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BUENOS MUCHACHOS… O MIS PARCEROS

Colombia hizo una demostración de un equipo que busca su clasificación al mundial de fútbol en Catar.

 

 

 Esteban Jaramillo Osorio

De nuevo el placer del fútbol. El amor in-negociable a la selección, así las emociones se disfrutan a control remoto, con desahogo pasional en cada gol. Los hinchas que viven con arrebatos refrescantes cada acción de juego, le dieron, con la goleada, toques de vida a sus tiempos difíciles.

La complejidad del partido por la inactividad y el asedio de la pandemia, más no por el discreto rival, se superó como siempre con la calidad de los futbolistas, el predominio sobre la pelota y las superioridades físicas para dominar los duelos.

Lo que llaman los expertos «asociación socio- afectiva», fue fundamental, como lo ha sido en procesos anteriores. Es la extensión de la calle, de la tertulia, del potrero, de las concentraciones, de los sitios de entrenamiento, de las llamadas, a las canchas de la competencia. El encuentro de parceros.

Por eso no se diga de diseños tácticos, porque tiempo para trabajar no hubo. Que se hable de posicionamientos, funciones individuales, o asociaciones simples como aquel saque fabuloso de Camilo para conectar con el gol a Muriel. Las sensaciones que produjo Mojica volcado al ataque con pases de gol, la onda efectiva de Cuadrado, en conducción o pase y las pisadas firmes de Zapata dentro del área.

La selección es fiesta. Es siempre alegría. En ella conviven talentos que hacen fuerte al equipo, por encima de los futbolistas taxímetro que tanto le gustan al técnico, porque mide en ellos su producción por kilómetros recorridos. Hay tantos entrenadores así.

Amigos son todos en la selección y fuera de ella. Es nuestro mayor argumento para ganar. Como quedó demostrado en la dramática la lesión de Arias, cuando reinó el estupor solidario dada la gravedad, punto de partida para el inaceptable sensacionalismo informativo que buscaba viralidad. Cuanto recordé a Falcao en aquella dolorosa lesión antes del mundial.

Lástima que, dada la mediocridad del rival sometido en el entrenamiento recreativo del segundo tiempo, no hubiéramos visto, así fuera solo un rato, a Jamilton Campaz o a Duván Vergara, destacados jugadores de la liga local, fuera del radar del entrenador. Útiles ambos, por encima de un cuarto portero, o un tercer lateral izquierdo llevados a la concentración.  A pesar del  triunfo de Colombia fue un golpe duro para todos la lesión en el tobillo izquierdo del lateral colombiano Santiago Arias, en el minuto 12, al disputar un balón con Darwin Machís.