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Matones desde 50 mil pesos: COLOMBIA EN MANOS DE LOS SICARIOS

Los «honorarios» varían de acuerdo a la importancia de la víctima y las dificultades que se presentan al ejecutar la tarea criminal. Los delincuentes que le  quitan la vida a uno de los que denominan:  «blanco», tienen tarifas que oscilan entre entre los 100 mil  y 50 millones de pesos.

 

 

 

 

 

 

 

En Bogotá no es  difícil  conseguir matones a sueldo y mucho menos armas de fuego para ejecutar la acción criminal, en varias localidades se ofrece dicho «servicio».

Los «honorarios» varían de acuerdo a la importancia de la víctima y las dificultades que se presentan al ejecutar la tarea criminal. Los delincuentes que le  quintan la vida a uno de los que denominan:  «blanco», tienen tarifas que oscilan entre entre los 100 mil  y 50 millones de pesos.

En Bogotá  aunque Medicina Legal no tiene cifras de cuántas personas de las cerca de 1.700 que mueren baleadas cada año son víctimas de los sicarios, las bóvedas de los cementerios del sur y las que aún quedan del Central dan cuenta de la guerra silenciosa que Bogotá desconoce.

Investigadores de la Dirección Central de Policía Judicial (Dijín) y de la Policía Metropolitana aseguran que los contratos se concretan en barrios populares y en las llamadas ‘oficinas de cobro’, una modalidad de los carteles de Cali y Medellín transplantada a la capital.

La Policía Metropolitana tiene información de que en Bogotá hay por lo menos dos de estas oficinas, que tienen como fachada negocios legales y prestan seguridad a «traquetos» y comerciantes de dos grandes centros de ventas de la ciudad.

«Protegen el traslado de millonarios recaudos de dinero o cargas de droga», afirmó un investigador que pidió la reserva de su identidad.

La «oficinas», según las autoridades, cobran hasta 50 millones de pesos, de los cuales al pistolero le toca en promedio 5 millones de pesos.

Los sectores donde más se mueve el fenómeno, según las autoridades, son la parte alta de Ciudad Bolívar, la zona de Santa Fe -donde pandillas como los ‘Cobras’ también venden documentos falsos y apoyan secuestros-, algunos sectores de Suba y el llamado sector del Inglés, en el barrio del mismo nombre, donde han operado bandas legendarias como los R-15.

Según investigadores de las universidades Nacional y Javeriana, además de las ‘oficinas’ existe un mercado de sicarios en Bogotá que ha aprendido a adaptarse a la capacidad de gasto de quienes buscan el ‘servicio’. Existen bandas que, según la Dijín, cobran «chichiguas», que pueden ir desde 50 mil pesos y pueden llegar a 300 mil, dependiendo del cliente y el ‘paciente’ (la víctima).

Se mudó de ciudad.

Juan Carlos Bonilla, sociólogo de la Universidad Nacional y quien en los últimos cuatro años ha seguido el comportamiento de bandas en la capital, dice que hay diferencias entre el sicariato como fenómeno en Bogotá y Medellín.

«En Medellín, el sicariato se movió en los años ochentas y noventas en torno a la mafia, los ajustes de cuenta de droga y los carteles. En Bogotá, dejar de pagar una letra de un préstamo por 200 mil pesos, puede ser causal de muerte», asegura.

En su opinión, en Bogotá puede estar ocurriendo un incremento del fenómeno debido a que los jóvenes lo tomaron como modelo social y a factores como la migración y el desplazamiento.

En medio de su investigación, Bonilla y sus compañeros encontraron un grupo del barrio Las Brisas, en los cerros del oriente bogotano, que empezó vendiéndose a las bandas grandes, luego creó su propia ‘bolsa de empleos’ y montó negocio en la céntrica plazoleta del Rosario.

«Aquí el negocio paga porque salen clientes, como algunos esmeralderos que no se quieren untar y necesitan quién les haga la vuelta», le dijo a Bonilla un joven conocido como ‘Chuky’, el 23 de mayo del 2002, justo cinco días antes de morir de siete impactos de bala en la cabeza. Apenas tenía 15 años.

Hay  localidades como Kennedy, San Cristóbal, Chapinero, Santa fe,  Ciudad Bolívar donde es fácil conseguir armas de fuego alquiladas para cometer distinta clase de delitos que van desde hurtos hasta homicidios.

«Hay en zonas donde se alquila un revolver entre 80.000 y 200.000 pesos. En otras se venden desde 300.000 hasta 3.000.000. San Cristóbal, Bosa, Ciudad Bolívar y Kennedy son las localidades donde se encuentra este mercado ilegal de armas», agregó.

Todas las semanas en las diversas localidades de Bogotá, se registran víctimas de los sicarios contratados a unos precios irrisorios, Quienes contratan los servicios de sicarios en su mayoría lo hacen por venganzas, infidelidades, deudas y en muchos casos porque el blanco, les cayó mal.

Existen bandas que, según la Dijín, cobran «chichiguas», que pueden ir desde 50 mil pesos y pueden llegar a 300 mil, dependiendo del cliente y el ‘paciente’ (la víctima).