Noticias, TOP

Descubren armas sobre: LA LEISHMANIA PARA INHIBIR LAS DEFENSAS

Persona infectada con leishmaniasis

 

Agência FAPESP

Investigadores brasileños han logrado develar cuáles son «las armas» que emplea el protozoo Leishmania en las células humanas para agravar la leishmaniasis, fundamentalmente la variante mucocutánea, que puede provocar deformaciones en los pacientes. Este descubrimiento apunta caminos en la búsqueda de nuevos abordajes terapéuticos contra la enfermedad, y también echa luz sobre un sistema que puede tener impacto en el combate contra otras afecciones.

Este mecanismo abarca a la Leishmania, a los macrófagos y a un virus que vive dentro del parásito (endosimbiótico), conocido como LRV. En un estudio publicado en la revista científica iScience, se consigna que el protozoario inhibe la activación de caspasa-11, una proteína que forma parte del sistema de defensas de las células de los mamíferos (las humanas inclusive), mediante la autofagia estimulada por el virus. En otras palabras: el LRV impide que la proteína “defensora” actúe con el objetivo bloquear el agravamiento de la enfermedad.

La leishmaniasis, una enfermedad infecciosa y no contagiosa, es considerada endémica en algunas regiones de Brasil. El tipo mucocutáneo, provocado por especies de Leishmania del Neotrópico tales como la L. guyanensis y la L. braziliensis, se caracteriza por causar heridas en la piel, que pueden afectar a las mucosas de la nariz, la boca y la garganta. En los casos graves, puede destruir los cartílagos y provocar deformaciones. Se estima que en el país se registran en alrededor de 20 mil casos anuales de leishmaniasis tegumentaria, la cual abarca a las formas cutánea y mucocutánea.

El panorama

La leishmaniasis mucocutánea es transmitida por insectos del género Phlebotomus que se alimentan de sangre, llamados papalotillas o jejenes, a los que en Brasil se los conoce como mosquitos-palha. Por este motivo, la prevención depende sobremanera del combate contra estos insectos, así como ocurre con el mosquito Aedes aegypti con relación al dengue, por ejemplo. Se considera tanto a la leishmaniasis como al dengue enfermedades tropicales desatendidas (ETD).

Se estima que las ETD afectan a alrededor de 1.500 millones de personas en más de 150 países, fundamentalmente en regiones con escasez de agua potable y déficits de saneamiento básico y en los servicios de salud. Por otra parte, menos del 2 % de los recursos globales destinados al desarrollo de fármacos van para las enfermedades desatendidas, según la iniciativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas (DNDi), una organización sin fines de lucro.

Por consiguiente, no existen vacunas para algunas de estas enfermedades. Asimismo, parte de los tratamientos disponibles derivan de la estrategia de reposicionamiento de fármacos, es decir, medicamentos que en su origen se desarrollaron para otras aplicaciones, lo cual incrementa el riesgo de que los pacientes sufren efectos colaterales graves. Para intentar mejorar este cuadro, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio a conocer a comienzos del mes de febrero de este año un plan llamado «Para terminar con el olvido y alcanzar los objetivos del desarrollo sostenible». La meta consiste en promover acciones y programas hasta el año 2030 con el objetivo de combatir 20 de esas enfermedades desatendidas, entre ellas la leishmaniasis.

«Todo lo que demostramos con este sistema referente a la Leishmania, al virus y a los macrófagos puede tener impacto con respecto a otras enfermedades. De allí la importancia de la ciencia básica: entender la biología para que en el futuro esto sirva de base para desarrollar rápidamente nuevos tratamientos contra enfermedades existentes o que surjan», complementa V. H. de Carvalho en entrevista concedida a Agência FAPESP.

En esta relación entre los descubrimientos anteriores y el avance de los nuevos estudios se encaja un Proyecto Temático  del cual Zamboni es el investigador responsable, y que cuenta con el apoyo de la FAPESP. Bajo su órbita se concretó el trabajo con Leishmania y, más recientemente, otro referente al COVID-19.

Niña con leishmaniasis visceral (enfermedad potencialmente mortal si no se trata) en cuyo vientre se ha marcado el aumento de tamaño del hígado y del bazo.