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General Melo: PRIMER INDÍGENA, PRESIDENTE SOCIALISTA DE COLOMBIA

JOSE MARIA MELOEl General José María Dionisio Melo, en su pedestal. Gerney Ríos González y el secretario de Gobierno y Líder Indígena de Chaparral Tolima Teodomiro Hernández, quien se ha ganado el aprecio de la comunidad.

 

 

Gerney Ríos González

Miembro Academia de Historia Antonio Nariño

Especial para Primicia

 

Existencia de éxitos personales, militares, hazañas heroicas en tierras colombianas y extranjeras de centro América; y primer presidente indígena de su país de origen para terminar fusilado por su entrega generosa a causas de libertad, tal es el periplo vital del general José María Dionisio Melo y Ortiz, por cuyas venas corría sangre Pijao y Panche.

Nació en Chaparral Tolima este egregio soldado de la causa libertadora de Simón Bolívar, el 9 de octubre de 1800. Hijo del matrimonio de Manuel Antonio Melo y María Antonia Ortiz; entonces Colombia formaba parte del virreinato español que se llamó la Nueva Granada. Cobrizo, de mediana estatura y fuerte complexión, aficionado a los caballos y severo en la disciplina, este militar tolimense fue presidente de Colombia en un golpe durante la revolución de 1854, y tras la renuncia del titular José María Obando, exrealista quien no contó entonces con el respaldo de sus partidarios. La historia del General Melo es de contarla para ilustración de sus paisanos.

Vida activa

Melo y Ortiz entró al Ejercito Libertador “comandante Funiel Castañeda” el 21 de abril de 1819 como teniente. Tuvo destacadas actuaciones en las batallas de Manizales, Bomboná y Pichincha en 1822; en Junín y Ayacucho, escenarios que le dieron libertad e independencia a Suramérica. Recibió distintas condecoraciones por sus actos de valor y le fue otorgado el busto del Libertador Simón Bolívar.

Melo y Ortiz participó en el sitio El Callao en 1825 y en 1829 en la célebre batalla del Portete de Tarqui. El presidente General Simón Bolívar enfermo y agotado, con una oposición creciente renunció al cargo el 27 de abril de 1830. Fue el acabose: se fraccionó su sueño que fue la Gran Colombia. Su dolor se acrecentó cuando por el río Magdalena se dirigía a Santa Marta con la horrorosa noticia del asesinato de su más querido y leal amigo, el mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre quien dirigiéndose a caballo a Quito fue víctima de enemigos en las montañas de Berruecos, al sur.

Bolívar consideró a Sucre como el mejor en la sucesión del mando pero el torcido destino del padre de la Patria dispuso lo contrario y trágico. El Congreso, partidario del Libertador, apoyó a los oficiales defensores de su programa de gobierno y respaldó al general Rafael Urdaneta, venezolano, quien depuso al general Joaquín Caicedo y asumió en forma provisoria el poder el 5 de septiembre de 1830.

Simón, José Antonio de la Santísima  Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco Villegas de las Américas de Indias, agonizó en la Quinta de San Pedro Alejandrino, Santa Marta el 17 de diciembre del mismo año; el general Caicedo reclamó el ejercicio de la Presidencia y por medio del convenio de juntas de Apulo, Rafael Urdaneta le entregó el poder. Melo, fiel a los dictados del Libertador y los principios de la Gran Colombia, sufrió entonces el destierro junto con varios oficiales.

La historia lo encuentra en Venezuela con su concuñado Rafael Urdaneta; allí ingreso a un contingente de oficiales patriotas sublevado contra el presidente José María Vargas en 1835 que exigía la reconstrucción de la Gran Colombia, más y eficientes reformas políticas y terminación del poder económico de la oligarquía de la época que ganaba terreno con las exportaciones e importaciones comerciales.

Hacían parte de este grupo los bolivarianos Luis Perú de Lacroix, edecán y biógrafo del libertador; Santiago Mariño, Pedro Briceño, Diego Ibarra, Julián Castro y Pedro Carujo, a la sazón enemigo jurado de Simón Bolívar. Estos oficiales lograron un pírrico triunfo; el general José Antonio Páez, el “León de Apure”, venezolano que había combatido al lado de Bolívar, con el apoyo de Urdaneta, retomó el Poder. Los frustrados golpistas fueron separados de esposas e hijos y desterrados unos a Nicaragua, otros a las Antillas.

Estudioso

Desterrado, el General José María Dionisio Melo y Ortiz salió de Venezuela hacia Europa, en diciembre de 1836. En Bremen Alemania, ingresa como oficial de estudio a la Academia Militar. Allí,   Sajonia se interesó por el socialismo que comenzaba a estar en boga; se codeó con gentes locales y discutió las ideas; legó las tesis de Charles Fourier quien acusaba a gobiernos europeos. Con todo este acervo de conocimientos el general Melo optó por regresar a Ibagué Tolima, en 1841. Escaló la jefatura política allí y jefe del cantón. Se casó por segunda vez en 1843 con Juliana Granados, de ascendencia panameña, cuando aun el istmo no había sido obsequiado a EEUU. Tuvo un hijo con ella, Máximo, de quien no hay noticias.

Fundó con otros aliados las sociedades democráticas, integradas por intelectuales socialistas y artesanos que leían con encanto revolucionario los tratados de Louis Blanc, Saint – Simón y Fourier; también a Proudhon en su libelo “¿Qué es la propiedad?”. Los artesanos leían La Biblia por entonces en castellano y creían hallar en ellas tesis socialistas para favorecer a las clases pobres. Surgió así la oposición al libre comercio de Colombia con Estados Unidos, Francia e Inglaterra. Combatían las importaciones que arruinaban la industria nacional. Exigían respeto a los derechos indígenas y abolición de la esclavitud; condenaban el  Tratado de Comercio y navegación con los anglosajones. Firmado por el Presidente Tomás Cipriano de Mosquera que permitía la intervención en el departamento de Panamá.

