Opinión

AIDA MERLANO PARA REIR EN SERIO

Nestor Raul Charrupi Jimenez

Columnista Invitado

 

 

 

 

En este país se compran y se venden elecciones, curules para el congreso, asambleas y concejos, sobre todo, en la Costa atlántica, donde hacer estas manifestaciones es un pleonasmo.
Desconozco las causas de la caída de la Senadora Aida Merlano, para que la justicia la pillara de una manera tan notoriamente sospechosa, haciendo fraude electoral, pero el sentido común nos indica que: en su caso, operó de todo; celadas, trampas, «entrega» estratégica, incluso celos, «malditos celos…», como dice la canción.

Con todo, hay que reconocerlo, esta joven política con corrupción y todo, subió muy rápido en su bellaca escala política, además con inteligencia, pues lo hizo utilizando todos los «partidos tradicionales», claro que, eso en la Costa, parece que tiene el valor de una franquicia. Esta señora les creció demasiado y, rápido quizás por esa extraña mezcla de condiciones en las políticas colombianas: en lo físico es parecida a J Lo y en lo político a una veterana política colombiana que sin querer queriendo y en todos los partido ha conseguido los mejores puestos Marta Lucia Ramirez, es decir, esta Merlano es lo que llaman los entendidos, «Doble propósito». De un lado, su obsecuencia con las élites por su origen humilde, además bonita, encontraron los hábiles mercaderes de la política de la Costa, la «mujer» ideal, para seguir perpetuando las prácticas corruptas, que emplean la generalidad de los políticos de la Costa, donde lo importante es: elegir y ser elegidos.

En la cárcel tenia celda de lujo, con todos los juguetes, parece que era un compromiso solemne de los que la entregaron; pero, seguramente «un pajarito» le dijo que: la iban a matar y, ella opto por las de Villadiego y, voló, voló y voló, hasta tierras venezolanas, país con el cual el presidente Duque tuvo la brillantísima idea de romper relaciones diplomáticas, calificándolos de «bandidos terroristas» encabezados por un tal Maduro, sin dejar siquiera un encargado de negocios con ese señor; pero casi simultáneamente, abrir relaciones diplomáticas con otro país, del mismo nombre y de la misma ubicación geográfica, presidido presuntamente por un «luchador político»: Juan Guaido.

Ahora, han «secuestrado» a la Merlano en ese país Venezuela, no de otro modo se puede llamar, según las autoridades colombianas, puesto que ellos no reconocen a unos terroristas encabezados por ese tal Maduro, puedan hacer capturas legales, además fungiendo ilegalmente como legítimos, siendo que esta función solo le corresponde al gobierno del auto proclamado presidente Juan Guaido, ungido y coronado por el máximo jefe del mundo: Donald Trump. Por ello, la Cancillería Colombiana le solicita enfáticamente al gobierno del excelentísimo presidente Guaido, que requiera a los terroristas de Maduro, los cuales, se repite, tienen ilegalmente a la Merlano, que la entreguen y, cuando Guaido la tenga en su poder, se digne cumplir los pactos internacionales y la extradite a Colombia.

La Caída de la Merlano comprando votos en la Costa Atlántica, es un mal chiste, esa es una práctica, no solo generalizada en esa región, sino sempiterna, la fuga de esta, de la odontología fue un mentiroso sainete, los ilusos somos los colombianos espectadores, que creímos todas esas bellaquerías.
Como dicen en mi pueblo, primero se cae un mentiroso y, con lo que no contaban los vagabundos de toda esta tramoya era que, la capturaran en Venezuela… a pesar de estar «en billetada». Y ahora, quien podrá salvarnos, dijo Duque, invocando al Chapulín Colorado.