Opinión

NO PASA NADA EN COLOMBIA

Las denuncias de las interceptaciones telefónicas, correos electrónicos y datos cada día se enredan más como consecuencia de la falta de claridad por parte de las autoridades, las cuales cambian de versiones en diferentes oportunidades.

El silencio absoluto del gobierno. La falta de un debate por parte de la oposición es el común denominador de un hecho tan grave que se está olvidando. El ministro de la Defensa, que con su argumento «conocí las la denuncia de las chuzadas por la revista Semana», cuando esta actividad ilegal se conoce a gritos de todas las victimas y algunos victimarios que han confesado.

Lo cierto es que el caso, que la Fiscalía ha bajado el perfil de que ya genera las dudas de diversas organizaciones de derechos humanos, por cuanto se dirigen a gran velocidad hacia la impunidad, como ocurre con la mayoría de los casos que asume la «justicia».

Es hora de que Colombia conozca la verdad para contribuir de una manera eficaz a la paz en nuestro territorio. Las dudas que saltan indicarían que hay muchas personas interesadas encausar el caos para que la guerra se siga desarrollando.

Es por ello que debemos, todos los sectores de la sociedad, buscar los mecanismos que permitan corregir los errores del pasado para evitar que se repitan, y que las nuevas generaciones, por fin, puedan disfrutar de un país en paz.

Es necesario que los llamados guerreristas hagan un alto en sus pretensiones y escuchen el clamor de la mayoría de los colombianos, para buscar por encima de cualquier interés la reconciliación.

Nuestros sabios siempre han dicho que los problemas deben generar oportunidades, y ya llegó el momento de hacer caso a la experiencia dejando a un lado la soberbia, que siempre nos ha tenido enfrentados los unos contra los otros.

En consecuencia, si despejamos de una vez por todas, la serie de dudas que se han originado a raíz de las múltiples interceptaciones telefónicas a buena parte de los colombianos, el sendero se hará más fácil de recorrer.

Es hora de acabar con la burla y con la violación de los derechos humanos, para encaminarnos por la paz.