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BUENOS DESEOS PARA EL AÑO 2017

felicNecesitamos menos quejumbre, más optimismo y acción. Con quejarse diariamente, como un ritual incesante, nadie ha conseguido ni conseguirá lo que desea. Que en vez de las voces destempladas clamando en el desierto, haya un ejército de compatriotas resueltos con pensamiento y acción optimistas, aun en los momentos de crisis. Es en esos momentos cuando se conoce a la gente cojonuda.

 

 

 

 

 

 

 

Jairo Cala Otero

Especial

Primicia Diario

 

 

No sé quién inventó la costumbre de hacer mención de los propósitos (aparentemente firmes y optimistas) para cambiar pensamientos y conductas cuando la última hoja del calendario desaparece de nuestra vista, y luego se asoma, en su remplazo, la primera hoja del siguiente año. Es una tradición legendaria que tiene mucho arraigo en varios países, y no parece haber fuerza alguna capaz de detenerla ni de cambiarla.

Es inofensiva e inocua aquella costumbre, pero ha echado raíces muy profundas; tanto, que ellas se meten de modo insospechado en la mente de muchas personas. ¡Hasta rituales hay en los que se balancea lo ridículo y lo que sus practicantes llaman «fe ciega»! En verdad, de ceguera mental sí parece haber mucho; poco, muy poco ─o casi nada─ de fundamento creíble y lógico; y de acierto, ¡no hay ni un ápice! Pero los ritualistas de fin de año no renuncian a esa tradición. Entonces, habrá que tomarse el asunto como un juego divertido. Obviamente, yo ¡ni de fundas practico las supersticiones de aquellos rituales! Ni los menciono aquí, porque usted ya los conoce; y porque no vale la pena, ciertamente, mencionarlos.

Pero sí me ocuparé en las siguientes líneas de algunos anhelos ─muy personales, por cierto─ que yo poseo para el año que está por comenzar. Por supuesto que no pretendo imponérselos a nadie, a nadie, a nadie. Son apenas una manifestación escueta, libre y optimista de lo que se podría alcanzar si hubiese una dosis mínima de buena voluntad en la gente interesada; como dirían los muchachos: quien se quiera pegar, que se pegue. Los expongo aquí porque están directamente relacionados con mi apostolado de fomentar el correcto uso del español, y con nuevos planes pedagógicos de educación para la paz y el crecimiento espiritual.

Veamos: 

  • Que haya creciente interés en muchos más colombianos por conocer y usar, apropiada y correctamente el idioma que nos legaron los conquistadores españoles. Todavía hay mucha gente con cartones académicos colgados de una puntilla en una pared, pero con estrambóticas formas de expresarse por escrito, o de viva voz. Son «doctores acartonados» con huecos notorios en su formación académica.
  • Necesitamos menos quejumbre, más optimismo y acción. Con quejarse diariamente, como un ritual incesante, nadie ha conseguido ni conseguirá lo que desea. Que en vez de las voces destempladas clamando en el desierto, haya un ejército de compatriotas resueltos con pensamiento y acción optimistas, aun en los momentos de crisis. Es en esos momentos cuando se conoce a la gente cojonuda.
  • Sugiero que se cambien las maldiciones y las palabras soeces por un lenguaje decente, respetuoso y sereno. Sabido es que la energía del universo nos devuelve todo aquello que producimos en pensamientos, sentimientos y palabras. Las bendiciones llegarán cuando aprendamos a usar palabras austeras, positivas y optimistas.
  • Añoro que los profesores se esmeren en enseñar a hablar y escribir bien, y que sus alumnos no se autoengañen creyendo que eludir las normas correctas de la escritura y el habla los sacará adelante, igual que a quienes se empeñan en avanzar en esa materia. Para incursionar en el mundo de la mediocridad solo basta apartarse del conocimiento y admitir, en cambio, las sombras de la ignorancia.
  • Deseo que haya más personas que se atrevan a vincularse a nuevas propuestas por una transformación mental y espiritual de gran calado. Si exploramos en el ‘yo interior’, lo conocemos y lo dejamos brotar como manantial de luz, él nos sabrá ubicar en los lugares indicados, con las personas apropiadas y para los fines perseguidos.
  • Clamo porque las personas sean serias y sinceras: cuando digan sí, que sea sí. Si se comprometen con un propósito, que no haya que empujarlas; sino que sean ellas mismas quienes empujen ese objetivo. Muchas metas se frustran, ¡porque las personas interesadas no se llenan de resolución para trabajar por ellas!
  • Deseo que los colombianos seamos capaces de darle a nuestra mentalidad un giro de 180 grados (no de 360 grados, porque quedaremos en donde hoy estamos) a fin de asumir nuevas tareas edificantes; sobre todo, la de generar paz desde nuestra mente, con nuestras palabras y nuestros actos. Ese estado de sosiego jamás vendrá por la firma de documentos, sino porque cada ser humano tome la resolución de abandonar la intolerancia y la violencia.
  • Que las duras pruebas por las que pasamos, con privaciones y aprietos para cumplir compromisos insalvables, cierren su ciclo natural; y que la Divina Providencia tenga misericordia, expíe nuestras equivocaciones del ayer y nos envíe durante el año 2017 muchas bendiciones. Las pruebas para alguien son un tanteo sobre qué tan capaz es de sortear las dificultades.
  • Deseo realización para los lectores que han sembrado con fe y esperanza. Ojalá cosechen en abundancia y prolonguen esos frutos tendiendo sus manos a otros que andan perdidos del camino. 

Para usted, caro y entrañable amigo del ciberespacio, mi ferviente deseo porque en el año que nos pisa los talones adquiera usted una mentalidad más abierta y más optimista; y que la vida lo premie en concordancia con sus buenos actos humanos.

¡Felicidades en el año 2017!

dios-amorQue las duras pruebas por las que pasamos, con privaciones y aprietos para cumplir compromisos insalvables, cierren su ciclo natural; y que la Divina Providencia tenga misericordia, expíe nuestras equivocaciones del ayer y nos envíe durante el año 2017 muchas bendiciones.