Opinión

POR LA PAZ, ¡UNIDOS VENCERÍAMOS!

Horacio Serpa Uribe

Columnista Invitado

 

 

 

 

 

 

Este será el año de la política. Ya comenzaron las opiniones sobre las elecciones de Marzo y Mayo del año entrante y pronto se iniciarán las campañas. Como ya se sabe que no hay campaña política sin candidatura, en cuanto a la Presidencia de la República ya empezaron a aparecer retratos en los periódicos. Partidos hay bastantes y cada uno intentará posicionar a sus dirigentes en busca de encontrar la o el candidato triunfador. No será fácil pero a esa tarea estarán entregadas las colectividades partidistas.

Se nota mucha dispersión entre los sectores políticos que vienen actuando, a los que toca agregar las expresiones ideológicas y partidarias que están naciendo del proceso de paz. Este tema será de gran importancia porque faltando la implementación de los Acuerdos de La Habana se mencionará mucho en la campaña; otros como el de la lucha contra la corrupción ya empezaron a aparecer; se hará presente el populismo por el lado de las derechas como está ocurriendo en otras latitudes; serán furiosas las arremetidas contra el Congreso y la mal denominada clase política y, en fin, las propuestas para acabar la pobreza y lograr más igualdad estarán a la orden del día.

¿Qué pasará en el aspecto electoral? Hasta el momento ningún partido político ni ninguno de sus personajes lograría la mitad más uno de los votos que se necesitan para alcanzar la Presidencia. Falta mucho tiempo, pero si no se modifican las cosas substancialmente, habrá segunda vuelta en Junio. Como no pasan sino dos candidaturas, para antes de la primera vuelta se esperan muchas coaliciones. ¿Por qué? Los partidos que no se sientan fuertes buscarán aliarse para escoger candidatos con posibilidades de pasar la prueba de Mayo. Hoy tendrían que hacerlo todos, aun los que tienen “candidatura única”. Por ahí se comienza, sin descartar que alguno se la juegue con candidatura propia hasta el final.

¿Cómo están las cosas en el liberalismo? Nos preparamos a conciencia para enfrentar lo que nos toque, solos o bien acompañados. Preparamos la propuesta, tendremos Congreso Nacional y contaremos con reglas para definir la candidatura roja. En el Partido Liberal hay mucha madera, de la buena, de la sana, de la resistente, de la inteligente, para enfrentar el reto de dirigir a Colombia en esta coyuntura tan especial pero tan compleja.

Entre nosotros hay personalidades atractivas y opiniones valiosas para asumir con responsabilidad y carácter el gran compromiso de elegir el reemplazo del doctor Juan Manuel Santos. Pero nadie descarta alianzas en busca de una definición popular clara, contundente, progresista, que logre bienestar real para los colombianos.

Se sabe que en el liberalismo hay simpatías con el Partido de la U. y muchos creemos que valdría la pena, más allá de estas dos grandes colectividades, consolidar una estrategia democrática de gobierno que se identifique a plenitud con el Estado Social de Derecho y se concierte alrededor de la consolidación de la paz. ¡Unidos, sin duda, venceríamos!