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¿QUÉ SE DEBE HACER PARA PUBLICAR UN LIBRO?

gui«Si la publicación además tiene éxito comercial, que no tiene nada que ver con la calidad literaria de lo escrito, mejor, porque le permite al escritor vivir de eso, o complementar sus ingresos, pero la confusión es verlo como un camino a la fama […] Esa gente está completamente equivocada y destinada al fracaso»Foto: Luz Karime Palacios

En una conversación con William Ospina, el agente literario argentino Guillermo Schavelzon dilucida que lo más importante es tener perseverancia y trabajar con pasión.
 Angélica Zuluaga

Especial

Para el agente literario Guillermo Schavelzon no hay una fórmula con la cual un escritor llegue a ser publicado en una editorial, pero de lo que sí está convencido es que le cree más y considera más digno de admiración y respeto a quien se dedica a escribir por vocación y no por buscar fama o riqueza.

Enfatiza que eso es secundario: «Si la publicación además tiene éxito comercial, que no tiene nada que ver con la calidad literaria de lo escrito, mejor, porque le permite al escritor vivir de eso, o complementar sus ingresos, pero la confusión es verlo como un camino a la fama […] Esa gente está completamente equivocada y destinada al fracaso».

De ahí, propone como ejemplo que admira a William Ospina. Para él, Ospina es ejemplo porque cuando empezó a publicar ya tenía un cúmulo de obras guardadas; la publicación vino después de su ejercicio de escribir, que efectuaba simplemente porque le gustaba y sentía la necesidad de hacerlo. Empezó con poemas y después quiso escribir ensayos, pero en ningún momento se consideraba ni poeta ni escritor. Cuando publicó, fue por insistencia de sus amigos.

Entonces llevó sus poemas al Instituto Nacional de Cultura. Más tarde, la editorial Norma le propuso publicar sus ensayos y luego un editor lo motivó con un libro, «Después fui publicando más libros, perdí la timidez y la vergüenza, se me dio la oportunidad de hacerlo y recuperé muchas cosas acumuladas que fui publicando», agrega.

Cuenta también que al llegar a la novela fue cuando sintió la necesidad de buscar a un agente literario porque este género implicaba organizarse de otra manera, planificar y dedicar más tiempo, cosa que no necesitaba con los poemas ni con los ensayos. Una novela le ha tomado 4, 5 o 6 años. «Es un trabajo de tan largo esfuerzo, continuidad, persistencia o de tanta terquedad, que de verdad se necesita ayuda».

Precisamente, la persistencia es otra característica que destaca Guillermo Schavelzon para lograr ser publicado, «esa perseverancia es lo único que permite abrirse un camino en ese mundo de los libros; la perseverancia es lo único que yo puedo transmitir a todo aquel que escribe».

También tomó como ejemplo al escritor Gabriel García Márquez, quien al principio tuvo que pagar de su bolsillo la publicación de dos de sus primeras obras: Los funerales de la mamá grande y La hojarasca. Lo mismo les pasó a Juan Carlos Onetti y a Mario Benedetti, por nombrar solo algunos, y todos ellos insistieron, sin necesidad de cambiar su estilo ni sus temas, cuando ya los tuvo en cuenta una casa editorial.

Respecto al agente literario, Schavelzon explica que no todo escritor necesita de uno, y no todo escritor requiere de los mismos servicios que presta una agencia literaria, que gestiona la obra del escritor al cual representa también desde lo administrativo, económico o  legal.

Su experiencia le ha permitido saber que el escritor muchas veces se aleja de la realidad cotidiana y necesita un agente que sea su polo a tierra, por lo que éste debe ser muy diferente: «Las características de personalidad, psicológicas y profesionales que tiene un agente literario son totalmente opuestas a las de un escritor, porque si esa complementación se da bien, se produce una relación exitosa […] en la conciliación de intereses, que requiere una enorme dosis de comprensión y tolerancia. Ahí es donde surge la productividad».

Además de un agente literario –que como Schavelzon reitera, no todos necesitan– lo que sí se necesita siempre un escritor es de lectores, quienes no solo le dan sentido a su trabajo, sino que en muchos casos pueden hacer parte del proceso creativo. Así ha sido la experiencia de William Ospina y de Gabriel García Márquez,quien le narraba a sus amigos las historias sobre las que iba a escribir, con el único fin de saber cómo reaccionaban y decidir qué tratamiento darles después o si las desarrollaba o no.

En el caso de Ospina, pide a algunos lectores que revisen sus obras: «Dentro de creación de un libro tengo muy pocos lectores, pero lectores sin los cuales no puedo vivir y en cuyo criterio confío plenamente. […] También hay que tener responsabilidad, aceptar esos criterios y trabajar con ellos».

Libro-abierto-578889«Esa perseverancia es lo único que permite abrirse un camino en ese mundo de los libros; la perseverancia es lo único que yo puedo transmitir a todo aquel que escribe».