Lo cierto es que, creado o no, espontáneo o no, el virus tiene doblegado al mundo que ve como su efecto se multiplica día a día, pero no solamente en lo que a la salud se refiere, sino, especialmente en el comercio, la economía y, en general, en la forma de vida que hasta ahora conocíamos.
Carlos Osorio
Con 231 casos registrados, Colombia ocupaba hasta este mediodía, según el Centro de Ciencia de Sistema e Ingeniería de la Universidad Johns Hopkins, el puesto 56 entre 169 países afectados por el Covid-19, un lugar nada envidiable si se tiene en cuenta que el primer caso del virus en nuestro país apenas se conoció el pasado 6 de marzo.
El terrible listado permite asegurar que ya son muy pocos los países, si es que aún quedan porque permanentemente las cifras cambian, que no han sido afectados por el virus, de cuya existencia conocimos el primero de diciembre de 2019.
Y si bien se ha afirmado que el virus surgió espontáneamente o de forma natural, lo cierto es que algunos analistas han especulado sobre la posibilidad de que el comúnmente conocido Coronavirus sea en verdad un arma biológica creada en laboratorio por algún país.
Incluso, a pesar de que los primeros casos del virus se conocieron en la ciudad de Wuhan, en el centro de China, hace nueve días un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Zhao Lijian, acusó en su cuenta de Twitter a Estados Unidos de haber esparcido el virus en Wuhan, el epicentro del brote en China.
«Es posible que los militares de Estados Unidos hayan traído el virus a Wuhan. Estados Unidos debe ser transparente y dar a conocer sus cifras. Nos deben una explicación», aseguró Zhao en Twitter.
El diplomático hizo alusión, previamente, a un video en el que el director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), Robert Redfield, informaba a congresistas que algunas muertes ocasionadas por el coronavirus fueron descubiertas post mortem en Estados Unidos.
En febrero pasado Zhong Nanshan, un destacado científico chino había dicho, igualmente, que «la epidemia apareció por primera vez en China, pero no necesariamente se originó en el país, según informó la Agencia Francesa de Prensa (AFP).
También en febrero, el senador republicano Tom Cotton expresó sus sospechas de que el virus se hubiese originado en el laboratorio Wuhan P4, una instalación bioquímica de alta seguridad relacionada a la Academia China de Ciencias.
Un señalamiento que fue recogido de alguna forma, por el presidente estadounidense, Donald Trump, al referirse al ‘virus chino’, señalamiento que de inmediato fue rechazado por el gobierno chino que le pidió al mandatario retractarse de las «acusaciones infundadas contra China».
Y no faltan analistas como el psicólogo español Roberto Crobu, quien en su artículo sobre el tema en la página en internet MurciaPlaza, el pasado 13 de marzo, tituló: «China gana la Tercera Guerra Mundial sin armas y en cuatro meses».
Lo cierto es que, creado o no, espontáneo o no, el virus tiene doblegado al mundo que ve como su efecto se multiplica día a día, pero no solamente en lo que a la salud se refiere, sino, especialmente en el comercio, la economía y, en general, en la forma de vida que hasta ahora conocíamos.
Y para rematar, en medio de las teorías sobre el virus aparecen en el panorama textos como el del estadounidense Dean Koontz: «En los ojos de la oscuridad», una novela publicada en 1981, (leáse bien 1981), en la que su autor se refiere a un virus creado hacia el año 2020 en el laboratorio de una ciudad china llamada Wuhan…
China, 81,397 casos; Italia, 59.138; Estados Unidos, 32.640; España, 28.603; Alemania, 23.974; Irán, 21.638; Francia, 14.485… Colombia, 231 y el número de contagiados aumenta a cada momento para un total, hasta el mediodía de este domingo, de 329.862 víctimas y 14.380 muertos.
El terrible listado permite asegurar que ya son muy pocos los países, si es que aún quedan porque permanentemente las cifras cambian, que no han sido afectados por el virus, de cuya existencia conocimos el primero de diciembre de 2019.