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LOS SICARIOS Y MERCENARIOS DE LA INFORMACIÓN

A child stands next to a Colombian policeman while they look for relatives as he crosses the Simon Bolivar bridge on the border with Colombia at San Antonio in Tachira state, Venezuela, August 26, 2015. Hundreds of Colombians waded across a border river with fridges, chickens and mattresses on their backs as goats and children followed under the scorching tropical sun, victims of an escalating dispute with Venezuela's government. Saying they were forced from their rickety wooden or corrugated metal homes and scared of what might happen next if they stayed inside Venezuela, they fled across the River Tachira and back into their homeland on Tuesday. REUTERS/Carlos Garcia Rawlins

Al banquillo de la ética será llevado el comportamiento informativo de algunos medios en la crisis fronteriza que actuaron con odio y como piromanos provocando que se agudizará el problema.. REUTERS/Carlos Garcia Rawlins

 

Javier Sánchez López

Especial

Primicia Diario

El manejo de la «información» dado con motivo de la crisis fronteriza entre Colombia y Venezuela es una vergüenza internacional. Manipulación, amarillismo, odio, entre otros antivalores fueron reflejo del comportamiento de algunos mal llamados «periodistas».

Algunos reporteros y directores de medios denominados «grandes» han sido calificados como sicarios o mercenarios de la información.

Los periodistas que dicen ser patriotas y defender a los colombianos humildes no se han tomado el cuidado  de investigar, o por lo menos de divulgar, que la mayoría de los colombianos deportados fueron expulsados a sangre y fuego por las mafias del narcotráfico y del paramilitarismo, con el apoyo  de la clase dirigente. En esa oportunidad los llamados medios masivos de comunicación guardaron silencio cómplice.

Es por ello por lo que algunos periodistas independientes han cuestionado la lamentable participación de unos profesionales que se han entregado a la defensa de intereses claros y oscuros, sin importarles la ética, la dignidad y la obligación de informar con la verdad.

Pronunciamientos

«Los periodistas que, por su capacidad profesional incuestionable, ejercen enorme influencia entre sus públicos, son estrellas del periodismo que reciben jugosos beneficios del poder: desde cheques en el exterior hasta publicidad oficial a borbotones, invitaciones a Palacio o a viajar en el avión presidencial y regalos.

Son incondicionales servidores del poder con apariencia de corderos, de demócratas, de propietarios de la verdad revelada. Son jueces y condenan a priori a los enemigos u opuestos al régimen llamado democrático, y ensalzan hasta el paroxismo los aciertos o meros cumplimientos del deber de sus jefes ocultos.

Los periodistas que no son simpáticos al gobernante salen de los medios con cualquier motivo»: El Colombiano.

«Los medios de nuestro país, además de ser amarillistas, son irresponsables y parcializados. Les encanta el escándalo y promover el odio, sin permitirle al oyente o televidente, después de emisiones en directo de una hora y media, tener una visión menos sesgada, más realista y más imparcial, como debería ser el verdadero periodismo. Ningún medio consulta de manera serena el lado venezolano, no solo a María Corina Machado, sino al venezolano que vive cerca de esa zona, al alcalde de la localidad vecina. Cuando algún vecino del hermano país da una opinión objetiva de inmediato lo cortan, porque lo que les interesa es el testimonio de la mujer de 80 años que espera reunirse con su esposo moribundo, o de la madre de ocho hijos que va a ser despojada de todo en un país que, según los medios, lleva años padeciendo hambre y desabastecimiento.

Sí, nuestros medios, al igual que muchas otras cosas en Colombia, dan vergüenza, porque no cumplen con su función de informar; porque inflaman un falso y peligroso patrioterismo, ese sí con visos nazis». Las 2 Orillas.

Me avergüenza, como colombiano, que los periodistas al servicio de los grandes capitales hayan perdido su dignidad por unos cuantos billetes. Triste es que se conviertan en los llamados «sicarios de la información». A los directores de los llamados «medios grandes», entre otros medios, lo único que les faltó fue que salieran a echar bala, después de actuar como pirómanos, sin medir las consecuencias y la dignidad de una profesión que, desafortunadamente, las nuevas generaciones  vienen entregando en buena parte al mejor postor.

llorarLa Televisión colombiana en el cubrimiento de la crisis fronteriza