Actualidad, Deportes, TOP

EL SAPO

Zapo de ojos grandes-112798Es criticón, mentiroso, hablador y hace creer que es amigo de todos. Entonces, mucha atención que puede estar por allí dando saltos.

Reinel Gutiérrez

Especial para Primicia

 

Los anuros son una especie de anfibios llamados vulgarmente sapos y ranas. Esos animales viven y se reproducen en medio de la maleza, a las orillas de los ríos, y en las selvas. Varían de tamaño según la región, el clima y la vegetación. Se alimentan de  insectos, y tienen como su principal depredador y enemigo a las serpientes. Pese a ser una especie exótica, su presencia no  es muy agradable ante la vista de las personas.

En el divagar verbal del ser humano, y en sociedades como la colombiana, la figura de este indefenso ser viviente ha sido estigmatizada, pues tal vez por ser de boca grande, se le ha comparado con el bocón humano que habla demasiado y que termina siendo llamado «sapo». Hecha esta introducción aclaratoria y descriptiva es más entendible el asunto por tratar.

Es «sapo» es aquel trabajador que permanece diciéndole cosas sobre sus compañeros al jefe, en  fábricas, empresas públicas y privadas, oficinas, centros de comercio, etcétera.

Lo es el estudiante que difama de los demás alumnos ante el profesor. El que le lleva regalos al gerente, o al rector. Tiene esas características el cura que habla de los  otros sacerdotes ante el señor obispo. El soldado que tiene confianza con el coronel o el capitán. El  hermanito menor que les dice a sus padres que la hermanita tiene novio. El amigo que le dice a su vecino que la esposa tiene amante. La comadre que también le avisa al compadre que su señora lo engaña. El ministro que hace quedar mal a sus colegas frente al presidente. También es considerado «sapo»  quien denuncia a quienes están sacando mercancía de la bodega de la empresa para llevar a la casa. El que denuncia las instalaciones fraudulentas de agua y energía. El atleta que delata  al otro por haber tomado el desecho en la carrera.

En política, el animal sufre una metamorfosis extraña y se transforma en lagarto, que se arrastra hacia sus superiores para galantearlos, quemarles incienso y adularlos permanentemente. Se vuelve servil para pegar afiches, poner  pasacalles, pintar consignas  en los muros, hacer empanadas y tamales, ayudar a repartir las tejas de Eternit y las camisetas. Es experto en venias y genuflexiones, se pone  al frente de las manifestaciones para lanzar vivas y agitar los comités de pólvora y aplausos. Se hacen notar en todo momento.

El comportamiento del llamado «sapo humano» puede obedecer a una conducta egoísta y al afán de perjudicar a los demás. Reviste una gran inseguridad, y sus acciones están encaminadas a tener al jefe a su favor para conseguir privilegios y estabilidad. En ese orden de ideas no le interesa pasar por encima de los demás, y menos medir las consecuencias por su actitud, como despidos, sanciones y castigos. Como el anuro tiene ausencia de belleza, entonces se cree que el comportamiento del «jetón» es  algo muy feo, de allí la comparación, que en este caso no es odiosa sino acertada.

Ese animalito incrustado en la vida laboral, estudiantil y hogareña no ha sido nombrado por decreto o meritocracia, sino por sus funestas actitudes. De todas maneras es bueno cuidarse, porque siempre actúa agazapado, a la escondida, detrás de la puerta mirando por la rendija de manera sigilosa. Es criticón, mentiroso, hablador y hace creer que es amigo de todos. Entonces, mucha atención que puede estar por allí dando saltos.