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Lisboa, Portugal: CIUDAD PERFECTA

Lisboa  es la capital y mayor ciudad de  Portugal Situada en la desembocadura del río Tajo. La ciudad tiene una población de 547 773 habitantes.  Lisboa es, ante todo, luz : atlántica, poderosa, sorprendente, con matices inesperados al fundirse con los  azulejos de los edificios.

 

 

 

La ciudad perfecta. La Ciudad de la luz. La ciudad de las siete colinas.La ciudad blanca. La ciudad Antigua. La ciudad de la felicidad, son entre otros los méritos que se ha ganado Lisboa en el mundo.

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Agencia de Noticias

Lisboa es conocida como  La Ciudad de las Siete Colinas, esto se debe a que está asentada sobre siete colinas, está en la categoría de Ciudades Encantadoras. Las personas que buscan tranquilidad, pueden sentarse en los cafés que están ubicados en la calle y ver como pasa el mundo.

Posee muchos lugares de interés cultural, obras arquitectónicas, tiene más de 50 museos, entre los cuales se destaca el Museo de Arte Contemporáneo.

Entre los lugares de visita obligada, está el Palacio de Belem, es la residencia oficial del Presidente. Tiene otros lugares igual de interesantes: El Monasterio de los Jerónimos, el Castillo de San Jorge, los miradores de Santa Catalina, Santa Justa y San Pedro de Alcántara.

Sus tranvías dan una imagen colorida a la ciudad y transmite mucha vida mediante el movimiento. Por último, el Bairro Alto es el corazón donde se concentran los jóvenes de Lisboa, hay mucha vida nocturna donde se mezclan los turistas y los locales haciendo de la capital portuguesa un lugar idóneo para disfrutar de casi todo lo imaginado!!.

Lisboa, su capital, viene experimentando hace un par de años un fuerte boom turístico, que terminó de explotar cuando recibió la distinción de Mejor ciudad de Europa en 2017 y 2018 en el marco de los World Travel Awards.

Y más allá del intenso movimiento turístico que supone un reconocimiento de estas características, con lugares colmados de gente y filas para -casi- todo, caer rendidos a los pies de la capital lusa no es muy difícil: la simpatía de los lisboetas, las laberínticas y empinadas calles del barrio de Alfama, las sabrosas propuestas gastronómicas y las soñadas vistas panorámicas que ofrecen sus miradores permiten entender por qué es la capital europea de moda.

Lisboa tiene el ambiente de toda ciudad, pero también rinconcitos con alma y esencia de barrio. Alfama es uno de ellos: un barrio de casas bajas y estrechas veredas donde las señoras tienden su ropa interior sin ningún pudor en el balcón, gracias a lo cual todavía mantiene su autenticidad a pesar del auge turístico. Es la parte más antigua de la ciudad y la más fotogénica por sus graffitis y fachadas color pastel. Al estar en subida, lo recomendable es llegar a bordo del tranvía 12E y bajarse en Martín Muñiz, o con el mítico 28 hasta el mirador de Santa Luzia (ver recuadro). Una vez allí, lo mejor es empezar el recorrido sin rumbo fijo. Por su estructura laberíntica -herencia de la traza de los árabes-, perderse en sus callecitas es encantadoramente fácil.

Sin un orden concreto, algunos de los puntos imperdibles para ver en Alfama son: la rua Norberto de Araujo, donde hay un pasaje cubierto con dibujos que narran la historia de Lisboa; el mirador Das Portas do Sol, el Castillo de San Jorge, la Catedral de Sé, el Jardim Botto Machado y la Iglesia de San Vicente de For.

Lisboa, ha sido reconocida como uno de los mejores destinos de Europa por CNN, World Travel Awards (2013) y varias publicaciones de viajes a lo largo de los años. Esto confirma lo que los poetas y escritores, portugueses y extranjeros han estado diciendo durante bastante tiempo sobre la belleza y el atractivo de Lisboa.

Lisboa tiene una luz especial e inigualable que la hace verdaderamente única. «El predominio del blanco en los edificios y aceras de piedra caliza contribuye a esta sensación de luz. Situada en el tramo más ancho del río Tajo, Lisboa se beneficia aún más de la luz solar reflejada en sus aguas tranquilas, que prevalecen durante la mayor parte del año».

Puente 25 de abril.Puerto de Lisboa.Costa da Caparica, más frecuentada por los propios portugueses que por turistas extranjeros. Se trata de cerca de 30 kilómetros de largas playas de arena fina, que comienzan en la localidad de Caparica y en las que encontramos chiringuitos y bares repartidos cada cierta distancia.