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NOTA EDITORIAL: OPORTUNIDAD

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OPORTUNIDAD

Víctor Hugo Lucero Montenegro

Primicia

La crisis que vive Bogotá puede ser superada, por supuesto que sí. Se puede lograr el desarrollo después de un atraso que por 10 años ha vivido la capital de la República, por la inexperiencia y los malos manejos de la llamada «izquierda institucional».

Llegó la hora de superar la crisis que se registra en todos los sectores como consecuencia de que los gobernantes se encerraron en una burbuja, donde solamente escuchaban a sus inmediatos y sumisos colaboradores, y desconocían  totalmente el clamor ciudadano.

Bogotá, por donde se la mire, tiene fallas en materia de administración pública e inseguridad, entre otros temas que se desconocían como consecuencia de los permanentes informes maquillados para favorecer algunos intereses.

Hoy, el alcalde encargado, Rafael Pardo, después de conocer la realidad, ha dicho a sus allegados que Bogotá «tocó fondo».

Es por ello que no solamente los gobernantes que ya están y los que lleguen deben adelantar una tarea de «arreglo», sino hacer partícipe a toda la comunidad para superar esa crisis que nos estacionó en el siglo XX.

La movilidad ha ocasionado que buena parte de la ciudadanía sufra problemas psicológicos ante la desesperación por el caos que se  registra.

El servicio público de Transmilenio colapsó  y los únicos que no se han dado cuenta son los flamantes directivos, que tienen sus intereses en la ganadería y otra clase de negocios.

Ojalá las medidas anunciadas por el  alcalde encargado sean puestas en marcha de inmediato, que no espere a que la gente siga desesperándose por el desgreño administrativo reinante.

El Gobierno nacional también tiene la oportunidad de reivindicarse con Bogotá, que espera obras y desarrollo que permitan mejorar el nivel de vida de los bogotanos. Sería un error craso «pescar en río revuelto» para sacar una partida en la campaña política de reelección.

Bogotá está a disposición de todos, y ha sido la ciudad que ha permitido la superación de muchos colombianos en los distintos campos, pero la dirigencia hasta ahora solamente se ha servido de ella y se ha negado a prestarle un servicio desinteresado.

Como consecuencia de esta crisis lamentable llegó la oportunidad de buscar nuevos cambios y nuevos hechos que permitan que reine la decencia.