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Colombia: EL FRACKING Y SUS CONSECUENCIAS

La contaminación que dejó el basurero tóxico de Comarsa, planta que recolectaba residuos contaminantes provenientes del fracking,  requerirá de un plan de limpieza a largo plazo. Según sus registros, de 300 mil metros cúbicos solo se procesaron 30 mil residuos peligrosos en cinco años.

 

 

 

Lilia América Albert

Los riesgos para el ambiente y la salud asociados con el fracking han llamado la atención internacional, con algunos países en pro y otros en contra. Mientras algunos gobiernos, alentados por las compañías de gas y petróleo, tratan de poner en práctica esta técnica, investigadores, comunidades y otros gobiernos basan su oposición en los estudios que documentan los muchos riesgos y daños que causa. En realidad, el problema es principalmente económico y político, pues actualmente la protección del ambiente se enfrenta a grandes intereses y tiene un lugar secundario en las decisiones de los gobiernos.

El estudio de los impactos ambientales de la perforación para obtener hidrocarburos por medio de fracking ha sido un reto particularmente difícil debido al gran número de factores que se desconocen, en gran parte, por la mala calidad y escasa cantidad de los datos disponibles. Sin embargo, los estudios realizados hasta la fecha, y los impactos documentados en las comunidades cercanas al fracking, demuestran que las afectaciones y el deterioro son reales e inevitables.

Riesgos del fracking para el ambiente

Los estudios financiados por la industria y los especialistas independientes indican que en la ingeniería del fracking hay problemas intrínsecos que no pueden evitarse con los materiales y tecnologías actuales; entre ellos: fracturación no controlada e impredecible, sismicidad inducida, fugas considerables de metano, así como deterioro del revestimiento de los pozos.

Aunque en general las técnicas van mejorando, la geología es a veces imprevisible, por lo que no se pueden evitar totalmente la aparición de fisuras y las pérdidas de materiales tóxicos.

Mientras se siguen descubriendo nuevas evidencias de los riesgos y se trabaja para conocer mejor el fracking y sus consecuencias negativas, no hay duda que esta técnica ha despertado muchas controversias y está desafiando el interés y la capacidad real de los gobiernos para controlar los daños a través de mecanismos regulatorios. Y es que, a pesar de que se sabe cada vez más sobre los riesgos del fracking a corto plazo, se continúan ignorando sus riesgos a largo plazo, los que pueden ser enormes.

Impactos ambientales de la fracturación hidráulica

El proceso de fracking conlleva un número elevado de efectos ambientales, algunos de los cuales aún no están plenamente caracterizados. Entre ellos destacan:

  • Elevado consumo de agua y su pérdida para el ciclo hidrológico.
  • Agotamiento de las fuentes de agua.
  • Elevada generación de desechos tóxicos y dificultades para su manejo.
  • Contaminación de los mantos freáticos y el agua superficial.
  • Contaminación atmosférica.
  • Migración de gases y sustancias del fluido hidráulico hacia la superficie.
  • Contaminación del suelo por derrames y flujos de retorno.
  • Emisión de gases de efecto invernadero (metano y otros).
  • Sismicidad inducida.
  • Contaminación acústica.
  • Impactos paisajísticos adversos.
  • Alteración de la biodiversidad.

Además de estos impactos, también se deben tener en cuenta los relacionados con el importante tránsito de vehículos pesados para transportar el gas extraído y la ocupación del territorio para la extracción.

El agua

El proceso de fractura hidráulica consume enormes cantidades de agua. Tradicionalmente, el fracking masivo (MHF) usa entre 4.5 y 13.2 millones de litros de agua por pozo y, en los proyectos grandes, hasta 19 millones de litros por pozo. Se necesita agua adicional cuando los pozos se re-fracturan.

Se ha calculado que, durante su vida útil, las operaciones de un solo pozo promedio requieren entre 9 mil y 29 mil metros cúbicos (entre 9 y 29 millones de litros) de agua. Incluso, en países de clima templado, esto podría causar problemas en la disponibilidad del agua y, en las zonas más áridas, aumentar las restricciones en el suministro y el estrés hídrico.

Para solventar las necesidades de agua para la fracturación hidráulica usualmente se obtiene agua a partir de cauces naturales, aprovisionamientos municipales e industrias como las hidroeléctricas, todo lo cual reduce drásticamente la disponibilidad de agua para usos domésticos y recreativos.

Es importante resaltar que el agua que se usa en el fracking se pierde definitivamente para el ciclo hidrológico ya que: a) permanece en el pozo, b) se recicla para el fracking de nuevos pozos, o c) se desecha en pozos profundos para descartar los remanentes de la operación. Por cualquiera de estas causas, además de estar contaminada, no queda disponible para recargar los acuíferos.