Esas sociedades democráticas fueron partidarias de la candidatura presidencial de José Hilario López. Elegido, en 1850 se aprobaron dos leyes originarias de su ministro de hacienda Manuel Murillo Toro, originario de Chaparral; una Reforma Agraria; otra que limitaba la tasa de interés y que iba contra los usureros; el 21 de mayo de 1851 se aprobó la ley de Libertad a los esclavos, obra de José Hilario López, Presidente de Colombia.

Pero no faltaron los opositores Julio Arboleda era amo esclavista. Llamó a los conservadores para oponerse a las leyes promulgadas. En Cundinamarca los dirigentes fueron Pastor y Mariano Ospina. El presidente López llamó al General José María Dionisio Melo y Ortiz para sofocar la inconformidad, lo rehabilitó y ascendió a ese grado militar. Derrotó a los sublevados en Guasca pues tenía aceptación en las filas leales al gobierno. Tras estas victorias, Melo y Ortiz comandó el Montepío militar desde el 13 de agosto de 1831; fue comandante del Ejército en Cundinamarca el 19 de junio de 1852.

El general Obando remplazó a José Hilario López en la presidencia. Los artesanos organizados exigieron a Obando cerrar el congreso el 17 de abril de 1854; lo empujaron a ser dictador popular pero renunció al cargo; las sociedades democráticas lo tomaron preso y ofrecieron la presidencia al general Melo, quien era comandante de las fuerzas armadas de Cundinamarca. Su breve gobierno se distinguió primero por ser Melo y Ortiz un indígena, el primero en ocupar el solio de Bolívar; ser rebelde bolivariano y soldado de la Independencia; primer presidente con ideas socialistas en Colombia; primero en combatir el “neoliberalismo” de la época, que ejercían Inglaterra y Estados Unidos. Y lo más importante rechazó la propuesta de José Hilario López y José María Obando de anexar al los departamentos del Tolima, Valle, Cauca y Nariño al Ecuador, situación producida a orillas del río Saldaña.

Pero no pudo adelantar su gestión progresista, como se verá más adelante. El golpe militar de Melo solo duró de abril a diciembre de 1854, pues se formaron ejércitos para derrocarlo: Tomas Cipriano de Mosquera, organizó y financió las tropas del norte; José Hilario López los batallones del sur, cauca y Huila y Joaquín París los ejércitos del alto Magdalena. Pedro Alcántara Herrán fue el comandante conjunto de estas fuerzas opositoras a Melo.

Melo y Ortiz defendió a Bogotá del asedio de esas fuerzas con siete mil hombres. Las batallas se sucedieron en las calles de la capital, en San Victorino, por San Diego, en el barrio Egipto y en San Francisco. Los Invasores se tomaron el poder civil y Melo fue hecho prisionero. Los triunfadores pusieron en la Presidencia a José de Obaldía, panameño; al depuesto se le siguieron tres juicios en 1855; pero quedó libre cuando Manuel Murillo Toro su paisano y vecino, pagó la crecida fianza. Pero en el tercer juicio 200 simpatizantes del general Melo y Ortiz fueron desterrados y sus bienes confiscados; obligados a caminar hacia Panamá, pocos sobrevivieron entre ellos, el general indígena de Chaparral acostumbrado a las inclemencias del trópico.

Melo se dirigió en barco a Costa Rica; allí ayudó al gobierno a combatir una invasión que dirigía el aventurero William Walker contra Nicaragua. De allí pasó en 1859 a El Salvador donde se ocupó como instructor de tropas y comandante del ejército. Luego, siempre en movimiento, el general Melo y Ortiz llegó el 10 de octubre a México con tan buena suerte que el gobernador del Estado Chiapas Ángel Albino Corzo influyó sobre el presidente Benito Juárez para que utilizara los buenos oficios del militar tolimense y lo incorporara al ejército de frontera, inmerso en la Guerra de la Reforma, aun cuando Juárez rechazaba cualquier ayuda extranjera.

Vil asesinato

Con cien jinetes, el general Melo organizó un grupo de caballería y con él se dirigió a Comitán para proteger la frontera con Guatemala, asediada por el general conservador Juan A. Ortega, mexicano, quien atacaba desde ese país. Melo rechazó la idea del Gobernador Corzo de organizar tropas de infantería. La suerte estaba echada.

El ejército de Melo, aliado de Juárez, descansaba en la madrugada del 10 de junio de 1860 en la finca Juncana, Zapaluta, hoy Frinitaria, Chiapas. Ortega sorprendió a Melo y sus hombres. El atacante dio órdenes expresas de matar al general Melo. Isidro Tordillo, un cabo y el sargento José Maldonado asesinaron cobardemente al oficial colombiano. Los indios tojolabales le dieron cristiana sepultura frente a la capilla de la hacienda Juncana. Allí hay un monumento en honor del general Melo y Ortiz. Sus restos algún día retornaran al Tolima, tierra firme, que valora a sus líderes.

JOSE-MARIA-MELO1-1El golpe militar de Melo solo duró de abril a diciembre de 1854, pues se formaron ejércitos para derrocarlo: Tomas Cipriano de Mosquera, organizó y financió las tropas del norte; José Hilario López los batallones del sur, Cauca y Huila y Joaquín París los ejércitos del alto Magdalena