El anfitrión del Mundial fue eliminado por los europeos en una goleada histórica, con cinco tantos en el primer tiempo y dos en el complemento. Brasil descontó sobre el final. Belo Horizonte, el país más ganador de la historia y el mundo asistieron atónitos a una lección de fútbol de los alemanes, que jugarán la finalísima por octava vez. Su rival será el vencedor de Argentina y Holanda, la otra semifinal en San Pablo.
En una pesadilla peor que el «Maracanazo» de 1950, Alemania vapuleó a Brasil con un rotundo 7 a 1 en su propio Mundial en una de las semifinales de la Copa. Así, los alemanes clasificaron por octava vez a una final de la máxima competencia. Su rival será el ganador del duelo de este miércoles, 17 hs en San Pablo, entre Argentina y Holanda.
En una jornada histórica que costará olvidar para brasileños, alemanes y para el mundo futbolero, Alemania abrió la cuenta a los 11 minutos a través de Müeller luego de una distracción increíble de los brasileños en un tiro de esquina.
A partir de allí, Brasil desnudó todas sus falencias y fue un concierto de Alemania, que convirtió cuatro goles en siete minutos -dos de Kross, uno de Khedira y otro deKlose, goleador histórico de los Mundiales-, y derrumbó así las ilusiones de vengar el «Maracanazo» de los dueños de casa.
Brasil lució como un equipo partido al medio, sin corte en la mitad, y con sus líneas muy separadas. Ni la ausencia del suspendido Thiago Silva explica las ventajas que ofreció el equipo de Scolari en su última línea. Eso fue letal para el poderío del ataque alemán, y la goleada, ante la incrédula mirada de los espectadores del estadio Mineirao, comenzó a consumarse.
Para los argentinos, el recuerdo de la goleada alemana al equipo de Diego en Sudáfrica 2010 volvía en imágenes ante cada gol teutón, aunque para Brasil terminó siendo más cruel y apabullante.
¡Porque fue en Brasil, en su propio Mundial, y en una semifinal de la Copa! ¡Y todo en el primer tiempo! Argentina aquella vez recibió el segundo gol a veinte minutos del final. El resultado puede calificarse de «catastrófico», como dijo Scolari luego en conferencia de prensa, de increíble e histórico.
Es que nunca Brasil había perdido así en un Mundial, y lo más grave, repetimos, era el «Maracanazo» del 50′ a manos de Uruguay. El 5 a 0 del primer tiempo revolucionó las redes sociales, los medios gráficos, las calles del país, y el clima en el propio estadio Mineirao.
En el complemento, Schuerrle se anotó dos goles en su cuenta personal -el segundo signa el momento alemán, ya que el delantero le pegó con la canilla y la clavó arriba-. En los restantes seis goles, los alemanes ingresaron tocando la pelota hasta definir y humillar al arquero Julio César, en plena área chica.
Quedarán en la memoria las lágrimas de algunos brasileños en las tribunas, el grito de «ole» ante el toqueteo alemán, los silbidos al bueno de Fred, o al público que abandonó el estadio antes del final del partido.
Este Brasil, lo advertíamos, una de las peores selecciones de su historia, sin grandes figuras salvo el joven Neymar Jr, se despidió del título de la peor manera, la menos pensada, con una humillación histórica.
Y Alemania, exultante, demoledora y arrasadora, consumó el mayor triunfo de la era moderna del fútbol sobre el pentacampeón. Este 7 a 1 fue la victoria más resonante de la historia de los Mundiales, incluso, peor que el «Maracanazo», porque en esta Copa Brasil debía sepultar aquella espina… y al fin y al cabo que lo hizo, pero con una derrota peor.
La pesadilla más grande vivió Brasil luego que la FIFA determinara no seguir ayudando al equipo sede, luego del escandaloso partido con Colombia donde todos coinciden que se trató de un atraco a mano armada.
Fernando Casas
diarioregistrado.com