El aire

Las emisiones del proceso de fracking al aire incluyen las fugas de metano de los pozos y las emisiones de los combustibles –diesel o gas natural– del equipo usado en el proceso; por ejemplo, compresoras, torres de perforación, bombas, etcétera.

Las fugas en los pozos de gas y en las tuberías también pueden contribuir a la contaminación del aire y a aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero.

Se calcula que las fugas de metano están entre 1 y 7 por ciento; la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) calcula la tasa de fuga de metano en aproximadamente 2.4 por ciento. En el vapor que sale de los «pozos de evaporación», en donde con frecuencia se almacenan las aguas residuales del fracking, se ha identificado benceno, un potente agente cancerígeno.

Es motivo de controversia si el gas natural producido por fracking causa más emisiones pozo-quemador que el gas de pozos convencionales pero, según algunos estudios, el fracking genera más emisiones debido al gas que se libera durante la perforación y preparación de los pozos, además de algunos retornos a la superficie del gas asociado con los líquidos del fracking.

Degradación del paisaje y contaminación acústica

Las operaciones de perforación pueden causar una degradación severa del paisaje a causa de la elevada ocupación del territorio y, además, contaminación acústica como resultado de las operaciones diarias que incluyen tránsito de vehículos, además del ruido de la perforación misma, lo que puede afectar negativamente a las poblaciones cercanas y a la fauna local a causa de la degradación del hábitat. La desertificación es otro factor ambiental preocupante.

Sismos antropogénicos

Rutinariamente, el fracking genera microsismos que solo pueden detectarse con instrumentos de alta sensibilidad pero también puede causar eventos mayores que pueden sentirse en las poblaciones aledañas. Si estos pequeños sismos activan una falla, pueden surgir graves problemas. Las fallas, desestabilizadas por la presión a la que son sometidas y el efecto de los sismos, pueden provocar eventos de considerable magnitud. A menudo, estos microsismos se usan para mapear la extensión vertical y horizontal de la fractura.

Debido a que la industria no puede tratar los grandes volúmenes de aguas residuales generados por el fracking, es común que utilice pozos de inyección (también conocidos como «pozos letrina») para deshacerse del agua contaminada. La inyección de estas aguas puede desestabilizar fallas geológicas y provocar sismos.

Otro de los peligros del fracking es la posibilidad de que una falla peligrosa genere, a su vez, otros peligros, como la ruptura de la camisa del pozo o la contaminación de los mantos freáticos.

En Arkansas, Ohio, Oklahoma, Colorado y Texas, regiones sin actividad sísmica histórica, en años recientes se han multiplicado los sismos superiores a los 3 grados Richter, cuyos epicentros coinciden con la ubicación de los pozos de inyección. En Youngstown, Ohio, los sismos de origen antropogénico han llegado a ser hasta de 5.7 grados.

Conclusiones

Ante la pregunta ¿es válido oponerse a todo el gas natural? La respuesta y, realmente, la cuestión de fondo es ¿para qué queremos más gas?, en especial, uno cuya extracción causa daños tan graves al ambiente y la salud.

Por mucho gas que se pudiese obtener en el mundo con el fracking lo que está aún por evaluar, las energías renovables son los recursos energéticos que tenemos en abundancia y las que deberíamos desarrollar y utilizar, ya que son tecnologías que ya existen, cuyos impactos negativos son mucho menores y hay sectores empresariales y tecnológicos dispuestos a aprovecharlas.

Puesto que varios estudios demuestran que es posible lograr un sistema energético basado totalmente en energías renovables, es absurdo emprender una nueva búsqueda de más combustibles fósiles con graves impactos potenciales adversos para el planeta, además de que se corre el riesgo de desviar los recursos y los esfuerzos que deberían concentrarse en el desarrollo y aplicación de las energías renovables y la eficiencia energética.

Los promotores del fracking prometen importantes ventajas incluso para el medio ambiente, pero detrás de esas optimistas declaraciones se esconde un interés puramente económico.

Finalmente, aunque el fracking tuviera éxito y sus riesgos no superaran a sus ventajas, lo único que se lograría es prolongar la dependencia de la humanidad de los combustibles fósiles, que son limitados y cuyo uso es incompatible con la estabilidad del clima.

«¡Increíble, un río en llamas!», dice el diputado australiano Jeremy Buckingham Tras prender él mismo las burbujas de metano simplemente acercando un mechero a la superficie. «A veces una imagen vale más que mil palabras. Este es el futuro de Australia si no paramos el fracking», denuncia.