El diferendo sobre el Sahara que enfrenta a Marruecos con el Frente Polisario, financiado por un país vecino, ha tenido, durante este último año, una evolución muy particular debido a los cambios que se han llevado a cabo en la escena, regional e internacional
El triunfo del realismo que representa el Estatuto de Autonomía presentado por Marruecos, opción que sigue ganando terreno en el seno de la Comunidad Internacional.
Viviana Marcela Pedroza Serrano
Primicia Bogotá
El diferendo sobre el Sahara (antigua colonia española situada al Noroeste de África), que enfrenta a Marruecos con el Frente Polisario, financiado por un país vecino, ha tenido, durante este último año, una evolución muy particular debido a los cambios que se han llevado a cabo en la escena, regional e internacional. Esta evolución ha influido en las relaciones de fuerza entre los diferentes protagonistas.
Más allá de los aspectos puramente jurídicos, intervienen otras consideraciones de orden geopolítico, en un contexto regional e internacional en plena mutación.
Múltiples Estados, principalmente latinoamericanos, han procedido a finales del 2013, al retiro del reconocimiento a la Rasd (República Árabe Saharaui Democrática), entre ellos, Haití, Panamá, Paraguay y más recientemente, la República de Mauricio, en África.
Con esta decisión, estos países se suman a un grupo de Estados que nunca la reconocieron; ¿Por qué?
De hecho, todo el mundo se ha dado cuenta de que la República Árabe Saharaui Democrática no constituye una entidad política soberana, en términos de derecho internacional público. Esta entidad no dispone de territorio, ni de población y menos aún de un poder político soberano. Es esto lo que sobresale, a titulo de ejemplo, en el comunicado publicado por el Gobierno panameño, al anunciar el retiro de su reconocimiento.
Colombia fue uno de los primeros países en la región que retiró el reconocimiento de la entidad saharaoui en el 2001.
De esta manera, los países que lo han retirado, vienen a alinearse del lado de la legalidad internacional, en un momento en que el proceso emprendido bajo los auspicios de las Naciones Unidas, sigue en curso.
En términos geopolíticos, esta serie de retiros acontece en un contexto regional marcado por la crisis que persiste aún en el Sahel y que pone en riesgo la estabilidad y la seguridad de toda la región. Según informaciones, muchos individuos de los campamentos de Tindouf están implicados en acciones ilícitas de los “jihadistes”.
Dentro de este contexto, cualquier discurso sobre un micro-estado pierde toda su credibilidad, puesto que todo cambio en el equilibrio geopolítico, va a agravar la situación y a aumentar los riesgos en esta región. De ahí el triunfo del realismo que representa el Estatuto de Autonomía presentado por Marruecos, opción que sigue ganando terreno en el seno de la Comunidad Internacional.