Opinión

CHAPECOENSE

balon

  Oscar Javier Ferreria Vanegas

Columnista Invitado

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El alma Chapecoense está de luto. Se fueron los deportistas que soñaban con lograr una azaña en Colombia. Nadie puede luchar contra el inexorable destino. Estamos aquí, pero somos pasajeros del tren de la existencia, y no sabemos hasta cuando, Dios permita nuestra permanencia en este planeta.
EL entrenador había dicho: «Si muriera hoy lo haría feliz». Y se cumplió su deseo. Aunque no se puede correlacionar lo dicho, con lo sucedido, la palabra tiene poder. Pero, más allá de ello, el día y la hora, estaban escritos.


Debemos ser solidarios con Brasil y las familias de los deportistas, periodistas y tripulantes, orando a Dios por ellos. 


En redes sociales, el Atlético Nacional, pide a la Conmebol que entregue el título al Club Chapecoense. Un gesto noble y solidario, más que protocolario, que contradice la actuación de algunos aficionados que parecen alegrarse con la tragedia, proclamándose campeones.


Paz en la tumba, de los jóvenes deportistas brasileños. La vida continúa y Dios nos observa.