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Cayo Sabinal: ENTORNO VIRGEN DEL CARIBE

Desde Playa Bonita se observa el Faro de Colón (1)Playa Bonita, una visión del nuevo paraíso.

Base nautica desde donde se inicia la navegación

 

En la Punta de Maternillos el Faro de Colón

La región casi virgen sorprende por la belleza natural de sus hermosas playas intachables

Para apreciar las bellezas naturales de la región

Existe evidencia de la presencia del Fuerte de San Hilario

Texto y fotos Lázaro D.

Najarro Pujol

Cuba

Primicia Diario

 

«dulce sueño»

El cronista español Antonio Perpiñá en su bojeo por el norte de Camagüey describió en el siglo XIX a la península de Sabinal como un grandioso panorama «tan desierto como fantástico», donde «el cielo y el agua se confundían allá en un mismo horizonte […]  Ningún objeto se veía en aquel mar».

Y tiene mucha razón Perpiñá porque Cayo Sabinal es una región virgen que sorprende por la belleza natural de sus hermosas playas intachables y sus más de 30 humedales, entre temporales y permanentes. Tiene una longitud de 50 kilómetros , de ellos el 66 por ciento son de playas arenosas.

Se encuentra al oeste de la bahía de Nuevitas, al este de Cayo Guajaba y la Bahía de Gloria. Muy cercano también a la Playa de Santa Lucía –principal destino turístico de la provincia. Bañado por las aguas del océano Atlántico– en los mares de ese maravilloso paraje de la geografía caribeña se pueden observar disímiles embarcaciones que navegan por el Canal Viejo de Las Bahamas, Bahía de Gloria o el Canal de Carabelas.

Sitio apacible del norte de la provincia cubana de Camagüey, suele llamársele «Isla de Sabinal» y está separada de tierra firme por esteros, bahías y ensenadas. Se accede al cayo a través de un pedraplén de 2 kilómetros de largo.

Debe su nombre a la sabina, una especie de sándalo o enebro que crece en ese lugar. Desde las hermosas playas de ese  cayo, perteneciente al archipiélago Jardines del Rey,  se puede emprender una excusión marítima hasta el Faro Colón, que deviene punto de guía para los  navíos que navegan por el Canal de Bahamas.

Desde el aire se distingue un paraíso de cayos y cayuelos generalmente llano y de forma irregular, compuesto por ciénagas y lagunazos.

Refleja el compendio Áreas importantes para la conservación de las aves en Cuba que: «La formación vegetal predominante es el bosque siempre verde micrófilo y semideciduo melófilo.  Otra formación vegetal con importancia es el bosque de mangle, que ocupa zonas bajas pantanosas.

El complejo de follaje de costa arenosa distingue por la vital importancia para la estabilidad de las playas.

La vegetación de esa península está compuesta por árboles de atejes, llanas, la sabina, el sabicú, el roble, el ácana, la yaya, el Jiquí, el cedro y el guayacán (propia de este tipo de ecosistema, adaptada a soportar las condiciones de fuerte Sol).  Asombrosamente se pueden cultivar yuca, caña de azúcar, tabaco, maíz, plátano, melón y calabaza.

Cayo Sabinal, tercero en extensión de Cuba  y una de las zonas de playas más hermosas del norte de la provincia de Camagüey, posee una fauna privilegiada en la que conviven armoniosamente  jutías, jicoteas, venados, cerdos, bovinos silvestres, y el tocororo, ave nacional cubana.

De igual forma cientos de patos de varias especies emigran, durante el invierno para reproducirse en las lagunas de  ese  extraordinario entorno todavía virgen del Caribe.

Se afirma en el texto  Áreas importantes para la conservación de las aves en Cuba: Editado por Susana Aguilar, que en «Cayo Sabinal la avifauna es una de sus riquezas fundamentales, conformada por 157 especies de aves, 23 residentes bimodales, 60 migratorias, siete residentes de verano y 67 residentes permanentes.

Destaca «la gran diversidad de aves acuáticas y su marcada densidad hacen que esta zona sea única; entre ellas destacan los flamencos, pelícanos, Sevilla, Coco Blanco y garzas, todas estas especies se reproducen en el cayo o en lagunas aledañas a este».

Añade que «el Flamenco utiliza las macrolagunas del cayo como áreas de alimentación llegando a albergar en algunas épocas del año más de 15 mil de estas aves».

A decir de la investigadora Idanis Pedroso Borrero existen «… diferentes tipos de bosques, los que en su totalidad llegan a ocupar el 60 por ciento del área de los cayos. La gran variedad de habitats existentes condiciona una amplia diversidad de la flora y la fauna,  que alberga un alto nivel de endemismo, lo cual coloca a la zona entre las más ricas en biodiversidad de Cuba y el Caribe».

EL FARO DE COLÓN

En 1847 instalan en la Punta de Maternillos  el Faro de Colón (como se conoció en los primeros años de su ejecución). Está ubicado en la Punta de Maternillo y fue el tercero construido en Cuba, después del Faro del Morro de La Habana y el Roncali, en el Cabo de San Antonio, Pinar del Río.

