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NOTA EDITORIAL: EL IMPEDIDO DEBE RENUNCIAR

EditorialEl impedido debe renunciar

 

Triste es que el sector agropecuario de Colombia, que atraviesa la peor crisis de su historia, ahora tenga en la dirección a un ministro como Rubén Darío Lizarralde, quien siempre estuvo en el lado de los industriales y empresarios del campo enfrentando a los trabajadores y campesinos. Ahora, según argumenta, se encuentra impedido para abordar la mayoría de los temas de su cartera por conflicto de intereses.

 

Esta situación está llevando al sector agropecuario a su liquidación, si se tiene en cuenta la crisis, que ya ha tocado fondo. El Gobierno nacional, a pesar de los acuerdos firmados y las promesas realizadas, está dando a entender que el campo y sus gentes no son temas de importancia para la Administración.

 

Colombia merece otra suerte. Hay muchos colombianos capacitados y sin  impedimentos, que pueden desempeñar con lujo de competencia el cargo de ministro de Agricultura;  el actual,  se ha constituido en una carga de alto peso para la misma crisis de credibilidad que registra el Gobierno central.

 

La pregunta que se hacen los trabajadores del campo es cómo en respuesta a una solicitud del senador Robledo, el Banco Agrario se negó a entregarle información sobre los proyectos asociativos que el ministro Lizarralde promovió como gerente de Indupalma y que fueron financiados con recursos públicos.

 

Con fundamento en una sentencia que le ordenó a Finagro entregarle al congresista el listado de los beneficiarios del Fondo Agropecuario de Garantías, Robledo señaló que el Banco Agrario está violando la Constitución y la ley, porque su deber es suministrar la información que los senadores necesitan para el control político. Tal afirmación la fundamentó en que él no puede cumplir los compromisos firmados durante el reciente paro nacional, porque durante su vida siempre ha estado manejando los intereses de los hacendados e industriales del sector rural.

 

Cómo es posible que por evitar nuevas denuncias contra «el impedido», como ya lo llaman en los mismos pasillos del Congreso nacional, se le esté prohibiendo al sector agropecuario entregar información que comprometa al ministro Lizarralde, con el argumento de que se trata de «secretos de Estado».

 

Por el bien de Colombia, del campo, del Gobierno y de todos es sano y necesario  que el ministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde, dé un paso al costado, o que el presidente tenga la valentía de relevarlo del cargo.