz de protesta, para evitar que se consume el diabólico plan de acabar con los niños en un primer paso para exterminar al pueblo palestino.

Los miles de niños masacrados por las poderosas bombas nunca deben olvidarse, y desde ahora los pueblos civilizados del mundo deben exigir ante la Justicia internacional una investigación a fondo, que permita una condena ejemplar contra los genocidas.

Basta de esa pasividad de la humanidad, que se limita a ver las dantescas imágenes por los medios de comunicación como una entretención más.

Los niños son el futuro de la humanidad.