En el siglo XIX era punto de observación desde el cual se tenía dominio del Antiguo Canal de Bahamas, imprescindible para alertar al Capitán del Puerto de Nuevitas y a San Hilario sobre cualquier ataque o anomalía. El Faro, aún activo, es uno de los más antiguos de Cuba.

La edificación de sólida estructura y de 53 metros de altura, hizo más segura la navegación por el Viejo Canal de las Bahamas, una ruta comercial entre el Antiguo Continente y el Nuevo Mundo.

Su construcción, apuntan documentos de la época, comenzó en el año 1847 en el reinado de Isabel II. Dirigió la obra el Cuerpo de Ingenieros del Ejército Español, apoyándose principalmente en esclavos chinos, quienes dejaron huellas de la rudeza faena.

Explican que los esclavos cortaban y conformaban duros boques de arrecifes, acopiaban los abundantes caracoles que existían en la región y al calor de grandes hornos artesanales reducían a polvo su duro carapacho para obtener la materia prima esencial para la unión de las enromes piedras.

Consta en una tarja, que luego de dos años de trabajo esclavo, en  1849 finalizó la obra. Posee un sistema de canales que le permite acopiar la lluvia que llega a las paredes y al techo de la casona que rodea la torre, para luego trasladarla a través de columnas ahuecadas hasta un inmenso aljibe ubicado en el centro del local.

Apuntan los historiadores que no fue hasta el 1 de mayo de 1850 que su destello de luz de sus potentes reflectores comenzó a observarse por primera vez. Acentúa su óptica de ocho caras con seis mechas alimentadas por aceite vegetal como combustible. En 1959 por el desgaste se le adaptó, provisionalmente, un dispositivo auxiliar que guió la navegación durante siete años.

En 1967 se moderniza y vuelve a tomar su esplendor con una óptica nueva de forma ondulatoria o de lente de Fresnel con dos caras (Augustin Jean Fresnel, 1788-1827, físico francés que contribuyó significativamente a la teoría de la óptica ondulatoria).

Es el segundo más alto de la ínsula y para llegar a su cúspide es necesario escalar 244 escalones. Para apaciguar el esfuerzo del ascenso los ejecutores incluyeron cinco salas de descanso utilizadas en la antigüedad como dormitorios por los torreros.

Tiene un potente destello de luz blanca cada 15 segundos que se puede observar a 23 millas náuticas y 37 en las noches oscuras.

SABINAL: HISTORIAS Y LEYENDAS

Recoge la historia que el islote está lleno de «leyendas de corsarios y piratas que habitaban la zona durante sus aventuras de saqueos y contrabando, es por eso que en 1831 se edifica en la costa oriental de Sabinal el Fuerte de San Hilario, que sirvió como torreón y cuartel de la tropa y artillería española encargada de proteger la cayería Sabana-Camagüey». Más tarde fungió como Prisión de la Clase Militar y en 1875, San Hilario fue escenario de la única sublevación carlista de Cuba. Emplazado en la mayor altura de Sabinal, el Fortín, aún se halla en pie, siendo otra de sus atracciones turísticas.

«Producto de las muchas batallas navales perpetradas en la zona abundan en las profundidades de sus mares importantes barcos hundidos como el Nuestra Señora de Alta Gracia, el Mortera y el Pizarro; constituyendo verdaderos tesoros sumergidos».

«Fue también en Sabinal donde el Premio Novel, Ernest Hemingway, participó personalmente en la búsqueda y caza de submarinos alemanes durante la II Guerra Mundial, además de adorar sus aguas por la riqueza para la pesca a bordo de su yate Pilar».

Por esos mares solía navegar, con su yate Pilar, el prestigioso escritor estadounidense Ernest Hemingway. Junto a otros islotes de los Jardines del Rey, la península de Sabinal es escenario de la novela Islas en el Golfo. A pocas millas de allí el también autor del Viejo y el Mar solía lanzar anclas en la Punta de Maternillos.

Existe evidencia de la presencia del Fuerte de San Hilario, que se utilizó como torreón y cuarteles para la tropa y la artillería españolas. Según los investigadores su castillo sirvió de prisión de la Clase Militar desde 1831, fecha en que se edificó. (Fuente Turismoencuba)

Base nautica desde donde se inicia la navegaciónBase náutica desde donde se inicia la navegación

En la Punta de Maternillos  el Faro de ColónEn la Punta de Maternillos el Faro de Colón

La región casi virgen  sorprende por la belleza natural  de sus hermosas playas intachablesLa región casi virgen sorprende por la belleza natural de sus hermosas playas intachables.

Para apreciar las bellezas naturales de la regiónPara apreciar las bellezas naturales de la región

Existe evidencia de la presencia del Fuerte de San   HilarioExiste evidencia de la presencia del Fuerte de San Hilario.