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NOTA EDITORIAL:LA EDUCACIÓN

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LA EDUCACIÓN

 En Colombia, desde hace muchos años, el sector de la educación registra una crisis de grandes proporciones que nadie quiere reconocer, lo cual ayuda a la agudización del problema.

Los indicadores, las evaluaciones y demás estudios confirman el mal momento del sector educativo, que afecta de manera directa a todos los colombianos. Se califica entre los últimos en el marco del continente americano.

Sin embargo, las autoridades nacionales anuncian a diario medidas especiales, recursos económicos y toda clase de iniciativas para dar un vuelco total a la crisis, pero  desafortunadamente solo se quedan en simples anuncios que, a la larga, no se ejecutan.

La educación en Colombia es de mala calidad, en lo que tienen la razón los estudiantes y los profesores cuando denuncian su politización para favorecer mezquinos intereses.

En lo  económico es triste que en un país con la calidad de gente que se destaca en todos los ámbitos, el Estado prefiera invertir la mayoría de sus recursos económicos en la guerra, y no como cualquier país decente lo haría en materia de educación.

¿Acaso la clase dirigente no entiende que el futuro de Colombia es la educación de las nuevas generaciones? ¿O teme que la gente educada los releve del mando que por generaciones ha sido y continúa siendo hereditario?

No es posible que un sinnúmero de colombianos se vea obligado a salir del país en busca de una oportunidad educativa porque aquí se le cierran las puertas. El problema empieza por lo económico, pues la educación se ha vuelto un negocio rentable a pesar de su falta de calidad.No hay político o politiquero que no se beneficie del sector, incluso muchos han sido premiados con la adjudicación de universidades de garaje.

¿Hasta cuándo el país tendrá que soportar la burla de que es objeto la juventud que no tiene oportunidades para adquirir conocimientos para contribuir de manera activa al desarrollo y progreso de Colombia?

¿Hasta cuándo nuestra juventud es empujada a engrosar la delincuencia a través de los grupos que participan en la guerra, el narcotráfico, el paramilitarismo y demás actividades delincuenciales?

Colombia merece una revisión de las políticas educativas que permitan corregir los errores y buscar un camino que llene las aspiraciones de los jóvenes que están sedientos de conocimientos, pero, a la vez, encuentran los caminos truncados como consecuencia de la devastadora acción de la politiquería.

La ministra de Educación, que causó alguna expectativa para el cambio del sector,  se ha encargado de apagar esa esperanza de quienes consideraron que se le iba a dar un cambio al sector totalmente politizado, y donde priman los intereses económicos de unos pocos.

Es hora de salir de la crisis y buscar que la educación se democratice para el bien de todos.