Por: Armando Martí – Miembro y Socio de la SIP (www.sipiapa.org)

Este fue un año sombrío para la prensa. Diecinueve periodistas y trabajadores de medios de comunicación fueron asesinados en Brasil, Colombia, El Salvador, Honduras, México, Paraguay y Perú.

A sus familias no solo les expresamos condolencias y solidaridad, sino también nuestro compromiso de que redoblaremos esfuerzos para que encuentren justicia y que haremos lo que esté a nuestro alcance para evitar que otros periodistas corran la misma suerte.

En Perú se registraron este año dos asesinatos, por ello en octubre viajé al interior del país para expresar mi solidaridad y consolar a familiares de las víctimas. Me reuní con Gerson Cuba, locutor radial a quien le mataron a su esposa en un ataque contra su radioemisora, y también con los padres de Fernando Raymondi, un prometedor practicante asesinado cuando apenas se graduaba de periodista.

Fueron encuentros conmovedores en los que recogí el clamor por justicia que hacen estas familias, que también se escucha en otras partes de las Américas. Estos asesinatos ponen de manifiesto la falta de seguridad y los altos niveles de riesgo que enfrentan los periodistas en el interior de los países especialmente, donde las comunidades están más expuestas a los corruptos y al crimen organizado.

La debilidad de las instituciones democráticas, en especial de la Justicia y los órganos de seguridad, suele incrementar los niveles de inseguridad pública y degenerar en métodos de censura física, legal o judicial que terminan afectando el libre flujo informativo y el derecho de los ciudadanos a saber.

Somos conscientes de que nuestros pésames y reacciones no son suficientes para luchar contra la violencia. Por ello, desde hace años, hemos utilizado proactivamente el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, para que la justicia que se niega a nivel nacional se pueda finalmente alcanzar en otras instancias.

Mediante la intercesión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, hemos alcanzado acuerdos históricos con los estados para que la protección a periodistas sea mayor y la impunidad menor. Colombia, Brasil, Guatemala, Honduras, México y Perú, son algunos de los países donde hemos trabajado para que se crearan sistemas de protección, fiscalías especiales y se promulgaran leyes en defensa de nuestras libertades.

Los resultados son mixtos. Muchos avances quedaron rezagados porque los ataques a la prensa son parte del contexto general de violencia que afecta a la sociedad en su conjunto. Sin embargo, no desfallecemos. La exigencia de justicia por los delitos cometidos contra la prensa, es y continuará siendo nuestra prioridad.

Miramos el 2015 con optimismo y esperanzados en seguir promoviendo y protegiendo la libertad de prensa y expresión. Desde la SIP queremos agradecer a nuestros asociados y todos aquellos que defienden estas libertades, y les invocamos que nos sigan acompañando en esta noble lucha. La democracia nos lo exige.