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Vuelta a España: NAIRO VIRTUAL CAMPEÓN

Nairo Quintana es el virtual campeón de la Vuelta a España, al sacarle más de tres minutos al ciclista Froome.

 

 

 

 

 

Juan Gutiérrez

Juan Gutierrez

Un ataque del español Alberto Contador puso la Vuelta a España en bandeja a Nairo Quintana. El madrileño no quería pasar inadvertido por esta edición: su orgullo y su casta de campeón se lo impiden. Con una arrancada inicial sincronizada con colegas del Tinkoff, Contador hizo explotar la carrera por los aires. Quintana entró al grupo delantero  junto a Jonathan Castroviejo y Rubén Fernández. Pero no Chris Froome, que se vio sorprendido y sin apenas compañeros en la persecución. El despiste le costó muy caro al Sky. Su líder se aleja a 3:37 minutos en la general. El triunfo en Formigal   se lo llevó Gianluca brambilla, que definió así la jornada: «Corredores locos para una etapa loca».

Cuando el día anterior decíamos que Nairo tendría que inventarse algo diferente a atacar en el último puerto si quería ganar la Vuelta, nos referíamos a una jugada de esta índole. A ese tipo de jugadas que actualmente sólo existen en la cabeza de Alberto Contador. Porque fue el madrileño y su equipo Tinkoff quienes montaron la marimorena desde la salida de Sabiñánigo. Al colombiano le bastó con meterse delante: bien porque tenía información privilegiada, o bien porque simplemente estuvo donde tenía que estar. No como Froome y, sobre todo, sus gregarios del Sky.

Sólo se llevaban seis kilómetros de carrera cuando Froome tuvo que responder en primera persona al corte. Con Esteban Chaves a rueda, el africano estaba a punto de conectar con el maillot rojo, cuando Contador volvió a arrancar en otro repecho. Desatado. El líder del Sky, que se acababa de dar un buen calentón para neutralizar el peligro, ya no pudo enlazar. El grupo se le iba. Y quizá la Vuelta.

Contador estaba escoltado por dos compañeros: Rovny y Trofimov. Nairo también llevaba dos buenas locomotoras: Castroviejo y Rubén Fernández. ¿Y Froome con quién iba? Junto al africano solo aguantaron, en primer término, Puccio y David López. Nadie más. Ni siquiera Leopold Konig, quinto clasificado en la salida, o Peter Kennaugh, decimoquinto. En pleno sofocón por cazar, Erviti cogió la cabeza de ese grupo de Froome y apretó en un repecho para seguir desarmando al Sky. La maniobra surtió efecto, porque Puccio también se desplomó. Sólo David López se mantuvo con el jefe. Hizo lo que pudo hasta que se descolgó. Luego llegó solo y hundido a 41:32. Su recalificación posterior poco se puede comparar a la del pelotón.