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«LA TRONCA» BUSCA SER ALCALDESA DE MONTEVIDEO

CANDIDATASSS«La Tronca», la recia mujer a la que el miedo juntó con José Mujica

BBC MUNDO 

Como siempre, su rostro carece de maquillaje. A los 70 años lleva su cabello canoso corto, camisa blanca, chaqueta marrón y pantalones.

La elección capitalina será el 10 de mayo y las encuestas anticipan que Topolansky puede perder, pese a su popularidad y sobre todo la de su marido, que participa activamente de su campaña.

«Tiene posibilidad de ganar; es difícil»«, señala Mujica.

Es la primera vez que Topolansky busca ser intendenta, aunque lleva décadas de actividad política que incluyen una etapa de guerrillera, cárcel, una fuga y más cárcel.

Pero recién en los últimos años su figura adquirió su dimensión actual, como pareja de Mujica y apoyo clave a su gobierno en el Congreso, siendo entre 2010 y 2015 la senadora más votada del país.

Muro pintado a favor de la candidata a intendente de Montevideo, Lucía Topolansky.

En Montevideo abundan los muros pintados a favor de la candidatura de Lucía Topolansky, pero las encuestas anticipan que puede perder.

En ese período se aprobaron leyes como la legalización del mercado de marihuana, el aborto y el matrimonio homosexual, que contaron con el impulso de Topolansky y llamaron la atención internacional.

Ese desempeño parlamentario contrasta con su fama de dura para defender sus opiniones, por la cual recibió el apodo de «Tronca».

Guerrilla y prisión

Hija de un ingeniero civil y empresario de la construcción, Topolansky nació en una familia de buen pasar económico y estudió en un colegio de monjas dominicas.

Su opción por la lucha armada a fines de la década del ’60, tras abandonar estudios de arquitectura y el gremio estudiantil, sorprendió a sus parientes más cercanos.

Pero no fue la única: su hermana melliza María Elia también integró el MLN-Tupamaros.

De izquierda a derecha: presidenta argentina, Cristina Fernández; presidente uruguayo José Mujica; presidente boliviano, Evo Morales; senadora uruguaya Lucía Topolansky frente al ataúd con los restos del presidente venezolano Hugo Chávez en marzo de 2013.

Lucía Topolansky (a la derecha) acompañó a Mujica al velorio del presidente venezolano Hugo Chávez en 2013.

En esa guerrilla urbana de izquierda influida por la revolución cubana y el marxismo, que combatió la institucionalidad democrática, Topolansky participó en diferentes operativos con el nombre falso de «Ana».

Durante aquellos años de clandestinidad conoció a Mujica, huyendo de las fuerzas de seguridad.

«Nos juntó el miedo», recordó Mujica con lágrimas en los ojos en una cena privada poco antes de asumir la Presidencia, cuenta el libro sobre él «Una oveja negra al poder», que se acaba de publicar.

Pero cuando llevaban pocos meses de relación amorosa, ambos cayeron presos por separado.

Topolansky fue detenida en 1971 y logró fugarse de la cárcel medio año más tarde, escabulléndose por las cloacas de la ciudad junto a otras 37 presas.

Pero volvió a ser capturada en 1972, un año antes del golpe de Estado conducido por los militares, que permanecieron en el poder hasta 1985.

En total pasó casi 13 años en prisión, sometida a torturas y períodos de aislamiento.

«Teníamos que vivir en condiciones absolutamente adversas», señala Anahit Aharonian, una militante tupamara que estuvo presa junto a ella.

Recuerda que en 1980 las hermanas Topolansky le diseñaron en secreto un tapiz con la palabra «Libertad» bordada en armenio, el idioma de los padres de Aharonian que tenía prohibido practicar en prisión.

Lograron sacarlo del penal en un paquete, sin que los carceleros descubrieran de qué se trataba.

