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Como vive el «chapo»: ÚLTIMOS AÑOS DE VIDA

Quizás la condena a Guzmán Lopera al menos les demuestre a los aspirantes a narcotraficantes que no pueden llegar a ser tan célebres como «el chapo» y escapar de la ley. 

 

 

AFP

Desde hace siete años «el Chapo» Guzmán permanece encerrado en una prisión de máxima seguridad en Manhattan. Solicitó a través de sus abogados que  le dejen comprar agua embotellada, ejercitarse al aire libre y tapones para los oídos porque no puede dormir en su celda.

«El Chapo» es considerado uno de los mayores jefes del cartel mexicano de Sinaloa y es acusado de traficar a Estados Unidos más de 155 toneladas de cocaína y condenado por el mismo delito a una pena de cadena perpetua.
 

El capo mexicano del narcotráfico Joaquín «Chapo» Guzmán, declarado culpable de traficar cientos de toneladas de drogas a Estados Unidos, tiene nuevas solicitudes para mejorar unas condiciones que según su abogada son crueles para cualquiera.

El narcotraficante pidió que le dejen comprar agua embotellada, ejercitarse al aire libre y tapones para los oídos porque no puede dormir en su celda neoyorquina.

En una carta enviada al juez federal Brian Cogan , una de las abogadas del «Chapo, Mariel Colón Miró, reclama que su cliente tenga «al menos dos horas de recreación exterior por semana, acceso a la zona donde está la población carcelaria general, poder comprar seis botellas de agua por semana y acceso a un par de tapones de oídos para aliviar su dolor de oídos y ayudarlo a dormir».

Extraditado desde México, el Chapo está detenido en aislamiento casi total en la cárcel de máxima seguridad de Manhattan, el Centro Correccional Metropolitano (MCC).

Según su abogada, sus condiciones de detención, durante más de dos años «sin aire fresco o luz natural» son «crueles e inusuales» y le han dejado «cicatrices psicológicas».

Encerrado en una celda de tres por cinco metros sin ventana, con la luz encendida las 24 horas, lo cual le ha provocado «serios problemas de privación de sueño», solo puede hacer bicicleta fija durante una hora de lunes a viernes en otra celda y no puede ejercitarse los fines de semana, afirmó Colón.

La abogada contó que el Chapo sufre de «fatiga mental» a raíz de su aislamiento casi total «en una jaula» y hay que repetirle las cosas varias veces para que las comprenda.

Su dolor de oídos se ha intensificado y «el Chapo se hace él mismo unos tapones caseros con papel higiénico, dijo Colón al juez Cogan. El aire acondicionado en su celda está tan fuerte que no puede dormir por el ruido en la noche, añadió.

Además, al «Chapo no le gusta el sabor del agua del grifo y ésta tiene a veces moho porque las cañerías son viejas, dijo la abogada, que exige se permita a su cliente comprar más agua embotellada para evitar que se deshidrate o desarrolle cálculos en los riñones.

Tras un mediático proceso de tres meses en la corte de Brooklyn, el ex jefe del cartel de Sinaloa fue declarado culpable el 12 de febrero de exportar toneladas de cocaína, heroína, metanfetaminas y marihuana a Estados Unidos. Debe ser sentenciado el 25 de junio y enfrenta una posible cadena perpetua.

Sus abogados anunciaron que apelarán el veredicto tras la sentencia y también piden un nuevo juicio, alegando que algunos miembros del jurado siguieron la cobertura del primer proceso en los medios y por ende violaron las órdenes del juez.

Uno de los principales abogado del «Chapo», Eduardo Balarezo, quien no trabaja en apelaciones, salió la semana pasada del equipo legal del exjefe narco.

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