El ‘Rayo de Plata’ era uno de los más exitosos, promovía el juego limpio.
Jorge Éric Palacino Zamora
Orbedatos
Adiós al recordado hombre de radio y leyenda de la lucha libre,
víctima del Covid-19.
José Paipilla Pinzón, oriundo de la vereda Toibita de Paipa, Boyacá, será recordado como un genio de la radio musical. La emisora que dirigía llegaba al primer lugar. Además, fue el famoso ‘Rayo de Plata’ ídolo de los tinglados en los años 80.
Transcurría la década de los 80, y mientras unos chiquillos soñaban con seguir los pasos del ídolo del fútbol Willington Ortíz, otros tantos toreaba gozques a la salida del colegio, anhelando que algún día su nombre fuera inscrito en la prensa como el del matador de toros Pepe Cáceres, y otros improvisaban viejos colchones, a manera de cuadriláteros, para emular a ‘El Tigre de Colombia’, ‘Henry London’, ‘El Kuaikal del Perú’, ‘El Águila del Zulia’, ‘Frankenstein de Panamá’. ‘Jack Veneno’, ‘Corneluis Congo’, el ruso ‘Nicolai Zigulinoff’, ‘King Brinert’, de Argentina; y al heroico ‘Rayo de Plata’.
La espectacularidad de las patadas voladoras, llaves «quebrahuesos», castigos, amagues, giros, campanas y tijeras, eran la marca de esta pléyade de luchadores enmascarados, entre quienes se destacaba el ‘Rayo de Plata’, un personaje que en un principio muchos seguidores de esta disciplina, mezcla de deporte y espectáculo acrobático advertían como de origen mexicano. En realidad, tras la máscara legendaria y los vuelos fantásticos que congelaban los fotógrafos de los vespertinos de la época, y que algunos recortábamos para pegar en la cabecera de la cama, estaba el boyacense José Paipilla Pinzón.
El ‘Rayo de Plata’ era uno de los más exitosos, promovía el juego limpio. En los previos a las luchas inculcaba estos valores. El espectáculo de la lucha que se había gestado en el entorno de barrios populares como el Policarpa Salavarrieta, llegó en 1986 al Coliseo de los Deportes de Bogotá, con transmisión para el programa de televisión Super Viernes de RCN, con la conducción de Marco Aurelio Álvarez. Esta aventura de llevar el más teatral de los deportes a la televisión tenía como antecedente la presentación, en 1974, de Carlos Pinzón, y su Club de la televisión, de un combate “máscara contra cabellera” entre el ‘Jaguar de Colombia’ y el ‘Cacique Mara’, de Venezuela.
Paipilla, vestido de ‘Rayo de Plata’, seguía los pasos de las leyendas de la lucha libre de Colombia como ‘El Jaguar’, quien llegó a participar en peleas de la WWF en Estados Unidos, y a protagonizar cinco películas bajo el vestuario y la máscara de ‘El Santo’. A mediados de los ochenta, Paipilla dio el salto desde el ring para convertirse en empresario, y empezó a organizar eventos de esa disciplina. Organizaba combates, peleaba y transmitía para radio. «Combinaba la función de deportista y empresario», recuerda Cenén Vasquez, periodista musical y realizador del programa «Desfile de Acordeones», desde hace 40 años.
«Trabajamos en Radio Metropolitana, de la cadena Tricolor de «El Loco Vanegas» -José Antonio Vanegas Rivera-. Paipilla era el director, un promotor muy dedicado y con muy buen olfato para la música tropical, especialmente”, comenta Vásquez.
El paso de Paipilla por Medellín también marcó el buen momento de la emisora tropical Radio Claridad, de esa ciudad, estación que promociona la carrera de íconos del género bailable como Rodolfo Aicardi, quien saluda al genial director musical en el tema «Carola»
Leonel Lizcano, una de las voces más bellas de Colombia y quien trabajó con José Paipilla en Radio Santa Fe, destaca su calidad para dirigir programas musicales. Con el conocimiento y experiencia tras haber «hecho el curso” en la Voz de la Sabana, de RCN y Radio Capital, del Circuito Todelar de Colombia. En esa época se hizo famoso el formato de los «Tres en línea», en el que se presentaban tres exitazos bailables, «una de las ingeniosas marcas de Paipilla”, complementa Cenén Vásquez.
Para 1991, de acuerdo con la reseña que el propio «Rayo de Plata» realizó a manera de presentación de su emisora en formato digital, logra el sueño de tener su propia estación radial. Fue la recordada estación Ecos del Palmar, ubicada en el extremo del dial 1520 del AM. A pesar del poco privilegiado lugar y el declive de la radio en amplitud modulada, la capacidad comercial de José Paipilla Pinzón, así como su calidad de programador, le permitió situarse en primeros lugares de sintonía.
Frente a las nuevas dinámicas de la difusión de música, este visionario decidió vender la estación, pero conservó el nombre de Ecos del Palmar, impronta de la buena música en Colombia, la cual se puede disfrutar hoy vía internet.
El legado del audaz y promisorio José Paipilla estará presente entre los amantes de la música bailable, y por supuesto, su recuerdo permanecerá entre los veteranos seguidores de la lucha libre, con su parafernalia de máscaras, capas, botines y antifaces escarchados, o sencillamente, con el anuncio que retumbaba en las emisoras y en las potentes bocinas de los coliseos: «¡Cuidado que aquí va el invencible «Rayo de plata!».
Paradojas de la vida y sus indescifrables reveses: a José Paipilla no lo venció un gladiador de cartel, sino un invisible enemigo enmascarado: el maligno y enigmático Covid-19, que le cortó para siempre la respiración en Facatativá.