Muchos pueden señalar que la película relata la vida profesional y deportiva de Lance Armstrong, el gremio y su principal opositor, sin embargo, lo que hace interesante y envolvente esta historia mundialmente conocida, es la carga emocional y mental que se le da al personaje protagónico acerca de su ambición por la victoria a cualquier costo.
Armando Martí – Mariana Florian
Primicia Diario
Película biográfica, dirigida por Stephen Frears, director de las aclamadas películas La Reina y Filomena. Una narración que destapa la carrera deportiva de Lance Armstrong, ciclista estadounidense que logró grandes victorias deportivas de talla mundial por el consumo de sustancias ilegales, que incrementaron su rendimiento físico. El gran reconocimiento de Armstrong, se dio principalmente por el triunfo de siete consecutivos campeonatos en el Tour de Francia desde el año 1999, entre otras hazañas.
Protagonizada por Ben Foster y basada en el libro «Seven Deadly Sins My Pursuit of Lance Armstrong» del periodista David Walsh, interpretado en la película por Chris O’Dowd y adaptada por el famoso guionista John Hodge (Trainspotting 1996), relata la cadena de acontecimientos que hicieron posible engañar al mundo a través de dos temáticas aparentes, que sensibilizaron profundamente a la sociedad; el cáncer y el deporte.
Muchos pueden señalar que la película relata la vida profesional y deportiva de Lance Armstrong, el gremio y su principal opositor, sin embargo, lo que hace interesante y envolvente esta historia mundialmente conocida, es la carga emocional y mental que se le da al personaje protagónico acerca de su ambición por la victoria a cualquier costo y que magistralmente Ben Foster supo interpretar, dándole a este papel la fuerza para moldear una máscara de súper héroe que escondía a un ser humano adicto, frágil, mitómano, dependiente al ciclismo y obsesionado por el triunfo.
Dopping, complicidad, auto-engaño, publicidad y ciencia, son los ejes que enmarcan la historia del ciclista que se convirtió en ídolo. Entre planos panorámicos, paisajes deslumbrantes, tomas reales de las carreras y constantes flashbacks de Armstrong, el espectador se ve sumergido en una narrativa muy cercana a los acontecimientos de la vida real, no obstante la película posee vacíos del protagonista, pues situaciones trascendentales, como su enfermedad mortal, fueron abarcadas de forma superficial.
Escenas crudas del trabajo psicológico de este hombre para lograr mentir con tanta naturalidad y el consumo de drogas como EPO y testosterona, son factores que construyen una personalidad calculadora y fría, que aferrado al uso de la manipulación mediática desafió su capacidad corporal, sin mostrar algún sentimiento de culpa por su salud o por la farsa que había montado en torno a su nombre y carrera profesional. De ahí el impacto masivo y la decepción pública que afectó al mundo entero, cuando se revelaron todos los pormenores que rodeaban a esta leyenda del deporte que parecía insuperable, un montaje casi perfecto.
