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Salud: ¿CÓMO DEBE SER TRATADO EL PARKINSON?

parMuchos enfermos de Parkinson presentan síntomas al menos uno o dos años antes de que realmente se establezca el diagnóstico. Mientras más tiempo haya síntomas, más fácil es predecir cómo avanzará el enfermo de Parkinson. En las personas que tienen temblores y síntomas solo en un lado del cuerpo, la enfermedad normalmente avanza más lento que en quienes no sufren de temblores, pero presentan síntomas en ambos lados del cuerpo y en la marcha.  

 

 

 

 

 

 

Los síntomas de la enfermedad de Parkinson tienden a aparecer gradualmente y luego se tornan más fuertes de forma progresiva. Es difícil predecir la velocidad de avance y además, difiere entre una y otra persona. El tratamiento incluye varias opciones, tales como ejercicio, medicamentos y cirugía. La estimulación cerebral profunda es una posibilidad quirúrgica para tratarla, que solamente se considera en casos avanzados y cuando otros tratamientos no logran controlar bien los síntomas.

La enfermedad de Parkinson es un síndrome que no suele tener causa conocida y su diagnóstico se basa en los síntomas. Los neurólogos que se especializan en trastornos del movimiento son quienes normalmente tienen más experiencia en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad. Los síntomas son muchos y entre los más comunes están la excesiva lentitud y la falta de movimiento, así como temblores, que al principio suelen ser leves. La velocidad con la que empeoran varía considerablemente, tal vez debido a que puede haber múltiples causas subyacentes para la enfermedad. En la mayoría de casos, los síntomas cambian de forma lenta y el avance sustancial se produce durante el transcurso de varios meses o años.

Muchos enfermos de Parkinson presentan síntomas al menos uno o dos años antes de que realmente se establezca el diagnóstico. Mientras más tiempo haya síntomas, más fácil es predecir cómo avanzará el enfermo de Parkinson. En las personas que tienen temblores y síntomas solo en un lado del cuerpo, la enfermedad normalmente avanza más lento que en quienes no sufren de temblores, pero presentan síntomas en ambos lados del cuerpo y en la marcha.

A pesar de que quienes padecen esta enfermedad tengan una expectativa de vida marginalmente reducida, su funcionamiento por lo general suele ser bastante bueno durante muchos años. No obstante, esas personas corren mayor riesgo de desarrollar inestabilidad, que puede conducirlos a sufrir caídas, así como mayor riesgo de demencia.

Si bien actualmente no existe ningún tratamiento para ralentizar el avance natural de la enfermedad de Parkinson, la afección claramente es la más tratable de todos los trastornos neurodegenerativos. La mayoría de pacientes observa gran mejoría de sus síntomas con el tratamiento que incluye ejercicio y medicamentos. Por ejemplo, la mayor parte de enfermos de Parkinson funciona mejor en las actividades cotidianas después de cinco años de empezado el tratamiento con medicamentos, que antes de comenzarlo.

La cirugía es algo que solo rara vez se requiere y normalmente es del tipo de estimulación cerebral profunda. Dicho procedimiento implica colocar en el cerebro electrodos conectados a una batería para que le administre pequeñas descargas eléctricas, las cuales influyen sobre los circuitos cerebrales y mejoran los síntomas.

La mayoría de personas que se someten a la cirugía han presentado síntomas durante cinco años, por lo menos. La cirugía puede servir cuando los medicamentos no controlan los síntomas de forma continua o los temblores persisten pese a los fármacos. La tasa de complicaciones graves de la estimulación cerebral profunda es baja y en la mayoría de instituciones se informa un riesgo de 1 o 2 por ciento de presentar efectos secundarios.

Otros trastornos similares y conocidos como parkinsonismo atípico tienen un pronóstico menos favorable a largo plazo. En algunos casos, puede ser difícil distinguir esas afecciones de la enfermedad de Parkinson. Sin embargo, después de varios años de síntomas, la determinación del diagnóstico correcto es relativamente clara.

Para tratar la enfermedad, se debe trabajar estrechamente con un neurólogo. Es importante comunicar al médico si se observan cambios en los síntomas a fin de que a medida que transcurre el tiempo, se pueda ajustar el tratamiento según sea necesario.