«Ganando el voto en blanco se tendrá que convocar a nuevas elecciones para presidente de la República, y allí, así de simple, tendremos ante nosotros la oportunidad de inscribir una candidatura de parte del pueblo afrocolombiano».
José Fernando Tapia
Director nacional Cenafro
Especial para Primicia
Muchos han manifestado su simpatía con la propuesta, en el que se plantea explorar, como pueblo, nuestro potencial demográfico o electoral, para propiciar unas eventuales elecciones atípicas a la Presidencia de la República, a fin de presentar una candidatura afrocolombiana. Así nosotros mismos, y sin depender de nadie, configuraríamos la oportunidad única e invaluable de adquirir la posición de máximo mando, decisión y direccionamiento del Ejecutivo en el país, que nunca hemos tenido. O el puro hecho de llevar dicha proposición al escenario de competencia real, nos pondría, en términos de negociación, en una posición dominante y no de mendigos, usuarios o esclavos en los escenarios determinantes para la toma de las decisiones, desde donde se pueden mitigar o mejorar, efectivamente, nuestras realidades, revertir las situaciones adversas o complejas de nuestra población y tener en nuestras manos el desarrollo de nuestras regiones.
Algunos han dicho que para qué, que no somos capaces ni de arreglarnos a nosotros mismos; que para qué hacer el ridículo, que muy a pesar de los casi cuatro siglos vividos de esclavización y de no poder estudiar eso sería promover el racismo; que no hay nadie capacitado para ello, que es mejor que sigamos sirviendo a los demás; que es mejor buscar un buen amo; nos podemos quedar sin el pan y sin el queso; que son muchos requisitos, que se necesita mucha plata; que el deseo de libertad y progreso no hablan más fuerte que el poder y el dinero, y muchas otras excusas altamente hirientes u ofensivas, que no mencionaré.
Porque prefiero resaltar a los que la agarraron de una vez, los que reconocieron que ni las migas nos han tirado, los que han dicho que es una buena iniciativa, que la mayoría de personas afrodescendientes lo han contemplado antes, pero que no se atrevían a plantearlo; los que también harían campaña y los que dicen que si faltan 16 días para las elecciones cómo podríamos los afrocolombianos llegar a hacer eso.
El escenario es simple y se concibe el mismo día de las elecciones presidenciales (25 de mayo), cuando se medirán las propuestas electorales de los partidos, representados en los candidatos que ya todos conocen, frente a la indignación de cientos de ciudadanos colombianos a causa de la caótica situación legislativa, ejecutiva y judicial del país, representada por el voto en blanco; y donde los cuatro millones de afrocolombianos debemos tomar partido, pues somos la fuerza electoral dispersa que siempre desequilibra la balanza en todas las elecciones, a favor de otros.
Pero esta vez, nosotros mismos canalizaremos por voluntad propia, con un objetivo puntual y razones válidas, a nuestros amigos, familiares, compañeros de trabajo y demás para votar en blanco. Ganando el voto en blanco se tendrá que convocar a nuevas elecciones para presidente de la República, y allí, así de simple, tendremos ante nosotros la oportunidad de inscribir una candidatura de parte del pueblo afrocolombiano.
La publicidad es muy fácil de hacer: llamar por un minuto a alguien para informarle de lo que estamos haciendo, hacer una hoja o un papel que diga «Te invito a votar en blanco». Es preciso para ello seguir contando con tu simpatía, apoyo y participación.