Poco antes de las 12 del día, del jueves 25 de agosto, el presidente Juan Manuel Santos, llegó hasta el Patio Rafael Núñez el Capitolio Nacional con el Acuerdo Final de La Habana entre su Gobierno y la guerrilla de las FARC, en un acto que además de histórico, marcará la nueva ruta de Colombia, al dejar atrás más de cinco décadas de violencia.

Una violencia que dejó a su paso pobreza, desempleo más de 7 millones de víctimas, un retraso en sectores como la infraestructura, el sector agrario, la educación y la vivienda, en particular en los departamentos de la costa norte y el sur del país, que están llamados a repensarse como territorio y aprovechar las bondades de su recurso humano y natural.

El  Jefe del Estado –quién se presentó a un segundo mandato en el 2014 con la bandera de la paz- no ocultó por la noticia del cierre de las negociaciones entre el equipo negociador del Gobierno encabezado por Humberto de la Calle y las FARC en  La Habana, con el apoyo de las Naciones Unidas, Estados Unidos, Noruega, Chile, México y Venezuela entre otros.

En un acto cargado de simbolismo y emoción, los ciudadanos, legisladores y parte del Gabinete que acompañó a Santos, confiaron que esta nueva etapa le permita al país de 48 millones de habitantes, cambiar su modelo de desarrollo sustentado en la paz, que además tendrá su día «D”, el 2 de octubre, cuando se llevará a cabo el plebiscito, que invita a los colombianos a decir en dos palabras: si o no, apoyan el Acuerdo Final de La Habana, tras más de 3 años de negociaciones.

Desde la ciudad de Pasto, el senador Manuel Enríquez Rosero, quién en la legislatura 2015-2016 fue el presidente de la Comisión Primera, donde se tramitó el paquete legislativo, que sienta las bases del proceso de paz desde el terreno legislativo, consideró que este «nuevo amanecer, debe estar acompañado de una alta educación, pedagogía y un acercamiento del Estado a las regiones, en particular a departamentos como Nariño y Putumayo, que requieren políticas públicas de avanzada y con una visión más allá de la frontera».

Más adelante, sus colegas en el Senado de la República hicieron una lectura sobre el escenario de reconciliación en marcha, manifestando la urgencia de darle una nueva vida institucional a los departamentos del Cauca, Huila y Tolima, a partir de mayores recursos en el presupuesto del 2017, con un direccionamiento de políticas públicas que le de prevalencia al sector agrario.

Lo que viene en adelante, si bien es todo un reto para el Estado –ante los sectores de opinión que aún se ponen a la paz- desde el Congreso los partidos políticos tendrán un papel activo, con un alto protagonismo, que de entrada tienen la misión de entablar un diálogo con los ciudadanos para que el plebiscito tenga «luz verde» en las urnas, que en palabras del Ministro de hacienda Mauricio Cárdenas, podría costar 350.000 mil millones de pesos.