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El común de la gente: «YO NO NECESITO IR AL PSICÓLOGO»

Estamos acostumbrados a aguantar el dolor psíquico, es más, tenemos muchas estrategias mentales para soportarlo.

 

 

 

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Quien más, quien menos, estaremos en este mundo unos 75 años. Un día tiene 24 horas por lo tanto un año tiene 8760 horas lo que suma un total de 657.000 horas de vida.

Luisa siente una pequeña molestia en un pié. De vez en cuando al caminar siente un pinchazo, pero lo deja estar. Al cabo del tiempo, sigue notando el pinchazo cada vez más doloroso,pero se acostumbra a ese dolor pensando que ya se le pasará. Pasan tres años y el marido de Luisa se da cuenta que cojea un poco, ella se da cuenta en ese momento que le duele la cadera, y acude al médico. El diagnóstico es medianamente grave, y Luisa requiere operación y estar con una muleta durante un año.

Si llevamos esto al mundo de la salud mental, creo que se entiende perfectamente. Estamos acostumbrados a aguantar el dolor psíquico, es más, tenemos muchas estrategias mentales para soportarlo. En el caso de Luisa, si cambiamos la pierna, por… Luisa un día se sentía decaída… el final de la historia, la muleta, se convierte en medicación.

Pero hoy en día aún existe una diferencia muy grande entre el enorme valor y atención que le prestamos a nuestra salud física y el temor, prejuicio y tabú que existe hacia las dolencias psicológicas o emocionales.

En la historia de Luisa, si la dolencia fuera física, es probable que fuera ayudada por sus familiares o personas desconocidas, le cederían el puesto en la guagua, se preocuparían por su situación, la acompañarían a los lugares donde no podría ir sola etc.

Sin embargo si se quejara de ansiedad, tristeza, desánimo, culpa, podría ocurrir que su entorno le exigiera salir de esa situación con expresiones del tipo «afortunadamente no tienes nada físico», «si lo tienes todo, no te quejes», «eso son boberías tuyas», «ya estás otra vez», y un sinfín de juicios hacia esa persona sin entender que una dolencia psíquica o del alma, puede llegar a ser mucho más limitante y dolorosa que una física, ya que el asunto mental no resuelto se va a expresar de forma violenta a través del cuerpo mediante nuestras emociones expresadas o no expresadas.

Y claro, ante esta falta de aceptación y entendimiento de ver las dolencias mentales como algo normal, las personas tendemos a esconderlas, haciéndolas nuestro secreto, pues tememos mostrar aquello que nos hace débiles, muchas veces con fachadas que muestran lo contrario.

Es frecuente escuchar en consulta «yo no le digo a nadie que voy al psicólogo». Afortunadamente todo esto va cambiando poco a poco. Me llega a la cabeza la siguiente pregunta… ¿Somos débiles? Procuraré responderla.

Hay que entender que de un modo u otro los problemas de ansiedad, depresión, preocupaciones etc. no son «culpa» nuestra, al fin y al cabo los «trastornos» nacen de salirse de la media de lo que se espera en una sociedad.

Una sociedad encorsetada, rígida y muy exigente, en la cual la confusión entre lo que realmente es necesario y tiene valor, nos han creado unas necesidades y expectativas que muchas veces penden de un hilo, y están alejadas de muchas realidades que vivimos. Y aquí aparece el concepto de Felicidad, parece que estamos en la era de encontrar la Felicidad.

Quien más, quien menos, estaremos en este mundo unos 75 años. Un día tiene 24 horas por lo tanto un año tiene 8760 horas lo que suma un total de 657.000 horas de vida.