Siempre es importante conocer más allá de lo elemental a la vista. Poder entender cómo funciona el cuerpo humano, nos da una idea de qué hay que hacer para cuidarlo y también de cómo tratarlo.
Luz Andrea Jaramillo Losada
Psicóloga-Terapeuta Sexual
Primicia
Siempre es importante conocer más allá de lo elemental a la vista. Poder entender cómo funciona el cuerpo humano, nos da una idea de qué hay que hacer para cuidarlo y también de cómo tratarlo.
En la anatomía humana, hay funciones similares entre órganos, pero también hay órganos diferentes entre hombres y mujeres pero que algunos de sus funcionamientos son similares en gran medida.
Los órganos sexuales femeninos son mucho más complejos que los masculinos, aunque no son parecidos al observarlos comparten funcionalidad, por ejemplo, los genitales femeninos en su parte interna no está claramente delimitado el tejido vaginal, a su vez comparte muchas secuencias del recorrido para llegar al orgasmo.
Para entender este funcionamiento, quisiera hacer un breve recorrido por la anatomía sexual femenina. Comienzo por definir que el órgano sexual femenino es la «vulva», quien está compuesta por dos grupos de labios, los mayores y los inferiores, encontramos también el clítoris, el orificio uretral y el orificio vaginal.
Los labios mayores, son unos pliegues gruesos que están unidos al monte de venus (zona de vellosidad púbica), este monte es el que protege al hueso púbico de los impactos en el coito.
Es importante recordar que los vellos genitales femeninos, tiene una función de protección, y ellos son los encargados de producir gran cantidad de feromonas (sustancia química secretada por el cuerpo que hace las veces de estimulante y atrayente sexual), haciendo que el sexo opuesto al detectarlas inconscientemente perciba una atracción hacia la persona que las secreta.
Otra función de las vellosidades genitales, es la de proteger contra las infecciones de trasmisión sexual, evitando que pasen fácilmente tras el contacto piel con piel.
Los labios menores hacen parte de la mucosa vaginal, son unos pliegues pequeños que se unen para formar el prepucio que cubre la parte externa del clítoris, recordemos que estos órganos tiene un grado de sensibilidad.
Si hablamos de un órgano complejo, que conecta nervios, tejidos, músculos y ligamentos, y que reacciona cuando hay excitación en la mujer, es el clítoris. Aunque comparte muchas similitudes estructurales con el pene del hombre, el clítoris se extiende más allá de la superficie de la vulva, va hacia el interior y su final conecta con el hueso púbico. Por esta razón, una no adecuada estimulación del clítoris, dificulta la excitación femenina y una extrema estimulación puede llegar a lastimar o incomodar.
Lo que se conoce como el tan afamado punto G, es una zona compuesta en un 90% en un tejido eréctil esponjoso, algunos estudiosos han encontrado que esta zona se encuentra en el interior de la vagina por encima de la uretra. Sin embrago, ya hemos mencionado en repetidas ocasiones, que el punto G varía dependiendo la persona, y que no es un solo lugar del cuerpo humano, sino que es una zona receptora y de excitación.
Continuando con la anatomía femenina, llegamos a la vagina, quien es la que puede transportar el esperma hasta el útero, siendo el órgano que lo conecta con los genitales externos; la vagina es el mismo canal por donde la mujer da a luz.
Mucho se ha hablado de la experiencia femenina y mentir acerca de los orgasmos, pero algunas veces sucede que también lo hacen con el nivel de excitación, pues en este punto no es mucho lo que se puede creer}; hay un factor que demuestra si realmente la mujer está o no excitada, hay algunas enfermedades o disfunciones que no entran en este grupo de indicadores y que inhiben en correcto funcionamiento del cuerpo humano.
