EFE
El Tour golpea en cualquier lugar y el colombiano Nairo Quintana descubrió los primeros rasguños de una carrera que ha venido a ganar en la montaña y que ha comenzado a golpearle desde la segunda etapa.
Víctima de un corte del pelotón en el peor momento, cuando el viento favorecía la formación de abanicos, el ciclista del Movistar perdió el contacto con el resto de los favoritos de la general y acabó cediendo 1.28 segundos con respecto al británico Chris Froome, el mejor situado de entre los candidatos al podium.
Quintana había limitado las pérdidas en la contrarreloj de algo menos de14 kilómetros que abrió la edición del Tour, donde se dejó una decena de segundos, pero en el segundo capítulo la renta que se dejó comenzó a ser importante.
Ahora está a 1.39 de Froome, que aventaja en 12 segundos al españolAlberto Contador y en 1.21 al italiano Vincenzo Nibali, ganador de la edición del año pasado.
«Entre la lluvia y las caídas, tuvimos un poco de mala suerte. Hemos cedido un poco de tiempo, pero esperamos poder ir día a día recuperando», señaló Nairo Quintana que mantiene la esperanza.
El jefe de filas de Movistar trató de restar importancia al mazazo sufrido en una etapa en la que, a priori, no debía haber tantas diferencias. «Supimos mantener el equipo, poder aliarnos con el Astana y evitamos que la diferencia hubiese sido más grande», indicó.
Es el discurso oficial del equipo Movistar, que contaba ya con ceder algo de margen en la primera semana, aunque quizá no tanto como lo que ahora recoge la general.
«Hemos salvado los muebles. Seguimos vivos pese a haber perdido tiempo. Ahora tenemos que mantener la calma», indicó el director de la formación española, Eusebio Unzúe, que ocultaba, no sin dificultad, la decepción del mazazo recibido.