Opinión

Columnista: MINORÍAS, DERECHOS Y LIBERTADES

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Jeisson Romero Infante

Columnista

Primicia Diario«El daño ambiental en el mundo será irreversible si no actuamos ahora»

En las últimas semanas, hemos visto en los diferentes medios de comunicación locales y foráneos los avances que han tenido varios países en el reconocimiento de ciertos derechos a unas minorías de la sociedad. Tal es el caso del logro conseguido por la comunidad LGTBI en Irlanda o en Estados Unidos. Reconocimientos que han sido el resultado de las constantes luchas por parte de las personas LGTBI, algo de admirar. Colombia, nuestro país, también se vio «contagiado» de esa ola de buenas noticias, en tanto a reconocimiento de derechos y respeto de libertades individuales se refiere, fue la primera eutanasia legal en el país.Es de admirar que en la actualidad se estén dando pasos de gigante en cuanto al respeto de los derechos y las libertades de los demás, aunque ciertos sectores conservadores pretendan imponer su cosmovisión a capa y espada, en perjuicio de otros que pensamos diferente. Y es que en éste país, defender la legalización del aborto, de la eutanasia, del matrimonio y adopción por parte de parejas del mismo sexo y de la droga, se convirtió en algo incómodo para muchos sectores.

Hace unos días leía un fascículo escrito por la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario titulado «Derechos sexuales y reproductivos de las personas con discapacidad intelectual: ¿Está preparada nuestra sociedad?»

Es tan interesante el artículo, que desde su título cautiva la atención del lector y, es precisamente porque en una sociedad tan conservadora y de doble moral como la colombiana, claramente no está preparada, pero el debate hay que darlo.

El Estado colombiano es signatario de la «Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CRPD)» de las Naciones Unidas, con lo cual se pensaría que es el primer llamado a implementar políticas públicas que beneficien a estas personas, porque sí, son personas como usted o como yo.

Tristemente no es solo el Estado colombiano el que incumple los compromisos, son la gran mayoría de países a nivel mundial.Dice el artículo que las personas con discapacidad intelectual representa el 15% de la población mundial y que es este grupo el más discriminado y subvalorado en aspectos como salud, educación y participación social. Sostiene además, que las mujeres con discapacidad sufren una doble discriminación, una por género y otra por discapacidad. Sin hablar de la vulneración de derechos sexuales y reproductivos. Sí, eso ocurre también en nuestro país.

Dentro de los resultados más relevantes del estudio se encuentra, por ejemplo, los términos con los que las personas «normales» se refieren a las personas con discapacidad intelectual, las cuales reflejan las creencias de cada persona. Términos peyorativos como «niño», «enfermo», «discapacitado mental», «retardado» o «disminuido mental» denotan, en muchas ocasiones los prejuicios de las personas hacia esa población. Otros resultados que arroja el estudio en comento y de los más importantes, son los derechos en sexualidad y salud sexual reproductiva, el reconocimiento que se les debe dar como personas titulares de derechos, la interdicción, esterilización forzada y riesgos que corren por abuso sexual. Pero eso lo dejaré para las siguientes columnas.

Lo que queda claro con lo que viene sucediendo no sólo en Colombia, sino en todo el mundo; es que se viene avanzando de una manera positiva en el reconocimiento de unos derechos y de unas libertades que han sido negadas, desconocidas y vulneradas a partir de argumentos morales y religiosos, que si bien son válidos para quién los emite, no deben tenerse como absolutos cuando una minoría de ciudadanos no comparte la misma cosmovisión de la mayoría o que compartiéndolos, no tienen el suficiente calado en su conciencia como para no exigirle al Estado su reconocimiento y respeto.

@Jei_infante