En una ausencia de enfermedad, la excitación femenina se percibe por la lubricación. Es bien conocido que a diario, y por los cambios hormonales del ciclo menstrual, el cuerpo femenino produce una lubricación, pero ésta no es suficiente para que el coito se realice sin sentir molestias; al momento de la excitación sexual el cuerpo hace descender unas gotas que humedecen y disminuyen la acidez del fluido basal de la vagina, adecuando a éstos órganos para la penetración. La correcta lubricación, es la pauta para catalogar un coito satisfactorio o uno doloroso.
El comportamiento sexual femenino, discierne del masculino toda vez que en las mujeres éste es más holístico, pasando por la seducción, las sensaciones, el compromiso, la entrega y el reflejo de un patrón antecesor que predisponga el encuentro en fases satisfactorias ya vividas con alto grado de cumplimiento en la expectativa.
Cuando se creó el Viagra y otros fármacos similares, estaban dirigidos solamente a los aspectos físicos del ser humano, generar una erección masculina en un tiempo suficiente para penetrar a una pareja. Se realiza entonces una milagrosa curación momentánea; para que se repita, deberá la persona llenarse de químicos y hormonas artificiales, esto, mientras dura el efecto de la «pastilla», pero de ninguna manera funciona como incitador del deseo sexual o de la libido; es decir, poca ayuda significativa para la mujer que en su mayoría, cuando presenta un problema sexual, se debe a la falta de deseo.
Como mencione párrafos atrás, la anatomía genital femenina es similar a la masculina en algunos aspectos, por ejemplo, el tejido eréctil que posee en gran cantidad el pene del hombre, se encuentra en la mujer, de forma tal, que los cambios en el flujo sanguíneo cuando una mujer se siente excitada y que empieza a lubricar, van generando la distensión (aumento de tamaño) de la vagina y del clítoris, en cuestión de segundos el suministro de sangre que llega a la paredes de la vagina, se asemeja a la que llega a los cuerpos cavernosos del pene, haciéndolo crecer equivalentemente.
«No importa lo lento que vayas, siempre y cuando no te detengas»
En cuanto a la vida sexual femenina, podemos decir que unas sesiones seguidas de sexo pueden reafirmar el vientre, el trasero y mejorar la postura; en los hombres, el no practicar coito puede aumentar el tamaño de la próstata.
Es claro que cuanto menos sexo practique una mujer, más difícil le será experimentar un orgasmo; para aquellas mujeres que no poseen pareja estable, es aconsejable el uso del vibrador y así mantener la función vaginal. La disfunción sexual femenina es un problema multicausal y multidimensional, aquí entran los factores psicológicos, biológicos e interpersonales que hacen que se bloquee la respuesta sexual.
Un mal funcionamiento en el paso de la sangre a las paredes del útero, no dejaran que se contraigan los músculos del suelo pélvico durante el orgasmo, así mismo una excitación esta dada por los estrógenos, quienes se activan por orden del sistema nervioso simpático manteniendo la mucosa de la vagina húmeda, y dando unos umbrales sensitivos más altos; cuando la sangre llega a los genitales, éstos se vuelven más sensibles, si el organismo no permite que esta sangre llegue en cantidad y calidad, se obstruye la respuesta y no se genera orgasmo.
Todo este recorrido, para poder entender que tanto el hombre como la mujer, necesitamos más que un simple estimulo externo, una caricia o la concentración, para poder responder como debe ser en la cama. No es cierto que los hombres sean solo pene y caricias, ni tampoco que las mujeres se nieguen a un toqueteo inescrupuloso para poder excitarse, hay que saber jugar, hay que saber tocar, pero lo más importante, ¡Hay que saber! Buen día.
Lo que se conoce como el tan afamado punto G, es una zona compuesta en un 90% en un tejido eréctil esponjoso, algunos estudiosos han encontrado que esta zona se encuentra en el interior de la vagina por encima de la uretra.
El comportamiento sexual femenino, discierne del masculino toda vez que en las mujeres éste es más holístico, pasando por la seducción, las sensaciones, el compromiso, la entrega y el reflejo de un patrón antecesor que predisponga el encuentro en fases satisfactorias ya vividas con alto grado de cumplimiento en la expectativa.