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LA JUSTICIA PERDIÓ LA CREDIBILIDAD

NOTICAEDITORIALLA JUSTICIA PERDIÓ LA CREDIBILIDAD

La Justicia en Colombia no existe, porque fue asaltada por las mafias de la corrupción, que desde principios del siglo XXI se tomaron a sangre y fuego todas las instituciones, con la dirección de una clase corrupta; el poder en todas las instituciones del Estado están en sus manos oscuras.

La podredumbre es total. Ratificamos la propuesta que hemos hecho meses atrás: hay que convocar una Asamblea Constituyente, para revocar a todos los magistrados de las Cortes, y volver a una escogencia de los más estudiosos, honestos y,  sobre todo, incorruptibles.

Las Cortes, a excepción de escasos magistrados que las integran, fueron asaltadas por unos negociantes con mentalidad mafiosa, que pretenden, y han logrado en la mayoría de las ocasiones, enriquecerse de la noche a la mañana de manera ilícita a costa de su majestad: la Justicia.

Todos hemos perdido la credibilidad con la mal llamada Justicia en Colombia, al conocer los antecedentes delincuenciales de quienes impartían a su amaño, acomodo y, sobre todo, buscando favorecer a criminales de lesa humanidad.

Es hecho bochornoso el de magistrados que han determinado tarifas para cada uno de los procedimientos judiciales; el de magistrados que se dejan manipular de la Fiscal, Procuraduría, Controlaría y demás órganos de control , a través del empleo de sus allegados para poder servir los intereses particulares y egoístas de grupúsculos de privilegiados, que están convencidos de que los recursos económicos están al servicio de sus intereses, creencias religiosas y hasta de sus actividades fascistas.

En Colombia se perdió la brújula de la decencia. Ahora, y especialmente en la Justicia, los valores se han invertido: es normal escuchar de las exigencias económicas por fallos en favor y en contra, sin importar las consecuencias o el delito cometido.

Estamos observando cómo el llamado magistrado Jorge Pretelt es una grosería y una ofensa contra Colombia, por haber ocupado un cargo que estaba únicamente a su servicio y a la acumulación de tierras, engavetando procesos que lo beneficiarían a él y a sus promotores y mentores.

Este desafortunado ejemplo se repite en las diversas Cortes, donde la corrupción se  campea sin pena.  Ahora, para contratar los servicios de un abogado, se pregunta si está bien relacionado con los mal llamados «padres de la Justicia», para tener oportunidad a través del soborno de ganar los casos.

Es por ello que Colombia debe levantarse para exigir una revocatoria  total de los magistrados de las Cortes, y de buena parte de los congresistas, que hacen parte de esa asociación para delinquir, que está en todas partes.

¡Cómo será el desprestigio del poder judicial que hasta las propias FARC, desde la Habana, han manifestado: «El país no merece tener un presidente de la Corte Constitucional como el señor Pretelt, corrupto magistrado que refleja la degradación de la institucionalidad colombiana, de un sistema que se autodenomina Estado de Derecho, cuando está plagado de corrupción, sobornos enmermelados, a favor de intereses privados, mafiosos y violentos.»

Definitivamente, el adefesio, llamado en Colombia, Justicia, ha perdido la credibilidad de todos. Señores, por favor, respeto con Colombia. Renuncien, si no pueden tener  un solo acto de decencia.

Que tal el ejemplo del magistrado Jorge Ignacio Pretelt, eso solo pasa en un país como Colombia, donde impera la cultura de la corrupción.