Entre los respetados médicos y los no menos respetados periodistas colombianos hay duda, y hasta alegatos, según he sabido, por la escritura del nombre de esa fiebre. Unos se sostienen en el uso de chikungunya, y otros, en chikunguña.
Jairo Cala Otero
Primicia
No solamente la fiebre chikunguña (sí, escrito así) empezó a causar alarma en Colombia; también provoca una reacción enfermiza la forma como algunos colombianos (médicos, enfermeros y periodistas, en especial) discuten por la escritura y la pronunciación de tal nombre. Con ajuste a la normativa de nuestro precioso y preciso idioma español aplico la «medicina lingüística» para aclarar la confusión que entre la citada población ha surgido en tal materia.
El vocablo pertenece a la lengua makonde, que se habla y escribe en el sur de Tanzania y en el norte de Mozambique (África). Chikunguña significa «doblarse», debido a que quienes padecen esa fiebre se encorvan por el fuerte dolor que sienten en sus articulaciones.
Ninguna relación tiene esa palabra con el español, luego es un extranjerismo; y los extranjerismos son o censurados, o castellanizados ─según sea el caso─ por los miembros de la Real Academia Española ─RAE─. La segunda opción es la que cabe en este caso.
Es preciso hacer notar que la pronunciación del vocablo en Colombia (empezando por la que hace el ministro de Salud) es errada. El final no debe sonar como la sílaba ‘ya’, sino como un diptongo: nya. Así funciona en el idioma makonde. En el nuestro, cuando se da esa formación fonológica (ny) se pronuncia ñ. Desde el latín (del cual se formaron muchas palabras en español) el componente ‘ni’ dio origen a eñe (ñ). Ejemplo claro: somnium, término latino que engendró la palabra española sueño.
Los africanos bautizaron esa enfermedad con el nombre chikungunyapor el efecto que produce en quienes la padecen (doblarse). No porque sea un término técnico o científico, como alegan algunos médicos; por razón eminentemente semántica así se llama. Pero los hispanohablantes debemos pasar el vocablo makonde chikungunyaal castellano: chikunguña, por la formación fonológica ya citada. Repito: como no hablamos ni escribimos makonde, la grafía de ese extranjerismo debe adaptarse al español: chikunguña. Y se escribe en minúscula inicial porque es nombre o sustantivo común. (Salvo que con él se comience oración, se escribirá en mayúscula inicial).
Entre los respetados médicos y los no menos respetados periodistas colombianos hay duda, y hasta alegatos, según he sabido, por la escritura del nombre de esa fiebre. Unos se sostienen en el uso de chikungunya, y otros, en chikunguña. Siento mucho aguarles la fiesta a los primeros.
Sobre el uso de la eñe (ñ), cuya eliminación algunos europeos se atrevieron a proponer hace un par de años, vale citar aquí al fallecido literato colombiano Gabriel García Márquez, quien defendía tal consonante: «Es escandaloso que la Comunidad Europea (CE) se haya atrevido a proponer a España la eliminación de la eñe (…) solo por razones de comodidad comercial (…). Los autores de semejante abuso y de tamaña arrogancia deberían saber que la eñe no es una antigualla arqueológica, sino todo lo contrario: un salto cultural de una lengua romance que dejó atrás a las otras, al expresar con una sola letra un sonido que en otras lenguas sigue expresándose con dos». (El subrayado es mío).
Gabo ya no está entre nosotros, pero para este caso es como si lo estuviera. Porque lo que él sabía sobre el origen de la eñe no lo saben hoy periodistas, enfermeros, médicos y muchos más colombianos. Por eso lo cito, con todo respeto. Además, cabe preguntar ¡qué sentido tiene mezclar con el español una palabreja africana que ni sabemos pronunciar!
Por supuesto, el intríngulis de gran importancia es la nueva enfermedad emergente en el continente americano; los efectos que produce en los humanos y la atención que deben prestar las autoridades sanitarias para evitar que se propague por todo el territorio colombiano. Como ella se transmite por la picadura del mosquito Aedes aegypti (transmisor del virus), que es el mismo del dengue, lo recomendable es que nos cuidemos.
Y en materia lingüística pongámonos también a salvo del «doblamiento» o «encorvadura» (encorvamiento) que nos quieren imponer aquellos que no se ocupan de averiguar cómo funciona el español.
Mi sano saludo para usted, es decir, ¡sin fiebre chikunguña!