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POLICÍA COLOMBIANA «INSTRUYE» A PERIODISTAS SOBRE EL LENGUAJE IDEAL

La policía busca psicológicamente manipular información y para ello está entregando a los comunicadores una tabla donde indica que no  debe decirse y como debe cambiarse. Los autores de la «guía» desconocen el significado de las palabras que utilizan.

 

 

 

Jairo Cala Otero

Cultor del español correcto

Bucaramanga

Especial para Primicia

Hay fuentes de información para los periodistas que les piden, o tratan de incrustarles en sus testas, el uso del lenguaje que a ellas les parece conveniente a su ideología, o a su estilo institucional para llamar las cosas. Muchos, ciegos por la fidelidad a tales fuentes, acatan tales instructivos a pie juntillas; otros más pensantes, no ceden ante tales embestidas, para conservar su independencia profesional.

 

Un colega de Bucaramanga me hizo llegar la parte pertinente de un comunicado del Departamento de Policía Santander (Colombia), en el que se les indica a los periodistas cómo hablar y escribir en algunas precisas circunstancias. Veamos:

Amigo periodista:

 

NO DIGA

DIGA

Retén policial

 

Puesto de control de la Policía Nacional
Dado de baja

 

Abatido en combate
Niño soldado/guerrillero

 

Niños reclutados forzadamente por organizaciones terroristas
Ofensiva

 

Escalada terrorista
Retención ilegal

 

Secuestro
Paramilitar Bandas delincuenciales o disidentes
Objetivo militar Objetivo  terrorista
Guerrillero Terroristas
Opera Delinque
Hostiga Atenta contra la población civil
Toma de poblaciones Asalto terrorista a poblaciones
Retención ilegal Secuestro
Asesinato colectivo Matanza/Masacre

 

Como se nota, la «tabla lingüística policial» tiene su dosis de influencia psicológica en los periodistas que llegaren a acatarla. Hay una expresa «orden» al usarse la expresión «No diga», e indicarse de modo abierto qué otra expresión debe remplazar aquella que no es del gusto de los mandos de la Policía Nacional.

 

No sé qué recibo le hayan dado sus destinatarios a ese comunicado. Lo cierto, por ahora, es que el asunto no es de poco valor: por un lado, se está saltando, en unos casos, el rigor semántico de algunos vocablos y transmutándolos por otros, de origen policivo pero de espíritu espurio a la luz de la lingüística; y, por otro lado, se ejerce cierta manipulación acomodaticia, con fines estrictamente ligadas al funcionamiento e intereses de aquella institución armada colombiana.

 

En periodismo existe una norma de ética que indica que los periodistas no deben «casarse» con sus fuentes. Eso significa que no deben dejarse manipular en ningún sentido. Nada más recordemos el caso de la periodista que en Bogotá, después de un rato de farra, generó tamaño despliegue de Fuerza Pública por una ligereza a instancias de su «confianza» con una de sus fuentes, un oficial de la Policía Nacional.

 

Ahora veamos algunos de los vocablos cuyo significado pretende cambiar ese organismo armado, y que dicen otro asunto, según el DRAE:

 

Retén: ‘Tropa que en más o menos número se pone sobre las armas, cuando las circunstancias lo requieren, para reforzar, especialmente de noche, uno o más puestos militares’. En Bolivia, Colombia, El Salvador, Honduras y México significa ‘Puesto fijo o móvil que sirve para controlar o vigilar cualquier actividad’. Luego la palabra retén es correcta.

Dar de baja: ‘Tomar nota de la falta de un individuo, ocasionada por muerte, enfermedad, deserción, etcétera’. Luego la locución ‘dar de baja’ es correcta. En cambio, lo que se sugiere (abatido en combate) es erróneo; porque abatir no significa matar, sino tumbar. En la guerra hay muertos, no caídos por zancadillas.

Ofensiva: ‘Que ataca o sirve para atacar. Movimiento, sistema ofensivo. Perteneciente o relativo al ataque. Ataque, agresión, especialmente la realizada por una fuerza militar’. Luego la palabra ofensiva es correcta.

Guerrillero: ‘Perteneciente o relativo a la guerrilla. Paisano que combate en la guerrilla’. Luego la palabra guerrillero es correcta. Que a un guerrillero también se lo llame terrorista es cuestión de estilo, no de imposición.

Operar: ‘Llevar a cabo acciones de guerra, mover un ejército con arreglo a un plan. Robar, estafar, llevar a cabo actos delictivos’. Luego la palabra opera es correcta. Un periodista no es juez para calificar la acción de un antisocial, luego mal puede decir ‘delinque’ sin que le conste, aunque aparentemente aquella persona lo haya hecho. Eso es asunto de la justicia.

Hostigar: ‘Incitar con insistencia a alguien para que haga algo. Hostilizar al enemigo’. Luego la palabra ‘hostigar’ es correcta, con sus derivados.

Asesinato: ‘Acción y efecto de asesinar’. Y asesinar es ‘matar a alguien con premeditación, alevosía, etcétera’. Luego ‘asesinato colectivo’ es un giro correcto. La calificación de masacre también es válida, según la semántica. Aquí funciona la estilística.

Paramilitar: ‘Dicho de una organización civil: Con estructura o disciplina de tipo militar’. Los adjetivos que sugiere la Policía esconden la cruda realidad de lo que se conoce.

Queda, pues, al escrutinio de las mentes luminosas de los interesados la decisión que gusten escoger. No trato de torcer el rumbo de nada, solo anoto que los términos «prohibidos» por la Policía Nacional son tan castizos como llamar mamá a la mujer que a uno lo parió.