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Ser perseverantes: «LA CONSTANCIA VENCE…»

gota piedraUna gota de agua taladra un gigantesco peñasco, desde luego no en una sola descarga. La persistencia de millones de corpúsculos líquidos sobre determinado sitio, logra la perforación al término de días o meses e inexorablemente, pese a la dureza de la roca, allí aparecerá el orificio de lado a lado.

 

Gerney Ríos González

Bogotá D.C.

Primcia Diario

Una gota de agua taladra un gigantesco peñasco, desde luego no en una sola descarga. La persistencia de millones de corpúsculos líquidos sobre determinado sitio, logra la perforación al término de días o meses e inexorablemente, pese a la dureza de la roca, allí aparecerá el orificio de lado a lado. Es uno de los mejores ejemplos de la perseverancia.

Es común oír decir, «la constancia vence lo que la dicha no alcanza», significante fundamental para lograr el triunfo. Un liderazgo con principios y valores firmes, además de la persistencia, corona con éxito los objetivos; concibe ideales con anhelo y fuerza de superación

Hay quienes desprecian el camino al triunfo por el primer obstáculo que se atraviesa. Los pusilánimes hallan desgracia al abandonar la idea de progreso, defraudando a sus seguidores. Líder preciado de ecuánime, jamás traiciona el esfuerzo y el sudor transpirado en las repetidas caídas sufridas. El dramaturgo alemán Bertolt Brecht hizo universal su  reflexión  y es el impulso para los batallones del futuro sin dejar decaer su ánimo y propósito. El autor enseña: «Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay muchos que luchan por años y son muy buenos. Pero hay quienes luchan toda la vida y estos son los imprescindibles». Claro mensaje de decisión y perseverancia, tanto para el servicio propio como el ajeno. El liderazgo se da en hombres imprescindibles, más aún, en tiempos en los cuales se requiere de la reconstrucción de los heridos tejidos sociales.

La perseverancia es aliento vital que llevamos adentro de nuestro ser en mayor o menor proporción, convirtiéndose en fuerza que empuja  a no de desfallecer en la búsqueda de los objetivos. Quien ostenta la perseverancia como valor tendrá disciplina de principios, carácter, criterio para sopesar  los resultados de cualquier acontecimiento y edificar un esquema en el cual descansen las realizaciones conquistadas.

Quien se levanta una y otra vez, contra la adversidad, los  obstáculos, redoblando esfuerzos para salir adelante, abona la mitad del sendero hacia el alcance de cimas más allá de las propuestas.

Contrario al líder perseverante, se encuentra el individuo que a cada momento desanima por  lo desconocido, es presa de indecisión y mediocridad, falto de voluntad e impaciente, personaje llamado al más rotundo de los fracasos. El líder debe ejercitarse a diario tanto física como intelectualmente, para no caer en los abismos de la negligencia, pereza y descuido.

La perseverancia se inculcará desde el seno del hogar y en los inicios de la escuela, así los niños asimilarán estas lecciones, siendo escudo contra la desgracia y miseria del futuro. Hay que repartir docencia en tal sentido, hacia una sociedad igualitaria y justa. En suma, la perseverancia es virtud, valor humano desarrollado por pocos; cultivarla es patrimonio de sabios. Quienes dejan lo realizado a la mitad del camino son considerados insensatos; el triunfo es fruto de la experiencia y constancia en las labores.