Opinión

Carlos Holmes Trujillo:2018, EL AÑO DEL DEBATE ECONÓMICO

Carlos Holmes Trujillo

Columnista Invitado

 

 

 

La decisión del Congreso de Estados Unidos, consistente en bajar los impuestos a las corporaciones del 35 al 21 por ciento, está dando lugar a varios tipos de debates.

De un lado, se calentó la controversia acerca del resultado de las elecciones de mitad del periodo presidencial americano, a la luz de la impopularidad del presidente Trump y el eventual impacto de las medidas tributarias. Unos sostienen que, cuando los norteamericanos acuden a elegir congresistas, cumplido apenas parte del término constitucional, lo que hacen es emitir un veredicto sobre el partido que ocupa la casa blanca. Es un plebiscito acerca de la cabeza del Ejecutivo, dicen los defensores de dicha visión. Para sostenerla, acuden a las evidencias históricas en los casos de la derrota a Reagan en 1982, y de la solidaridad con Bush en el 2002, que fue el resultado del apoyo que recibió después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, no del efecto en los votantes de la disminución de impuestos, aprobada con anterioridad a esas fechas.

Sin embargo, hay optimismo en varios sectores del Partido Republicano con respecto al resultado positivo, en términos electorales, de la reducción de la carga tributaria.

Por otra parte, la medida se está discutiendo igualmente en el mundo. Hay quienes afirman que puede producir tensiones en el comercio internacional. Las reacciones en contra se sienten ya en la Unión Europea y China, para mencionar solo dos casos significativos. En el primero, ciertas declaraciones de algunos de sus dirigentes se han entendido como el anuncio de que estarían pensando en acudir a la Organización Mundial del Comercio, con el fin de combatir la decisión americana.Con respecto al segundo, se prevén medidas proteccionistas para impedir la repatriación de capitales de compañías norteamericanas, y el mayor flujo de los recursos originados en sus actividades en China hacia el exterior.

Así mismo, las discusiones académicas son plato de cada día. Como es usual, en una orilla se sitúan quienes defienden la bondad de la disminución de los impuestos considerándola una medida necesaria para que haya más inversión, mayor número de empresas, ingresos en los bolsillos de los ciudadanos y, en consecuencia, incremento del nivel de consumo. En la otra están los que sostienen que bajar el nivel de tributación a las empresas solamente sirve a los accionistas, por cuanto los trabajadores se benefician apenas en un porcentaje menor.

El eco de semejante discusión pública nacional, internacional y académica debe escucharse en el país. Con mayor razón, teniendo en cuenta el mal estado de nuestra economía, así como la urgencia de dar pasos audaces para esta crezca rápidamente en procura de tener buena política social, combatir eficazmente la pobreza, construir equidad y generar empleo.

Bienvenido, pues, el debate económico cuando empieza el año 2018, y en nuestro país se entra en tierra derecha hacia la elección de nuevo Congreso y presidente de la República.En manos del próximo gobierno quedan las rectificaciones que se necesitan, en procura de que la nación recupere la senda del crecimiento y la solidez institucional.