El abogado Manuel Sánchez, cerebro del renombrado caso del carrusel de la contratación en Bogotá, ahora reside en los Estados Unidos, después de contar con detalles quiénes y cómo hicieron la defraudación más grande de la historia de Bogotá. La banda de los delincuentes del Carrusel de la contratación estuvo dirigida por el entonces alcalde Samuel Moreno y su hermano el entonces senador de la República, Iván Moreno.
Equipo investigativo
Primicia Diario
El abogado Manuel Sánchez, cerebro del renombrado caso del carrusel de la contratación en Bogotá, nos concedió una entrevista exclusiva para Primicia Diario, acerca de la comunicación multidimensional que sostuvo con su padre fallecido, Marcelino de Jesús Sánchez, la cual fue pieza clave para confesar la verdad sobre cómo él y sus cómplices estructuraron la empresa criminal que desfalcó en 5 billones de pesos al Distrito y de esta manera convertirse en el testigo estrella ante la Fiscalía General de la Nación.
Primicia: Recapitulemos, era el año 2013 cuando usted se encontraba en el ojo del huracán de los medios de comunicación y la opinión pública, debido al caso de corrupción en la contratación del Distrito. Mientras atravesaba estos desafiantes momentos, recibió la noticia de la muerte de su progenitor, cuéntenos ¿cómo transcurrió este suceso?
Manuel Sánchez: Eran las 10 de la noche cuando ingresé a cuidados intensivos de la Clínica Fundación Santa Fé, mi padre estaba en un estado crítico, debido al deterioro causado por un agresivo cáncer de próstata. Verlo postrado en un cama me descompuso; por eso tomé su mano y me acerqué a su oído para expresarle lo que sentía, pero era tanto el dolor y la angustia de saber que era el último momento que lo iba a ver vivo, que no tuve las palabras suficientes para decirle todo lo que quería. Mi padre en respuesta a este acto, abrió los ojos, me miró por unos segundos y los volvió a cerrar. Horas después falleció. Durante los días del velorio y el entierro noté un vacío que no me dejaba estar en paz conmigo mismo, por esta razón acudí a mi amigo de muchos años, el Logoterapeuta y Life Coach Armando Martí, para que me orientara en cómo debía sobrellevar este duelo, él me propuso hacer una sesión de expresión de sentimientos para aliviar según él la presión que tenía en el subconsciente.
P: ¿Esperaba usted comunicarse con su padre a través de esta sesión?
M.S: No, para mí fue una sorpresa .Yo estaba conectado al software ‘Trascendenz/Q’ en un estado de relajación y por fin lograba tener mis pensamientos claros, ya que después de meses de estrés en donde no sabía qué hacer con mi vida, estaba logrando algo de tranquilidad. Fue entonces cuando en medio de la meditación y el equilibrio energético escuché claramente la voz de mi padre diciéndome: «perdón y arrepentimiento, Manuel, ante todo la verdad. Quiero pedirte por tu bien, que abras tu corazón para perdonar y arrepentirte, sólo así podrás lograr la paz y el valor que necesitas para confesar toda la verdad». Dentro de mi lógica esto no era posible, pero sentía una fuerza que me llevaba a abrir mi corazón y a aceptar estas palabras. En ese momento, debido al impacto comencé a llorar, pues nunca pensé que algo así me fuera a suceder.
P: Manuel ¿cómo interpreta usted esta experiencia?
M.S: Como ustedes saben yo soy abogado, mi formación ha sido metódica y racional. Por eso puedo concluir que existe en una vida en el más allá, algo que antes no concebía. Este acto me sensibilizó y me permitió abrirme a esta experiencia que yo llamo una conciliación espiritual, de donde saqué la fuerza para sobreponerme a mis errores y confesar la verdad, a pesar de las amenazas de mis poderosos enemigos.
P: Después de esta sesión trascendental ¿qué rumbo tomó su vida?
M.S: Ante todo decidí perdonarme a mí mismo por las malas decisiones que había tomado, extendí este perdón a mi familia que estaba sufriendo por mis acciones y acepté el acuerdo con la Fiscalía General de la Nación para ser testigo estrella contra los involucrados en el Carrusel de la Contratación en Bogotá. Mi pasado que tanto me avergonzó y durante muchos años negué y manipulé, hoy arrepentido lo asumo como un maestro que me enseñó a dedicar más tiempo a mi salud física, mental y espiritual, por eso ejerzo mi profesión desde otro escenario, buscando la transparencia en mis espacios de trabajo.
P: Estando en los tribunales, expuesto a los medios de comunicación y a los millones de colombianos que seguían este caso ¿qué lección aprendió?
M.S: Este suceso me enseñó a actuar con humildad, pues al ver el compromiso que tenía no solo con el país si no también con mis hijos Sebastián y Camila, de ser un ejemplo de valor y coraje para revelar los métodos utilizados en uno de los desfalcos más grandes en la historia de Bogotá; ha sido uno de los momentos más desafiantes en mi vida, porque tenía la obligación de resarcir mis desaciertos. Cuando estuve amenazado de muerte me vi en una encrucijada ya que no era el único que corría peligro. Mi padre me dio a entender con su mensaje de luz que no había excusas para esconder esta verdad. En el fondo todos los seres humanos merecemos una segunda oportunidad que con esfuerzo, dedicación y una actitud de obediencia y entrega a un Poder Superior, se logra.
P: Para finalizar, ¿cómo una persona tan psicorígida y pragmática como usted generó un nuevo comienzo en su vida?
M.S: Entendí que no debía competir ni demostrarle nada a nadie como lo hacía antes, sobrepasé límites infranqueables al querer controlar siempre el resultado de todo. En mis espacios de soledad cuando muchas personas que creía amigos me dieron la espalda, tuve un reencuentro conmigo mismo muy doloroso, pues comprendí que era un hombre superficial, básico y egoísta, que al dejarme influenciar por las personas pertenecientes a los círculos de poder económico, político y social, y especialmente por la ambición caí en un vacío que solo pude llenar cometiendo delitos. Con estas pruebas dadas por la vida, por fin tuve una reflexión profunda que me llevó a tener gratitud con aquellas personas, como Armando Martí y su grupo interdisciplinario, así como también con la Fiscalía General de la Nación y sus fiscales investigadores, que vieron más allá de mis errores y creyeron que yo era capaz de crear una mejor versión de mí mismo. Si estoy vivo es por un propósito y eso es lo que estoy encontrando. Agradezco a Dios y a mi padre por enseñarme el valor de la familia, de mis amigos que me tendieron una mano y de la honestidad para asumir los retos del día a día.
