Las emociones pueden generar o producir niveles altos en relación al dolor físico, por lo que la conexión mental y fisiológica, desencadena una dependencia simbiótica.
El dolor físico tiene muchos rostros, el cuerpo responde al igual que la psique, y se crea una convivencia que en las distintas etapas de nuestra existencia puede llegar a convertirse en dolor crónico.
Estamos expuestos desde nuestro nacimiento a las sensaciones de dolor, se convierten en una verdad latente de la realidad. El malestar comienza en las avenidas, salidas y entradas de nuestro organismo y se instaura en las emociones una vez que el dolor no ha cedido ante la de los fármacos.
Las emociones pueden generar o producir niveles altos en relación al dolor físico, por lo que la conexión mental y fisiológica, desencadena una dependencia simbiótica de ambas partes, donde el comportamiento y la intensidad del mismo será una circunstancia primordial en el tratamiento del dolor, aún si este con lleva a la persona que lo sufre a una invalidez constante.
Cómo tratar el dolor crónico desde la psicología
Para poder tratar el Dolor Crónico desde la Psicología, tenemos que tener presentes tanto la experiencia emocional del individuo como la experiencia sensorial.
Puntos a tener en cuenta por el psicólogo
Para el profesional de la salud, separar ambas orientará mejor al paciente a una adaptación y comprensión sintomática del dolor propio. En el estudio del dolor, la psicología explora tres referentes importantes para analizar al paciente:
- Tolerancia al dolor
- Experiencia del dolor
- La intensidad del dolor
El dolor para los pacientes – post operatorios en algunos casos – los deja vulnerables a psicopatologías como la ansiedad, la depresión, ideas suicidas, entre otros.
El conflicto anudado al dolor de agudiza cuando en el individuo no puede hacerse presente en la esfera social, por lo que sus actividades laborales, como de familia se ven mermadas por el dolor y la afección psicológica conjunta.
Entre la ansiedad y el miedo se establece estados emocionales negativos y positivos, donde la evitación tanto como la gratificación producida por estímulos externos – ejemplo alimentos o drogas – permite al paciente a tener un manejo del dolor desarrollando emociones desadaptativas.
El estrés de no poder salir de la frecuencia y consecutiva manifestación de la depresión y el dolor, permea en la personalidad del paciente, por lo que asocia una Catastrofización del dolor; este patrón es una exageración del dolor en forma negativa lo que genera una atmosfera más incapacitante todavía que distancia al individuo de una pronta recuperación.
El apego con la familia en relación a pacientes con dolor crónico, es un riesgo ya que intensifica los episodios de Catastrofización, por lo que no siempre el dolor fisiológico se hará presente por la vía biológica, sino por la construcción personal y social de un miembro para que el paciente responda con una muestra de incapacidad física elevada.
Intervenciones psicológicas para el tratamiento del dolor crónico
Dentro de las intervenciones psicológicas para el tratamiento del dolor crónico, la Terapia Cognitivo Conductual es aplicada para que los pacientes puedan predecir la respuesta y su consecutiva interpretación al propio dolor, ya que es una experiencia individual para cada persona.
En la terapia el individuo experimenta la sensación y analiza los pensamientos que transitan y cómo este dolor se ve reflejado en las emociones y en la propia conducta.
La meditación es otra vía aceptada de la psicología, que permite a la persona identificar los sentimientos provocados por el dolor y el estrés, la respiración puede complementarse con ejercicios donde no se ponga al cuerpo en una situación de dolencia próxima.
El dolor para los pacientes – post operatorios en algunos casos – los deja vulnerables a psicopatologías como la ansiedad, la depresión, ideas suicidas, entre otros.Los fumadores, especialmente los más jóvenes, son más propensos a presentar dolor lumbar bajo que las personas que nunca han fumado.