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Amor por los animales: 269 VIDA

marcado 0Dos jóvenes calentaron el hierro con un soplete, los muchachos, como presas, estaban en la esquina, amarrados de pies y manos con cadenas y con nada más puesto que la ropa interior por pudor público. Se escuchó el grito, y el público quedó en silencio. Foto Primicia- Tatiana Lezama.

Jóvenes, entre 18 y 26 años Intentaba liberarse, lo doblegaron y, en un segundo, sobre su pecho estaba el hierro al rojo vivo y quedó marcado con el ‘269’

Tatiana Lezama

EXCLUSIVO

Primicia Diario

Cuando el amor por los animales no tiene límites, se realizan demostraciones públicas, como la de  diferentes animalistas y veganos, un acto sin precedentes en el país sobre la protesta por el maltrato a los animales.

Quince jóvenes, entre 18 y 26 años, se dieron cita en la esquina de la iglesia de San Francisco, por la carrera 7  con avenida Jiménez, centro de Bogotá, para mostrarles a transeúntes y curiosos que campañas internacionales en defensa de los animales también se realizan en Colombia.

«Ellos sienten y nosotros también, debemos comprender que ninguna especie está para ser nuestra esclava. Que ellos no hablen nuestro idioma, que no oigamos eso, no significa que podemos hacer con los animales lo que queramos. Ellos sufren, son torturados, asesinados, dañados, encerrados, mutilados y demás vejámenes que a diario les infligen. Nadie hace nada, se los comen, los usan, nosotros decimos BASTA, por eso estamos aquí», relató Andrea, una de las activistas que pidió omitir su apellido, momentos antes de salir a escena.

La campaña 269life o, en español, 269vida, y el evento que se realiza mundialmente, viene desde Tel Aviv, Israel, donde tres activistas se marcaron sobre la piel el número 269 con un hierro caliente, en la vía pública, el 12 de octubre del 2012. La intención del acto es centrar la atención en la explotación de los animales ‘no humanos’, y el entendimiento de la necesidad de su liberación.

El número 269, que viene de un ternero en una granja lechera de Israel, fue elegido al azar entre miles de toros y otros animales. Él y su número se han convertido en el símbolo de todo este movimiento homónimo, cuyo objetivo es reconectar a los humanos con las demás especies.

Luego de que se ubicaron en sus sitios, y abrieron con un discurso antiespecista, los espectadores aglomerados en el borde de un corral hecho con alambre y palos, empezaron a rumorar lo que creían que sucedería, se les pidió discreción por los niños presentes y empezó el acto.

«La vaca bebé será inmortalizada por siempre en nuestros cuerpos. Esperamos que de alguna manera este mensaje de solidaridad traiga una nueva forma de mirar a los animales no humanos. Ningún animal debe ser esclavizado para satisfacer las necesidades egoístas y los deseos caprichosos de los seres humanos, y es por ello que hemos decidido implementar el mismo método de la industria y la sociedad, objetivar al humano por medio simbólico para transmitir nuestra idea», leyó Alejandra, una de las jóvenes presentes como organizadoras del acto, mientras la gente se acercaba a ver qué sucedía.

Dos jóvenes calentaron el hierro con un soplete, los actores, como presas, estaban en la esquina, amarrados de pies y manos con cadenas y con nada más puesto que la ropa interior por pudor público. Se escuchó el grito, y el público quedó en silencio.

«¡TRÁIGANLO!», y la multitud apretó las mandíbulas. Atónitos ante el acto, dos jóvenes vestidos de carniceros tomaron de los brazos a un muchacho de contextura delgada. Camilo Quintana, el primero en ser marcado, opuso algo de resistencia como cualquier animal lo haría. Intentaba liberarse, lo doblegaron y, en un segundo, sobre su pecho estaba el hierro al rojo vivo y quedó marcado con el ‘269’. Camilo intentó resistir las lágrimas, mientras fue arrojado a una esquina sin poder decir nada.

Entre la multitud, un niño le preguntó a su papá si ha sido cierto lo que ha visto, pero no obtiene respuesta. Pasa un momento y el soplete vuelve al hierro, mientras el olor del pelo y la piel humana quemados es insoportable. El segundo grito se oye, y la multitud da un paso atrás y otro adelante. El morbo reina en el ambiente, y ahora es el turno de una chica.

Andrea intentó oponer resistencia (fingida), pero también fue doblegada y marcada en cuestión de segundos, y aventada contra Camilo. El olor revolvía el estómago y el acto aún más. Siguieron los otros dos jóvenes y luego la liberación ‘animal’ por parte de los activistas, representados como encapuchados y vestidos completamente de negro, que sacaron a las personas del corral, lo destruyeron y dejaron su insignia ahí como precedente de la acción directa que se había llevado a cabo.

«La idea de esto es que la gente tome conciencia de lo que les hacen a los animales, que se lleven eso a la casa; y puede ser que no cambien de un momento a otro, pero algo les queda, y puede ser que ayuden después. Esto los impacta y  queda en la mente», opinó Sebastián Ospina, uno de los activistas, al ser consultado sobre el porqué del performance.

Una vez concluido el acto,  los jóvenes, vestidos, y adoloridos, repartieron volantes con la información de la campaña; se dejaron tomar fotos y dieron un par de entrevistas. Los transeúntes, algunos asqueados, y otros, conmovidos, se alejaron del sitio. Pocos recibieron la información impresa al ver que terminó el morbo y que la cuestión era muy seria. Los jóvenes, luego de un momento, recogieron las cosas y se fueron. Como empezó, todo terminó.

El evento 269vida, que se realizó en Bogotá, fue el primero, y se pudo llevar a cabo mediante el uso de redes sociales y el «voz a voz». El veganismo, los movimientos de liberación animal, animalistas, rescatistas e incluso vegetarianos, tuvieron la cita más escalofriante de sus vidas, pero muchos asistieron por su compromiso con la vida animal.

marcado8Cuando llegaron los jóvenes fueron encerrados en una especie de corral improvisado para empezar la ceremonia de marcado.Foto Primicia- Tatiana Lezama.

 

marcado1El número 269, que viene de un ternero en una granja lechera de Israel, fue elegido al azar entre miles de toros y otros animales. Él y su número se han convertido en el símbolo de todo este movimiento homónimo, cuyo objetivo es reconectar a los humanos con las demás especies.Foto Primicia- Tatiana Lezama.

marcado 2Cuando el amor por los animales no tiene límites, se realizan demostraciones públicas, como la de  diferentes animalistas y veganos, un acto sin precedentes en el país sobre la protesta por el maltrato a los animales. Foto Primicia- Tatiana Lezama.

marcado7Con soplete se puso al rojo vivo el hierro para marcar a los jóvenes defensores de los animales. Foto Primicia- Tatiana Lezama.

marcado3Jóvenes, entre 18 y 26 años Intentaba liberarse, lo doblegaron y, en un segundo, sobre su pecho estaba el hierro al rojo vivo y quedó marcado con el ‘269’.Foto Primicia- Tatiana Lezama.

marcado 4Lagrimas de dolor después de ser marcado con el 269.Foto Primicia- Tatiana Lezama.

marcado6A la fuerza como hacen con los animales se hizo con los jóvenes que demostraron su inmenso amor por los seres vivos. Foto Primicia- Tatiana Lezama.