Laura  Restrepo en su más reciente visita al país, deja vislumbrar las necesidades del escritor en buscar las historias más afines con sus lectores, escucha los relatos que el común refiere en su vida diaria y que pueden ser parte vital de sus personajes y sus tramas para escribir. No es difícil, pero a la vez no es fácil.

Juan Romero Cortés

Especiall

Laura Restrepo, es una de las escritoras colombianas más importante de nuestra generación enclaustrada en las costumbres y remembranzas de sus mayores incluidos sus padres, quienes le enseñaron a vivir la vida sin añoranzas religiosas. Es una mujer de libre pensamiento, lo demuestran sus personajes en cada obra que estima puede publicar sin censura. «Delirio», novela laureada con el Premio Alfaguara, muestra su narrativa fresca y sencilla y además deshumanizada.

El que persevera alcanza, y los consejos y buenas amistades entre los escritores mayores hicieron en Laura su punta de lanza para acaparar la atención de los núcleos intelectuales encabezados por José Saramago, uno de los gurúes de la literatura contemporánea. Los consejos y aproximaciones de este escritor la colocaron en los primeros escalones de la atención internacional para que su obra tuviera más premios como, el Sor Juana Inés de la Cruz en el 97, otorgado por La feria del Libro de Guadalajara en México y en Italia le otorgaron, el Grizane Cavour en el 2006.

Pecado

Laura en su más reciente visita al país, deja vislumbrar las necesidades del escritor en buscar las historias más afines con sus lectores, escucha los relatos que el común refiere en su vida diaria y que pueden ser parte vital de sus personajes y sus tramas para escribir. No es difícil, pero a la vez no es fácil. Para analizar como concibió: Pecado, su más reciente trabajo, viajó a Madrid para conocer uno de los cuadros que referencian en el pasado el bien y el mal: «El Jardín de las Delicias!», cuyo autor es El Bosco, la primera vez no fue fácil, mucha gente en el museo del Prado haciendo la fila y la dificultad de analizarlo detalladamente. Por medio de alguien, busca que le dejen apreciar el cuadro en toda su magnitud solo a ella y analiza el tríptico, obra magistral que referencia el pecado en toda su magnitud; El Cielo, El Infierno y El Pecado, pintados magistralmente con una alegoría del bien y del mal, como lo fueran las mismas Tablas de la Ley de Dios a Moisés. Esto le da pie para escribir sobre sexo, incesto, relaciones humanas que llevan al ser a describir y descubrir lo que sus padres y especialmente su mamá como matrona, interfería en los destinos de su hija: «Ella era enemiga del sexo», era la referencia de esa sociedad que veía en ello los pecados negros.

Sobre todo ello se extiende en su análisis y describe con ejemplos de su juventud hacia los años 70 del siglo pasado como restringían sus voluntades, en un pueblo de los Montes de María, donde vivía con sus familiares; con sus compinches se escapaban a discotecas, para ver bailar champeta, un baile sensual, que era prohibido por la iglesia católica y mal visto por sus mayores.

En uno de los capítulos de su reciente novela: Pecado, se centra en el tema del incesto, entre padre e hija, donde con el paso de los años la niña se convierte en mujer y siempre enamorada de su padre, ella libremente obtiene la complicidad de él , pero con el paso del tiempo el padre se siente culpable y ella  rompe abruptamente esta relación  para quitarle el peso de la culpa a su progenitor . Es allí donde surge el interrogante si es una autobiografía a lo que la escritora aclara que amó profundamente a su padre , más que a nadie pero siempre fue  un amor filial .

Así se confiesa una de las escritoras de mayor prestigio de la lengua hispana, Laura Restrepo, obsesiva y ordenada, quien vive en Cataluña (España) con su esposo, vive en el campo, donde disfruta de un hogar común y corriente, cocina, siembra tomate, le gusta caminar por el bosque, no toma café y no fuma.    A lo que más le teme es a las turbulencias cada vez que viaja, porque allí se acerca a la muerte.

Laura Restrepo, es una de las escritoras colombianas más importante de nuestra generación enclaustrada en las costumbres y remembranzas de sus mayores incluidos sus padres, quienes le enseñaron a vivir la vida sin añoranzas religiosas.