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La séptima se convirtió en el Bronx: BOGOTÁ SIN ALCALDE

La invasión es total en la carrera séptima entre avenida Jimènez, los peatones han sido desplazados con la mirada complaciente de las autoridades distritales.

 

 

 

 

 

 

Rafael Camargo

Bogotà

 

 

Bogotá parece no tener alcalde. La carrera séptima en el centro de Bogotá es un sector sin Dios y Ley. Consumo de drogas, bebidas alcohólicas, venta de productos robados, armas, extorsiones y hasta tráfico humano se presentan durante el día y parte de la noche.

Las autoridades distritales se han desentendido de ese sector y la vía que fue hecha para los peatones ahora no pueden transitar ante la ocupación de vendedores ambulantes, indigentes, ladrones, vendedores de droga y extorsionistas.  Parece que los funcionarios distritales no quieren abordar este problema, por cuanto consideran que están de salida del Gobierno y quieren pasar sus últimos días en plena tranquilidad.

«El antiguo Bronx y la calle del cartucho están mutando en la vía más importante de Bogotá la carrera 7 entre avenida Jiménez y la calle 24 invadida por vendedores ambulantes, habitantes de la calle y jíbaros encargados del micro tráfico de estupefacientes», explicó un comerciante que a diario es testigo de los acontecimientos que se presentan.

La población flotante en el centro de Bogotá alcanza diariamente medio millón de personas y se encuentran en su mayoría alarmadas ante la crítica situación que se vive en la carrera séptima. Varias personas se han dirigido a las autoridades distritales, pero estas a su vez no prestan atención alguna.

«Todos los compañeros de oficina han sido robados transitando la carrera séptima, donde no hay autoridad alguna que nos proteja», expresó Francisco un empleado bancario.

Mientras tanto algunos vendedores ambulantes denuncian que organizaciones delincuenciales se apoderaron del espacio público y a ellos los obligan a pagar diariamente una cuota de arrendamiento, vendan o no vendan.

«Aquí nos visitan unos sujetos que nos amenazan si no pagamos una cuota. A mi me exigen 15 mil pesos diarios», expresó un vendedor que no quiso revelar su nombre por temor a represalias.

Antes de entregar las obras de peatonalización, la invasión es total de la vía por parte de vendedores ambulantes, indigentes, drogadictos y extorsionistas.

Ninguna autoridad esta presente en la carrera séptima, lo cual ha sido aprovechado para tomarse la misma y realizar hechos delincuenciales.

Antes de seguir por la carrera séptima los peatones lo piensan dos veces para evitar ser objeto de atracos.

Algunas oficinistas acuden a comprar en las ventas ambulantes, pero son observadas por delincuentes para luego proceder a robarlas.