Si una persona muere por la COVID-19 en Suba, por ejemplo, es llevado al cementerio Serafín, que está en los extramuros de Bogotá, en la salida a Villavicencio y en esas condiciones deben hacer un recorrido de casi dos horas por las calles de la ciudad.
Javier Sánchez L.
Ojo Peligro mortal!.. Le pueden estar pasando la pandemia muy cerca, con los peligros de un contagio, con graves riesgos por las absurdas normas de las autoridades de la alcaldía de Bogotá, que pueden están infectando barrios enteros.
A las autoridades capitalinas se les ocurrió que las personas que mueren en Bogotá, deben ser sepultadas en Bogotá, aunque hay cementerios cercanos que evitarían un recorrido por muchas zonas densamente pobladas.
Si una persona muere por la COVID-19 en Suba, por ejemplo, es llevado al cementerio Serafín, que está en los extramuros de Bogotá, en la salida a Villavicencio y en esas condiciones deben hacer un recorrido de casi dos horas por las calles de la ciudad.
Asimismo algunas funerarias, como Capillas de la Fe, continúan llevando cadáveres en furgones a la cremación en Girardot incluyendo los de coronavirus, cruzando todo el departamento de Cundinamarca, llevando el contagio por ciudades muy pobladas.
Así mismo en la misma funeraria, quien desea hacer la cremación en Bogotá de su ser querido le cobran hasta dos millones de pesos. Las autoridades son indolentes a estos casos de abusos a las familias en estos momentos tan difíciles de la vida de las personas.
La Superintendencia de Industria y Comercio, tiene las denuncias de cobros extras ya que a las familias les quitan los auxilios que entrega Colpensiones a los pensionados y que llegan a los cuatro millones de pesos. Sucede el mismo fenómeno en las fuerzas armadas cuando fallece un uniformado, la familia pierde los auxilios.
A pesar de las prohibiciones y las normas establecidas para el manejo de los cadáveres en estos tiempos de la pandemia, se hacen velaciones y ceremonias que están prohibidas.
Las personas que mueren por causas naturales, si pueden tener una velación y programar una ceremonia de exequias con un acompañamiento limitado por cuatro o cinco personas, pero sin la presencia de niños ni personas de más de 65 años.
Las autoridades no controlan las caravanas de traslado de las personas que fallecen y que van acompañadas de muchas personas y vehículos que pueden resultar contaminadas por que no se observan las medidas adecuadas de protección.
A la SIC llegaron denuncias sobre presuntas demoras en la prestación del servicio funerario, deficiente manejo de la información brindada a familiares de personas fallecidas y cobros adicionales, aprovechando la emergencia sanitaria decretada por el Gobierno por la COVID-19.
Cerca de 100 funerarias son investigadas en Colombia por aprovecharse de la tragedia para lucrarse, reportan las autoridades.