Nunca tuvieron hijos, algo que explican por el hecho de haberle dado prioridad a la guerrilla en la juventud. Juntos compraron la chacra en las afueras de Montevideo donde viven y cultivan la tierra.

Ambos siguieron militando políticamente, ahora dentro de las reglas democráticas.

Expresidente uruguayo José Mujica en su chacra de Montevideo.

José Mujica dice que su esposa tiene «una dureza femenina» 

En entrevistas de prensa Topolansky ha atribuido las ejecuciones y secuestros cometidos por los tupamaros a la «coyuntura» que tenían Uruguay y la región en los años ’60.

Se casaron recién en 2005, en una ceremonia íntima, cuando Mujica era una figura cada vez más popular en su país, aunque pocos sospechaban que llegaría a ser presidente.

Fue la propia Topolansky quien, como senadora más votada, le tomó juramento a Mujica cuando asumió la presidencia en 2010, en un acto cargado de simbolismo dentro del Palacio Legislativo.

Después lo abrazó con su brazo derecho y besó su mejilla, sonriendo.

«Tiene una dureza femenina, que es distinta a la dureza de los hombres», dice Mujica sobre su esposa.

Rechaza la idea de que ella sea ideológicamente menos pragmática que él («no la conocen», afirma), pero explica que son políticos diferentes.

«Sí, tal vez no tenga el carisma que tengo yo. Eso es probable», compara el expresidente, que es casi una década mayor que ella.

«Ahora, es sistemática: como las abejas, como una gota de agua. Una laburanta (trabajadora) de esas infernales. No de esas que hacen un hecho histórico, sino de las que levantan paredes», agrega.

«Un bostezo»

Las reglas electorales uruguayas permiten postular más de un candidato por partido para intendente de Montevideo y las encuestas señalan que Topolansky está varios puntos detrás del socialista Daniel Martínez.

Cartel publicitario del candidato socialista a intendente de Montevideo Daniel Martínez.

Un cartel a favor de la candidatura de Daniel Martinez, el socialista que puede ganarle a Topolansky el pulso por la intendencia de Montevideo.

Ambos integran el Frente Amplio, la coalición de partidos de izquierda que comanda la alcaldía de la capital uruguaya desde 1990 y seguirá haciéndolo, según los sondeos.

Mujica atribuye la ventaja de Martínez a que «hace cinco años que está en campaña» y a que simpatizantes de otros partidos votarán dentro del Frente Amplio para definir la elección.

Pero Ignacio Zuasnábar, de la encuestadora Equipos, afirma que Topolansky «no logró transformar una corriente de simpatía (a su favor) en intención de votos».

«Lucía es vista como una guerrera, una mujer tenaz» y «fue una articuladora de primer nivel» en el Congreso, señala el analista a BBC Mundo.

Pero agrega que le faltó construir una imagen de alguien «con capacidad de gestión, capacidad de hacer», algo que a su juicio sí tiene Martínez, ingeniero y exministro de Industria.

«(Topolansky) no tiene una proyección propia ni una figura para que el electorado pueda pensar que sería una buena intendenta», opina el diputado Ope Pasquet, del opositor Partido Colorado.

Pese a sus diferencias políticas, Pasquet señala que en el Congreso tuvo una relación «muy correcta» con ella.

La derrota en estas elecciones sería un revés para Topolansky, pero estaría lejos de marcar el fin político para esta mujer que aún es senadora y ha sobrevivido hasta un cáncer de mama.

El propio Mujica le quita dramatismo al resultado electoral y dice que la competencia enriqueció la elección. «Si no», evalúa, «hubiera sido un bostezo, un aburrimiento».

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Lucía Topolansky viaja en el asiento de acompañante de un auto con carteles que publicitan su candidatura para ser alcaldesa de Montevideo.
TRONCA
En Montevideo abundan los muros pintados a favor de la candidatura de Lucía Topolansky, pero las encuestas anticipan que puede perder.